En 2022 Argentina logrará reducir su tasa de pobreza respecto al año anterior, pero seguirá siendo levemente superior a la 2019, según surge del informe del Centro para la Concertación y el Desarrollo (CCD) y la Universidad Metropolitana para Educación y el Trabajo (UMET). Si se considera el escenario de crecimiento más optimista, quedaría en 35,7 por ciento, 3,21 puntos porcentuales por debajo de 2021, pero 0,17 puntos porcentuales por encima de 2019.
El informe se estructura con base a cuatro escenarios: optimista, mediano, pesimista y por último el que contempla el Presupuesto de la Nación. Sólo el escenario pesimista supone una contracción de la economía en 2023 (-1,3 por ciento) mientras que se crece 3,4 por ciento en 2022. La proyección del Presupuesto apunta a un crecimiento de 4 por ciento este año y 2 por ciento en 2023
El escenario optimista no difiere en demasía del Presupuesto: plantea un crecimiento de 5,1 por ciento este año y 2,3 en 2023. El informe destaca que “aún en el mejor de los escenarios, 2022 terminaría con una tasa de pobreza 0,2 puntos porcentuales por encima de la registrada en 2019 (siendo 2019 un año en el que la proporción de población por debajo de la línea de pobreza se había incrementado 7,8 puntos porcentuales en relación con 2017: pasando del 27,7 por ciento al 35,5 por ciento).” Volver a 2019 es todavía permanecer en un panorama crítico.
El CCD y la UMET no solo calculan la “tasa de Pobreza estimada” sobre la base a la pobreza que mide el Indec, como aquel segmento de la población que no alcanza a comprar una Canasta Básica Total (CBT), que a septiembre de este año se estima en 41.500 pesos, sino que se proponen analizar qué pasa con otros estratos sociales. Estudian la segmentación social, observando la performance de quienes ganan entre 1 y 2 CBT (el grupo de Ingresos Medio Bajos, que no son pobres, pero podrían caer en la pobreza) y qué ocurre con los segmentos más holgados: aquellos que ganan entre 2 y 3 CBT (Ingresos Medio Altos) y más de 3 CBT (Ingresos Altos).
En cuanto a la segmentación (o clasificación de la pobreza según niveles de ingreso) el informe muestra que “mientras que en el semestre julio-diciembre de 2017, conjuntamente pobres e Ingresos Medios representaron al 59,9 por ciento de la población, en el último semestre para el que se cuenta con datos (octubre de 2021 a marzo de 2022) 71,2 por ciento de las personas registraron ingresos por debajo de hasta dos líneas de pobreza”, es decir dos CBT.
Lo anterior fue fruto de un doble movimiento pernicioso: en primer lugar, aumentó la tasa de pobreza durante los semestres previamente mencionados (pasando del 25,6 al 35,5 por ciento de la población: una suba de 9,7 puntos porcentuales) y en segundo lugar disminuyó la población de Ingresos Medio Bajos (pasó de 34,3 a 36 por ciento: una merca equivalente a 1,7 puntos porcentuales).
El peso de los segmentos de Ingresos Medio Altos e Ingresos Altos en el total de la población también se achicó (el primero en -3,4 puntos porcentuales, pasando de 18,5 a 15,2 por ciento y el segundo en -8 puntos porcentuales, pasando de 21,6 a 13,6 por ciento), según cálculos del CCD y la UMET.
Aporte al debate
Nicolás Trotta, director general de CCD y exministro de Educación de la Nación, señaló las razones para desarrollar esta nueva medición de la pobreza, pues “con esta nueva serie de investigaciones buscamos aportar al debate de políticas públicas, para lo cual es clave contar con diagnósticos apropiados.” Y agregó: “se han naturalizado niveles de pobreza que nos retrotraen a los de hace 14 años, por el 2008. Creemos que es imperante contener la dinámica social y destinar todo el trabajo y los esfuerzos a reducir la pobreza, para lo cual es condición necesaria pero no suficiente que la economía crezca sostenidamente”.
En igual sentido se manifestó la economista Ana Paula Di Giovambattista, coordinadora de la investigación, al precisar que la elasticidad-crecimiento de la pobreza “en el período 1998-2020 da que por cada punto que crece la economía, se reduce en 0,8 puntos porcentuales la tasa de pobreza” y que “al ampliarse el número de observaciones puede que la elasticidad varíe, pero no en magnitudes sustanciales”.
Evolución de los ingresos
En cuanto a los ingresos promedio según estrato de la población, el informe advierte que “entre el segundo semestre de 2017 y el segundo semestre de 2021 todos los estratos perdieron capacidad de compra, siendo el Bajo el de menor pérdida relativa (-18,9) frente al Medio Alto (-25 por ciento)”. Eso indica una ruptura del contrato social (también) del peronismo con sus votantes.
Sin embargo, las estimaciones también muestran que “entre los dos últimos semestres, segundo del 2021 y octubre 2021- marzo 2022, todos recompusieron parcialmente la capacidad real de los ingresos, destacando cierta progresividad en dicha recuperación en términos de magnitud”. Restará observar el impacto de la dinámica inflacionaria a partir del segundo semestre de este año para determinar la evolución de los ingresos.
El CCD y la UMET también observan que hubo “una notoria dispersión entre ingresos medios por estrato, aunque el rango se achica: en julio-diciembre de 2017 el Estrato Alto podía comprar 8,2 veces lo que podía adquirir el ingreso del Estrato Bajo, y esa relación pasa en octubre 2021 - marzo 2022 a 7,5 veces.” Eso podría interpretarse “como una reducción de la inequidad, aunque responde al achatamiento generalizado de los ingresos en un contexto inflacionario”, reconocen las y los responsables de la investigación.