"Todo lo que leemos en las activistas trans o queer, acerca del pensar el parentesco no basado en la genética ni en las relaciones de sangre, sobre eso las plantas son las reinas. Se conectan incluso con cosas que no son plantas. Y eso es muy útil para pensar lógicas de asociación de nuestras existencias: las plantas viven enganchándose unas a las otras, sin pensar en que si le sacan algo a la otra se quedan sin algo. 

Están todo el tiempo comidas y siendo comidas, y no con un régimen de satisfacibilidad, porque tienen una indefesión, una apertura, y a la vez un poder, y una fortaleza tan creativa, que cualquiera que quiso erradicar una planta en su jardín sabe los modos que pueden tener para seguir subsistiendo. Es la promoción de la diversidad pura". 

Las artes y la filosofía le cantan a la primavera, la estación del renacimiento

Noelia Billi es filósofa e investigadora: su campo de estudio actual es el ámbito de los estudios plantísticos o los plants studies, así como existen los animal studies provenientes de la academia norteamericana. Dentro de ese gran campo interdisciplinario, sus intereses principales y su metodología y enfoque tienen que ver con la filosofía contemporánea. 

También hay un rastreo hacia las fuentes, cómo se llega a pensar dentro de lo que es la tradición filosófica a las plantas de determinado modo, casi siempre definido por lo que no son. "La pregunta a partir de la cual yo ingreso al mundo de la problematización del ser de las plantas, tiene que ver con que yo me desenvuelvo en el ámbito de la filosofía contemporánea humanista, no antropocentrada, materialista". Noelia trabaja con un grupo de filósofos, la Colectiva Materia que investigan maneras de conocer el mundo actual a partir de un enfoque donde el ser humano no está en el centro. 

¿Hay una sensación de apocalipsis post pandemia que de algún modo habilita estos modos de pensar a las plantas como inspiraciones para otro tipo de relación tanto entre humanos como con la naturaleza?

--Volvió a estar de una manera particular la sensación de apocalipsis, de que todo se va a acabar. Y en el siglo xx aparece una idea de la globalidad, o de que si se acaba la vida humana explota el mundo. Y lo cierto es que probablemente termine la vida tal como la conocemos pero no va a explotar el mundo. También los procesos de descolonización, y una serie de fenómenos para pensar lo local y lo global, lo planetario y la escala. Yo tiendo a pensar que es la primera vez que aparece la idea de la posible extinción humana causada por el hombre, sobre todo a partir de la creación de la bomba atómica. Dicho esto, hay dos posturas básicas: una neohumanista, que dice que en realidad los humanos teníamos un proyecto que estaba bueno en términos políticos y éticos, la ampliación de los derechos humanos, el proyecto de la ilustración y de progreso de la humanidad. Y la línea en la que yo trabajo, que es antihumanismo crítico, y hace como este giro a un post humanismo no antropocentrado, y que tiende a pensar que el problema es un tipo de humano muy particular, y ese proyecto de Ilustración que fue exclusivo de un grupo minúsculo de varones, europeos, heterocisexuales, con un determinado modo de vida e ideales. Ellos se atribuyen hacia donde vamos y qué es lo que todos desearíamos si pudiéramos ponernos en contacto con lo que deseamos.

El hombre no está en el centro

El punto de partida de la investigación de Billi es que el hombre no es el fundamento epistémico, ontológico, no ocupa la pirámide de la cadena del ser, no es el modo de existencia más digna ni el mejor. En el cartesianismo, hay un mundo material, que se rige por medio de la física, que es cognoscible, y un mundo que para Descartes es el que tiene que ver con el alma y la autoconciencia. "Si bien el hombre puede captar las leyes del universo, hay un alma que es incognoscible. Cada vez que decimos "no hay que naturalizar una forma de ser familia o una determinada corporalidad y asociarla a una sexualidad" ¿Qué se quiere decir ahí? Que hay un orden de lo natural que supuestamente existe pero que lo humano no forma parte de lo natural y que puede recrearse. Para mí el problema es de punto de partida: porque para fundamentar filosóficamente que el ámbito de la cultura está construido, tenés que suponer que el ámbito biológico es natural".

