Para Citlalli Hernández, el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) de México se encuentra muy fortalecido de cara a los comicios generales de 2024. "No es cómodo para algunos sectores saber que lo que consideraban una colonia del imperio hoy tenga un presidente fuerte, con mucha legitimidad para no permitir que nadie violente nuestra soberanía", asegura a Página/12 la senadora y secretaria general del izquierdista Morena.

A los 32 años, esta política y activista social celebra el regreso de Lula da Silva al poder, se refiere al difícil vínculo de su país con el vecino Estados Unidos y defiende la aprobación en el Senado para la continuidad de la presencia de las fuerzas armadas en las calles, una medida muy resistida por la oposición. "Ojalá más pronto que tarde tengamos una nueva policía nacional y definitivamente los militares regresen a sus cuarteles", responde a este diario.

- ¿Cómo recibió el triunfo de Lula en Brasil?

- Yo creo que el regreso de Lula fortalece este nuevo ciclo progresista que vive América latina. Sin duda la presencia de Brasil fortalece la posibilidad de algo que yo creo que ha quedado interrumpido, que es una verdadera integración regional que nos permita plantear problemas comunes entre distintas naciones. Claro que emociona muchísimo el regreso de Lula. Por eso, y porque es un acto de justicia frente a toda la persecución que han vivido Lula y Dilma, y digamos también un respiro en mandar un mensaje al continente de que a pesar de que intenten detener los proyectos progresistas al final volvemos, como dicen acá en Argentina.

- ¿Cómo está el Morena a cuatro años de un triunfo histórico para México?

- El proyecto que prometió López Obrador va en marcha y yo lo resumiría en una política social para quienes más lo necesitan, financiada por el combate a la corrupción, el rescate de la soberanía y la construcción de proyectos de desarrollo. Para este sexenio se ha pensado en una refinería que ya se ha inaugurado, la construcción de un nuevo aeropuerto, y el proyecto del tren transístmico que conecta los dos océanos entre los cuales está México. Cantidades de proyectos de vías, carreteras y el tren Maya que busca que en el sureste se desarrolle sobre todo el turismo. Y el otro gran objetivo es la pacificación del país, que yo diría es el que más trabajo nos ha costado.

- ¿Y con qué perspectivas se preparan a 2024?

- Morena tiene hoy la mayoría legislativa en el Senado, en la Cámara de Diputados, en congresos locales, gobernamos 22 de 32 entidades de la República, el próximo año tenemos elecciones en el estado de México que está pegado a la capital, y en Coahuila, donde tradicionalmente la izquierda no había tenido mucho avance y hoy está ganando territorio. López Obrador ha dicho que en dos años termina su mandato y él desaparece de la vida pública, cosa que por supuesto no nos pone feliz. Pero también eso habla de la grandeza de su liderazgo: no quiere que el proyecto de la cuarta transformación dependa de una persona.

- ¿Cómo está hoy en el vinculo entre México y Estados Unidos?

- Yo creo que no ha sido sencillo para el presidente López Obrador encarar esta relación necesaria con nuestro principal socio comercial. Hay una tradición de los gobiernos mexicanos de prácticamente tener una relación de sometimiento. En ese sentido, el presidente ha logrado primero con Trump y ahora con Biden tratar de equilibrar entre una buena relación y el respeto a nuestra soberanía. Y hay un tema, que probablemente a algunos intereses norteamericanos no le ha gustado, que es la reforma eléctrica. El presidente planteó una reforma que busca poner orden en el desorden energético que provocaron las reformas neoliberales y que nacionaliza el litio. Recuperamos una refinería que teníamos en Texas. Pues probablemente hay tensiones en algunos sectores norteamericanos por estas decisiones soberanas.

- También sigue muy presente la cuestión migratoria.

- Creo que es un tema que ha sido complejo a raíz de las varias caravanas migrantes que vienen de Centroamérica y pasan por México. Estamos entre las líneas delgadas de una política desde México de respeto a los derechos humanos, pero también las presiones de Estados Unidos prácticamente de ser un tercer país y del que buscan que nosotros resolvamos lo que para ellos es un problema. Al inicio del sexenio fue complicado, había una presión de Estados Unidos para que nos sometiéramos a su política migratoria y amenazaban con aumentar los aranceles en varios sectores. Afortunadamente ha habido capacidad del canciller y el presidente para estar en esas líneas delgadas sin romper ni tensar demasiado las relaciones. Tampoco someternos a los intereses a los que estaban acostumbrados, con presidentes más débiles y menos soberanos. 

- En el diario seguimos muy de cerca el caso Ayotzinapa. ¿Cómo crees que están respondiendo el Estado y la justicia?

- En el gobierno de Peña Nieto se habló de una verdad histórica que hoy ha sido derrumbada. El presidente de la República desde el primer momento construyó una Comisión de la Verdad integrada por los familiares, cosa que era una exigencia que no había atendido el gobierno pasado, con el Equipo Argentino de Antropología Forense, que le da mucha certeza técnica a los padres y madres de las familias y con un acompañamiento constante del Subsecretario de Derechos Humanos. Ha habido una investigación ardua de saber dónde están, de saber qué fue lo que pasó, de encontrar a los culpables. Eso se ha entorpecido con las deficiencias que hay en el sistema de justicia. Se han imputado militares, hoy sabemos que hubo varios funcionarios implicados, lamentablemente sabemos que hay jóvenes sin vida y hay un primer informe que está en manos de los familiares, pero no es suficiente. Queremos garantizar justicia para que nunca más en México se desaparezca a nadie. 

- El Senado aprobó recientemente que las Fuerzas Armadas de México sigan en las calles con tareas vinculadas a la seguridad interior hasta 2028. Para la oposición esto supone una creciente militarización del territorio.

- Yo creo que sin duda este es el tema más complicado en términos de las decisiones que se han tomado en este gobierno, pero como el presidente dice, gobernar y hacer política a veces es elegir entre inconvenientes. Felipe Calderón en 2006 decidió sacar al Ejército de sus cuarteles fuera de toda norma constitucional, señaló como enemigo al crimen organizado y durante prácticamente una década ensangrentó brutalmente al país. Cuando llega López Obrador decide que esa política de guerra no podía continuar y propone construir una nueva policía con apoyo de todas las fuerzas políticas, la Guardia Nacional. Lo que el presidente propuso en esta nueva etapa al poder legislativo es que necesitamos más tiempo para consolidar esta fuerza hasta 2028. Pero por una estrategia política y mediática, la oposición ha construido la narrativa de que se está militarizando el país, una oposición que durante cuatro años ha dicho que no a todo con odio, que no tiene un proyecto y se va debilitando cada día.