El vicepresidente electo de Brasil, Geraldo Alckmin, se reunió este jueves con el mandatario Jair Bolsonaro, quien le dijo que colaborará con la transición del futuro gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva. "La transición ya empezó", afirmó Alckmin, encargado de coordinar el proceso de traspaso con el gobierno de Bolsonaro, quien el martes saludó a sus votantes sin reconocer explícitamente la derrota. Mientras tanto, en el país se mantienen algunos bloqueos de sectores de extrema derecha que piden no reconocer el resultado del ballotage del domingo y la justicia electoral dijo que quienes cometan "actos antidemocráticos" serán considerados delincuentes.
Primer encuentro con saldo positivo
"Fue positivo el encuentro. El presidente me invitó para que fuera a su gabinete y reiteró la disposición del gobierno a pasar todas las informaciones para que haya una transición guiada por el interés público", dijo Alckmin, que lidera el equipo de transición de Lula, sobre el encuentro que se dio fuera de agenda. El vicepresidente electo evitó responder si Bolsonaro lo felicitó por la victoria.
Antes de su encuentro con Bolsonaro, Alckmin había encabezado la primera reunión de transición con el jefe de gabinete Ciro Nogueira. Alckmin consideró esa primera toma de contacto como "bastante provechosa" y "muy objetiva" y aclaró que el trabajo de transición tomará cuerpo a partir del próximo lunes. "La transición será instalada cumpliendo con los objetivos de transparencia, planificación y continuidad", aseguró el vicepresidente electo en una rueda de prensa en Brasilia.
Alckmin estuvo acompañado por la presidenta del Partido de los Trabajadores (PT), Gleisi Hoffmann, y el coordinador del programa de gobierno de Lula, el exministro Aloizio Mercadante. El equipo de Lula, que por ley puede incluir hasta 50 funcionarios, trabajará durante los próximos dos meses en oficinas del Centro Cultural Banco de Brasil, un enorme edificio cerca de un lago en la capital brasileña.
Previamente a estas reuniones de traspaso, Alckmin mantuvo un encuentro con el relator para el presupuesto en el Senado con el objetivo de buscar maneras de incluir en los gastos federales de 2023 las promesas de campaña de Lula, quien asumirá el poder el primero de enero. El líder izquierdista deberá enfrentar un fuerte viento en contra para hacer aprobar sus reformas en el Congreso: los conservadores obtuvieron resultados notables en las legislativas de octubre y el Partido Liberal (PL) de Bolsonaro será la principal fuerza de ambas cámaras.
La transición fue autorizada por el presidente Jair Bolsonaro luego de admitir de forma velada la victoria de Lula, quien ya gobernó Brasil entre 2003 y 2010. En su primer pronunciamiento tras las elecciones, realizado 45 horas después del resultado, el líder de la ultraderecha brasileña no reconoció su derrota ni tuvo el gesto democrático de felicitar al líder progresista, pero se comprometió a cumplir con la Constitución.
Lula, por su parte, empezó el miércoles unas vacaciones con su esposa Janja en el estado de Bahia, gobernado por el PT y uno de los pilares electorales de su apretado triunfo junto con el resto del nordeste, la ciudad de San Pablo y el estado de Minas Gerais.
Baja la espuma de las protestas
La primera reunión entre representantes de Lula y Bolsonaro ocurrió mientras las protestas callejeras y bloqueos de rutas de los seguidores del mandatario ultraderechista, furiosos por la victoria de Lula, disminuían en su intensidad. Alckmin denunció fuertemente los bloqueos, señalando que pueden comprometer "la salud de las personas, el abastecimiento de hospitales" y traer "perjuicios" para la economía.
"El derecho de circular es sagrado", aseguró el vicepresidente electo. Tras la estrecha victoria de Lula, quien ya gobernó el país entre 2003 y 2010, simpatizantes de Bolsonaro bloquearon carreteras en todo el país desde el domingo, lo que generó problemas en el transporte de mercancías y de desplazamientos. El miércoles miles de bolsonaristas se congregaron frente a cuarteles en las principales ciudades de Brasil para pedir una intervención militar.
En Rio de Janeiro apenas unas decenas de personas permanecían el jueves frente a un cuartel militar, algunas de ellas luego de haber pasado la noche en tiendas de campaña. Las autoridades viales informaron que quedaban 32 bloqueos parciales o totales frente a más de 250 el martes, luego de que Bolsonaro pidiera a sus seguidores poner fin a esas acciones.
"Quiero hacerles un llamamiento: desbloqueen las rutas. Otras manifestaciones que se están realizando en todo Brasil son parte del juego democrático. Siéntanse a gusto", dijo Bolsonaro en un video subido a su cuenta de Twitter el miércoles, donde además sostuvo: "No queremos perder nuestra legitimidad".
Polémicas por los cortes
El presidente de la autoridad electoral, Alexandre de Moraes, denunció los cortes de rutas e indicó que quienes "están practicando actos antidemocráticos serán tratados como criminales". De Moraes aseguró que no se puede protestar "contra un resultado divulgado democráticamente con manifestaciones ilícitas, antidemocráticas y criminales".
Algunos casos generaron polémica como un video viralizado que muestra a bolsonaristas supuestamente haciendo un saludo nazi durante una protesta contra el triunfo de Lula en Santa Catarina. El video, que acumuló unos dos millones de vistas en redes sociales desde el martes, según el equipo de fact-check de la agencia AFP, suscitó la condena de las embajadas de Alemania e Israel. Sin embargo, una investigación del Ministerio Público de Santa Catarina estableció de forma preliminar que "no hay pruebas" de que se trate de un acto de apología del nazismo.
En el estado de San Pablo, los bloqueos de activistas de extrema derecha impidieron el traslado de un corazón para ser trasplantado a un paciente que iba a ser sometido a una cirugía este jueves. Los equipos de emergencia no pudieron llegar a tiempo al aeropuerto de San Pablo para trasladarse hasta el estado de Goias, donde el miércoles por la noche falleció un joven donante de 21 años.