Para el ambientalismo, por ejemplo, el problema es que el hombre se ha creído separado de la naturaleza. 

--Claro, entonces ¿Qué hay que hacer? Que retorne. Pero vos ahí te planteás un retorno que es un paso en falso. Porque lo que hay que plantear, para mí, es por qué se hizo esa separación, que no fue algo meramente discursivo. Fue un proyecto, y tuvo sus aristas materiales.

¿Tuvo que ver con el avance del capitalismo?

--Sí. No es una idea. El sistema capitalista como funciona hoy en día no podría existir sin esa partición. Qué noción se tenía de lo que era civilizado y lo que era natural. Lo que se arrasó no formaba parte de la humanidad y no era digno de ser cuidado. De manera que esa fue una idea que tiene un despliegue de herramientas económicas.

¿Y que vino primero? ¿Hubo un plan o se fue dando?

--Ese es el problema. Como dice Haraway: la ciencia moderna no es algo que de repente empieza a existir. La ciencia es una técnica, una tecnología, y como tal es creadora de discursos, de normativas y de formas de subjetividad. Estas formas de subjetividad van a ser legitimadas por fuera del dispositivo, articulado por otros dispositivos. Ahí hay un permanente préstamo de otros campos disciplinarios, por ejemplo a partir de los años 60 convergen las biotecnologías, a partir del descubrimiento del ADN y la biología molecular, con las teorías de la comunicación y de la información, todo eso en un contexto bélico. En esa convergencia el ADN se empieza a considerar un código de información y se crean las armas nucleares. Haraway se ríe de todas esas formas de entender esa idea del "jardín del eden". Es un no lugar absoluto, porque no existe. Ella lo plantea por ejemplo analizando la ciencia que estudia a los primates: dice que en los cuadernos de los naturalistas de los años xx se iban a Africa, supuestamente para encontrar esa especie de antecedente del ser humano, los estudiaba, los mataba, los llevaba a Estados Unidos y los embalsamaba y los ponía en un museo. Esa era una idea de conservación.

¿Cuando empezó la conciencia de que matar los animales y los recursos naturales iba a extinguir el planeta?

--A partir de los años 50 y 60 empieza a haber bibliografía acerca de la emergencia ambiental, sobre todo ligada a las especies y a los sistemas vivos. La climatología apareció después, es una ciencia compleja. Un tornado no es algo que de repente sucede, y evaluar sus frecuencias y apariciones lleva mucho tiempo. Esto está influenciado por el avance de las grandes ciudades y cómo se van corriendo de su hábitat nativo a un montón de especies. Además del consumo de animales y los desequilibrios ambientales de los sistemas de producción. Y después están los traslados, la caña de azúcar es el ejemplo mas claro: se trae de Asia, junto a mano de obra esclava y animales: todas las variables están simplificadas al máximo, y ahí surge un tipo de lógica que supone la racializacion de la propiedad, porque el que trabaja, que era negro, no era el propietario ni de la tierra ni del producto de lo que produce. Dentro de ese grupo, las propias plantas, por ejemplo de monocultivo, rompen relaciones con otras plantas.

¿Cómo rompen relaciones?

--Ahora se escucha mucho hablar de la rizófera: es un lugar donde viven muchas especies vegetales diferentes y por debajo de la tierra (y por arriba también) hay toda una serie de redes de comunicación que hace que a través de bacterias, hongos, etc., las plantas se comuniquen: se avisan si hay un predador cerca o si viene una sequía. Si una planta detecta que tiene sed otra la asiste y avisa al resto. Eso está comprobado. Las plantas de soja que están en un monocultivo no tienen esas redes, porque ya tienen todo lo que necesitan: la dosis exacta de fertilizante, fumigaciones que les bloquea las actividades defensivas, etc. Son plantas zombie que no tienen ninguna relación con su entorno.

