Racing jugará la final del Trofeo de Campeones contra Boca luego de vencer por 3 a 2 a Tigre en el alargue este miércoles por la tarde en cancha de Huracán, un duelo que cruzó al subcampeón de la reciente Liga Profesional con el de la Copa de la Liga del primer semestre. Pero antes del festejo final académico en el hermoso Palacio Ducó, hubo un partidazo lleno de excepcionalidades.
Rareza I, dos hinchadas
Si de rarezas se habla en nuestro fútbol, no se puede obviar el hecho de que en Parque Patricios hubo público de Racing y de Tigre. Cantito va, cantito viene, y el fútbol argentino que volvió a la normalidad por unas horas, reencontrándose con quizá su mayor virtud: la pasión rivalizada. El poco propicio horario de la cita (a las 15, día de semana) no hizo mella en la asistencia. Lo de Racing fue tan multitudinario que incluso tuvieron que abrir una puerta para que la gente pueda desplazarse de la popular atestada que le tocó. No fue fácil: primero un grupo de hinchas fue a pedirle a la seguridad del sector que abran. Ante la negativa, un grupo ya mayor intentó derribar las rejas. Finalmente, un lúcido trabajador del estadio fue a buscar la llave y abrió el candado. Héroe.
Rareza II, un marciano
El tipo recibió apenas arrancó el partido, la pisó, giró para atrás y su marca, Jonathan Gómez, terminó de cara al piso. Casi que al instante volvió a ser receptor, pero esta vez la punteó de coté y dejó pintado a Moreno para irse libre hacia el área. En su tercer contacto con la pelota no hizo nada raro pero Moreno igual terminó caído. Lo suyo ya era sobrenatural. Su nombre, Facundo Colidio, la inmensa figura del primer tiempo.
¿Qué es mejor?
Lo de Tigre fue superior desde el inicio, pero la cosa no se abrió hasta que hubo protagonismo del árbitro Herrera. Un agarrón de camiseta de Gómez que Retegui ni percibió fue penal para el árbitro tras revisarlo en el VAR y el goleador de Tigre lo cambió por el 1 a 0. No pasó demasiado hasta que Alcaraz punteó una pelota y llegó antes que Luciatti, que ya estaba amonestado por un patadón a Copetti. Segunda cartulina para el defensor que juró no haber tocado al pibe de Racing. Dos polémicas, una cada para lado, aunque no quedaba claro qué era mejor: penal a favor acompañado de expulsado propio, o viceversa.
Tigre pareció contestar la incógnita con el 2 a 0. Fue tras otro jugadón de Colidio, que sacó a pasear a Sigali y terminó empujándola tras un tiro de Retegui... Lo que hizo la delantera joven del Matador contra la defensa experimentada de Racing, no apto para todo público.
De redenciones
Gómez fue el artífice del penal de Tigre, jugada que comenzó cuando él mismo dudó ante una pelota aérea, la dejó picar y lo terminaron durmiendo, algo que se aprende a no hacer en las escuelitas de fútbol. Pero el chiquitín cambió el chip en la segunda parte, donde fue el mejor. Encaró a cuanto tigrense se encontró y en una de esas incursiones habilitó a Romero para el descuento. El exVélez ya se había comido un gol increíble -Blondel salvó en la línea- cuando le tocó entrar por Copetti, quien se lesionó en una extraña jugada en la que pidió penal pero el VAR descartó.
El propio Romero pasó de héroe a villano cuando empujó un cabezazo de Rojas que iba al arco y le cobraron offisde. Pero volvió a redimirse cerca del final tras pelear una pelota y asistir a Gómez para el impensado 2 a 2.
Agua en el desierto
Mientras Racing coqueteaba con la heroica, sus hinchas recibían de los bomberos una lluvia casi milagrosa para combatir el calor porteño. Tal era el tinte divino de la escena que en la imagen se pintó un arcoiris, cuya aparición distrajo por un momento del partido. A los de Tigre también les llegó el agua, pero cuando ya había sombra. Alta probabilidad de resfríos.
A la lista de rarezas se sumó la del alargue, en tiempos de 90 minutos y definición directa en los penales. Tigre ya no tenía piernas y, encima, los cambios de Martínez, sacando a sus figuras, no le sentaron bien. El Matador aguantó todo lo que pudo el dominio de Racing pero cuando estaba para penales, a Carbonero finalmente le salió una, mandó el centro y Hauche puso la cabeza para el 3 a 2. Desahogo necesario para la Academia de Gago y aún mejor esquive a los penales -tras lo sucedido con River- para reconciliarse con su gente, que le reclamó ganar el domingo "cueste lo que cueste". Lo de Tigre, muy digno, aún en la derrota.