“Tres hermanas sobreviviendo a 200 años de historia” sintetiza en su sinopsis Histórica. Tres aristas, costados, aspectos, de una unidad agrietada, que la misma sinopsis concluye de modo poético: “el espejo está roto”. Con dirección de Romina Mazzadi Arro y protagónicos de Cecilia Mastria, Dana Maiorano y Sofía González, Histórica continúa con funciones los sábados a las 21 en Espacio Bravo (Catamarca 3624).

“Es una obra muy rota. El título le da una especificidad que, si la tiene, está fracturada. La sigo viendo y la seguimos construyendo; surgió de un lenguaje al que no sé si decirle absurdo, como consecuencia de un ejercicio poético sobre la historia, que apunta a generar una caja de resonancia. Ya hicimos cinco funciones, y aun cuando siento que está bastante consolidada, se sigue armando”, comenta Romina Mazzadi Arro a Rosario/12. Histórica nació del interés de la directora por la historia argentina, a la que profundizó de modo obsesivo durante la pandemia: “Entre los libros, películas, documentales y relatos, hubo un suceso que me conmovió especialmente: el fusilamiento de Manuel Dorrego a manos de Lavalle. Es una especie de hecho fundante, para mi modo de ver, de esta especie de grieta o tajo nacional, donde de un lado está la clase conservadora y del otro los movimientos populares como el anarquismo, el radicalismo y el peronismo. Lo primero que me atrajo fueron las cartas a Lavalle, donde él es totalmente manipulado para realizar ese crimen, y el modo en que lo asesinan”, continúa.

“Pero lo único de todo esto que está incluido en la obra es la carta que Dorrego le deja a su mujer, cuando le dicen que lo van a matar y no le dan tiempo. Además, hay un hecho que me pareció tremendamente poético y doloroso: él le deja a su mujer, de regalo, su casaca, y el fusilador le presta la suya a cambio; esto de morir con el estandarte del enemigo me parece tremendo. Años después, cuando Lavalle vuelve a la vida pública, dice que lo único que quiere es llevarle un poco de reivindicación a la familia de Dorrego, es un hecho que lo traumatiza. Y creo que a todo el país, porque junta un poco todo este devenir, donde la cosa está siempre partida en dos. Así empecé a meterme en muchos otros sucesos e historias, desde la Revolución de Mayo para acá, ésa fue un poco la motivación. La obra no ofrece un relato aristotélico de historia sino que funciona como una caja de resonancia. Se nombran mucho a Manuel y a Juan, pero ni siquiera se dan sus apellidos”, prosigue la directora.

-¿Cómo llegás a la propuesta dramática?

-Las actrices fueron convocadas, no son Hijos de Roche (grupo teatral al que pertenece Mazzadi Arro). Y son tres hermanas porque a mí la vinculación familiar me conmueve y me lleva a querer relatar. Están en una especie de casa abandonada, que ha tenido su esplendor, y cada una viene a representar un poco los lados de toda esta tragedia nacional. Son un poco rotativas, pero queda bastante claro quién está ocupando qué lugar. Hay frases y textos que para quien ha leído algo de historia las va a reconocer, mezcladas y algo caóticas, todo representado desde el vínculo familiar. Es muy interesante para trabajar porque tiene un montón de límites pero a la vez es ilimitado.

-¿Cómo fue el trabajo con ellas, habida cuenta de las particularidades del texto y las alusiones históricas?

-La indicación desde el texto fue la de tres hermanas: la mayor, la del medio y la menor; y el trabajo fue buscar esos roles dentro de lo familiar, por fuera del contexto histórico. Es decir, el dato histórico a ellas les caía un poco lateralmente, porque la preeminencia de la cuestión histórica estuvo más del lado de la dramaturgia; las actrices trajeron una familia con un conflicto que tiene estas puntas y trabajaron este tipo de vínculos. Luego, con el texto, seguramente hubo cosas que les generaron algún tipo de resonancia y otras no, y lo solucionaron como hacen los actores, que son tan hermosos y a la vez tan inconscientes, sobre todo en estas dramaturgias medio raras, donde los actores un poco entienden y un poco entienden desde otro lugar. No es que yo debatí históricamente con las actrices, sino que quedaron al costado de ese tema. Y en la mezcla todo surgió.

-Y desde una consonancia inevitable con el presente, lo digo por los cuerpos, que dicen desde el ahora.

-Me sigue generando misterio esta obra. Yo en general tengo memorizados los textos pero acá no, y en el medio de la función a veces me encuentro sin saber lo que viene; es de un devenir loco, suelto y de asociación libre. Lo escribí así, como hago siempre, pero con un vínculo claro. Hay algunas fichas que te pueden ir cayendo durante el transcurso de la obra, en el sentido de que te podés reconocer, porque si bien el tiempo y el espacio de la obra son únicos, ¡hay doscientos años que pasan en la escena! Es un paso del tiempo por estas tres minas, que son como el país. Histórica me sigue pareciendo una sorpresa cada sábado.