Una cosa muy dramática sería que todas las plantas fueran monocultivos...

--Obviamente que todas las plantas no podrían ser monocultivos porque no tenemos extensión para eso. Una planta extrae algo del suelo y le da otra cosa al suelo y de ahí tenemos la biodiversidad. Esto me parece muy importante y está muy poco estudiado de forma filósofica. En un país como Argentina, totalmente regido por su relación con dos o tres plantas, todos los ámbitos de nuestra vida están sujetos a qué pasa con la cosecha de determinados granos, el maíz y el trigo, y la soja. Depende nuestra balanza comercial, el precio del pan y el acceso al alimento. Es insólito que no haya un pensamiento elaborado en torno a eso.

¿Eso es el plantismo?

--El plantismo empezó como un chiste que yo hago, en relación a la "ciudad verde" de acá de Buenos Aires: toda esa discursividad que está totalmente desencontrada con los hechos. Me parece cómico que se diga que esta es una "ciudad verde". Hay plantas privilegiadas en su robotización, la elite de las plantas, y a la vez son las más sujetas a las lógicas de encierro de producción extractivista pero a su vez son las plantas alrededor de las cuales el resto de las cosas se matan o mueren, incluidos animales o seres humanos. Mueren, por ejemplo, por la fumigación. Una parte tiene que ver con el activismo socioambiental que debe ser pensado y que la filosfía tiene algo para decir: que las naturalezas son históricas, los seres naturales son seres con una historia, y en ese sentido con una política. Entonces ¿de qué manera pensar una política que no esté sujeta solo a los intereses humanos? Yo tiendo a pensar que se podría plantear una política que no sea solo humana. Hay alianzas interespecies, hay alianzas interreinos.

¿Cuáles serían?

--Por ejemplo, ¿qué pasa desde el punto de vista filosófico en una lucha socio ambiental? ¿Qué está diciendo un pueblo fumigado? Obviamente dice "no me quiero morir", pero también dice "estoy más lejos del dueño de la multinacional, tengo más diferencias ontológicas con esa persona, que con el río, que con mis animales que viven al lado mío". Lo que esa persona, ese pueblo, quiere tramar es una alianza interespecie. La politicidad ahí radica en cómo sostener una comunidad sin moverla, con sus cerros, con sus árboles. Las lógicas de existencia que promueven la desconexión total es una vuelta al sistema que lo que hace es promover la idea de partición entre naturaleza y cultura. De allí el maltrato a los animales, la sequía de los ríos, incluso la estigmatización de las mujeres, asociadas a lo natural y sensible.

Y esa idea también implica la naturalización de la familia heterosexual.

--Sí. Y la salida es adoptar un punto de vista estratégico que igual sea crítico. Para mí el tema de las plantas tiene mucho que ver con el feminismo porque las mujeres han sido asociadas a lo natural y a las flores, las caracterización del mundo natural fue: aroma, modestia, fragilidad, belleza en común entre mujeres y plantas. Y ahí es re interesante, cuando los botánicos empieza a crear microscopios, cómo las mujeres  accedían a ocuparse de eso porque era algo bello, diletante, se podía hacer en el jardín… Y ahí cuando tuvieron microscopios se pudo ver la sexualización de las plantas, porque se veían los órganos sexuales. Y entonces una preocupación porque las mujeres dejen de estar despolitizadas y se aviven de que esos caracteres que les eran asignados no eran propios. Las clasificaciones de los órganos, de los tipos de sexualidad, la invisibilidad inexplicable de otras formas de sexualidad están clarísimamente asociadas a que quienes las hacían eran hombres. Hoy en día está en boga ver que las plantas tienen las formas de vida más diversas en torno a la reproducción: se reproducen de mil maneras diferentes, lo que sería la heterosexualidad casi no existe. Una planta puede ante situaciones de estrés volverse hermafrodita o que no se pueda polinizar y se clona a sí misma: es de una plasticidad tan diversa que claramente su silenciamiento tiene un objetivo pedagógico y político.

Las plantas son género fluido.

--Uno de mis puntos focales es la idea de que si yo pregunto con qué asociás la naturaleza, la mayor parte de la gente va a decir "algo verde". Hay una asociación muy fuerte entre naturaleza y planta, pero hay mil maneras de cuestionar ese concepto de naturaleza. En primer lugar diciendo que no es algo del orden de lo homogéneo, sino que está lleno de relaciones diferentes, con lógicas totalmente diversas, en conflicto. Hay plantas que son grandes como una célula (las algas) y tenés las sequoias que son árboles monumentales que viven durante siglos, y en el medio tenés formas de existencia, temporalidad, reproducción y no reproducción muy diferente.

Muestrario (2019) de Lucila Gradín

Todo un cuerpo sensible

Noelia explica que la proteína que tenemos en el ojo, que es la que nos hace detectar la luz, las plantas la tienen distribuida en todo el cuerpo. Todo el cuerpo de la planta, desde las raíces hasta las hojas. Las plantas ven con todo su cuerpo, y eso las pone en una estructura muy particular y diferente a cómo percibimos el mundo las personas. "Toda su corporalidad está todo el tiempo pensando. ¿Qué significa pensar si en vez de tomarnos nosotras como modelo de pensamiento pensamos en las plantas? Ellas no piensan con la cabeza porque no la tienen, si tienen algo parecido al sistema nervioso lo tienen en todo el cuerpo. Están todo el tiempo arraigadas, su movilidad es lenta, y están todo el tiempo ligadas a la exterioridad. No tienen una interioridad, no tienen órganos, todos sus órganos son exteriores. Lo interesante es pensar cuáles son sus lógicas de existencia.

¿En qué consiste el cruce con la obra de la artista Lucila Gradín?

--Ella extrae tinturas de las plantas para trabajar, arma paletas de colores de determinados lugares, en determinado momento particular. Me parece interesante el punto de vista estético de estos temas, porque las personas que hacen arte experimentan y en base a esas experiencias generan mucha forma, mucha sensibilidad. Siempre se hicieron herbarios, pero si le atribuimos una agencia, una potencia de ver a las plantas, pensando que esa paleta de colores es la que ellas pueden percibir, es otra cosa, mucho más interesante. Hay quienes critican darle agencia a la percepción de las plantas, pero pienso que es lo mismo que darles otro tipo de agencias, mucho menos potentes.


¿Y cuáles son?

--Las plantas tienen una lógica colaborativa, porque la forma de crecimiento de la planta, a diferencia de los animales, no tiene una forma definida. Crecen por modularidad, crecen como agregando partes. Nosotros tenemos dos brazos, dos piernas, etc. El crecimiento modular las hace infinitas. Pero a la vez no lo son: tienen una relación con el ambiente de exposición, no tienen posibilidad de trasladarse, necesitan el suelo, el aire y el agua y a la vez constituyen un tipo de vida que está todo el tiempo pensando cómo transformarse a si misma para poder estar y conectarse con ese ambiente. Ahí está la heterogeneidad del mundo vegetal. Una planta si no tiene agua se pregunta cómo ir a donde está el agua: obviamente miles se mueren, y otras miles se conectan con otras y se mueven. Está la neuro botánica, por ejemplo, que estudia cómo una planta se mueve de forma intencional. Y ahí se ven que son inteligentes porque sus movimientos tienen intencionalidad. No funciona igual a lo que llamamos intencionalidad en los humanos, por eso para mí la clave está en diferenciarnos de las plantas, y respetar sus lógicas, aprender de ellas.