En el primer año de gobierno de Mauricio Macri, el Ministerio de Seguridad que encabezaba Patricia Bullrich pagó 50 millones de dólares a un astillero israelí para comprar cuatro lanchas para patrullar vías navegables. Del estudio de ese expediente administrativo y las declaraciones de prefectos que intervinieron en la operación surge que la actual presidenta del PRO burló todos los procedimientos legales previstos para las compras del Estado y contrató directamente a un proveedor previamente seleccionado, al que además le pagó un sobreprecio del 138%: 29 millones de dólares por encima del valor de las embarcaciones.
La Oficina Anticorrupción denunció a Bullrich, al secretario que elaboró el expediente con el que se pretendió justificar la adjudicación, Alberto Fernando Föhrig, y al ex jefe de gabinete, Marcos Peña Braun, por incumplimiento de deberes de funcionarios público, negociaciones incompatibles con la función pública y posible defraudación a la administración pública. La causa recayó en el juzgado federal a cargo de Daniel Rafecas.
La compra de cuatro lanchas Shaldag MKII, fabricadas por el astillero Israel Shipyards Ltd., se concretó el 15 de diciembre de 2016 a través de un convenio entre el Ministerio de Seguridad argentino y el Ministerio de Defensa de Israel, incumpliendo las normas de compras y contrataciones que disponen como principio general (decreto 1023/01) la licitación pública y el envío de invitaciones a por lo menos tres proveedores. Para burlar ese procedimiento se invocó un decreto (228/16) del primer mes de gestión de Macri que declaró la “emergencia en seguridad pública” y habilitó la posibilidad de contratación directa en dos supuestos (razones de urgencia o necesidad de secreto por razones de seguridad o defensa), que sin embargo tampoco se cumplieron en el caso. Bullrich evitó aplicar ambas normas y “recurrió a la celebración de un convenio de implementación con un Estado Extranjero”, a fin de “eludir requerimientos normativos y de ese modo adquirir las lanchas a un proveedor que se encontraba previamente seleccionado”, denuncia la OA.
La sumatoria de irregularidades observadas en el expediente indican que ese trámite “no resultó más que una ficción para intentar justificar la adjudicación al astillero” israelí decidida de antemano. El expediente –al que le faltan 28 fojas– se inicia formalmente en enero de 2016 pero la primera actuación data de septiembre, cuando el director de Logística de Prefectura, Juan José Spiazzi, incorpora un informe en el que plantea la necesidad de embarcaciones para fortalecer el Sistema Integrado de Vigilancia Fronteriza y presenta un análisis comparativo de lanchas, sin fundamentar sus conclusiones y admitiendo que se realizó “con información básica suministrada por los astilleros o sus páginas institucionales”. El informe pone en evidencia el contacto puntual “con el Astillero Israel Shipyards LTD, ubicado en la Bahía de Haifa, en el Estado de Israel, que demostró interés” en hacer una propuesta.
El director de Material de Prefectura, Osvaldo Ríos, admitió ante la OA que las conversiones con esa firma comenzaron en abril de 2016. El 7 de junio –según el registro de audiencias del Ministerio del Interior, no incluido en el expediente– otro prefecto, Eduardo René Scarzello, recibió al vicepresidente de marketing del astillero, Breier Oded, quien expuso “la gama de productos que ofrece la empresa” (Oded sería detenido en 2018 en Israel por presuntas maniobras de cohecho en la negociación para proveer de lanchas Shaldag a la República Federal de Nigeria).
Pero la constancia más elocuente de que el negocio se había concertado de antemano data de enero de 2016, cuando Bullrich se reunió con la Mesa Nacional de Concertación de la Industria Naval, a la que le “hizo conocer la decisión de explorar la compra de lanchas rápidas en Israel para luchar contra el narcotráfico", según consta en el libro Industria Naval Argentina: 100 años, de Raúl Podetti (padre e hijo). En diciembre el expediente “avanzó en un derrotero aún más caótico” que culminó con la firma del convenio por parte de Bullrich, el día 15, y su aprobación por parte de Marcos Peña, el día 30. Antes, el área jurídica dictaminó a favor, sin que conste sobre qué proyecto de convenio se pronunció. La elevación la firmó el secretario de Coordinación, Formación y Carrera, Alberto Fernando Föhrig, y la recibió Pablo Nocetti, jefe de gabinete de Bullrich y actor protagónico en la represión que culminó con la muerte de Santiago Maldonado.
El análisis del proceso de compra no es menos irregular. No hay constancias de ningún llamado a cámara o agrupación de proveedores del rubro en cuestión. Apenas se menciona la consulta a “determinados astilleros”, y la única constancia de oferta es la formulada por la compañía que se quedaría con el negocio. Todas las personas que declararon en la OA afirmaron que desde el inicio de la tramitación del expediente el Ministerio acercó la propuesta del astillero israelí al personal de Prefectura, y que todas las reuniones fueron con esa empresa, omitiendo pedir otras ofertas o explorar otras opciones. Bullrich y Föhrig eludieron inclusive las pautas que ellos mismos habían aplicado en un convenio anterior, también en 2016, cuando para comprar sistemas de seguridad de pasos fronterizos analizaron tres ofertas de empresas israelíes antes de optar por una de ellas.
El último tramo de la denuncia se refiere a la comparación de valores y el probable sobreprecio pagado por el gobierno de Macri. Un detalle llamativo es que originalmente el expediente está destinado a comprar lanchas para patrullar vías navegables, y luego de recibir la propuesta de Israel Shipyards Ltd. se incorpora un documento de otra firma, Rafael Ltd., con una descripción de armas para esas embarcaciones. La OA encontró constancias de una reunión celebrada el 29 de noviembre de 2016 entre funcionarios de Bullrich y del Estado de Israel, vinculadas con ese armamento.
El 2017 la República Federal de Nigeria le compró al astillero israelí tres lanchas Shaldag, más modernas que las que compraría Bullrich, a 6,33 millones de dólares cada una. El gobierno de Macri, por la misma época, pagó 12,25 millones cada una, prácticamente el doble. Un estudio del Área de Investigación del Vector Naval de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires concluyó que el precio contratado por las lanchas para Prefectura “debió ser del orden de 5,25 millones de dólares”, por lo que hubo “un sobreprecio del orden del 138%”, que implicó el pago de 29 millones de dólares de más.
“La abultada diferencia habilita a presumir que el costo de las lanchas adquiridas por el Estado Nacional podría haber sido indebidamente sobrevaluado, y que el delito de cohecho imputado a funcionarios del Astillero Israel Shipyards Ltd. respecto de las lanchas vendidas a la República de Nigeria podría haberse repetido en el presente caso, circunstancias que deberán ser profundizadas en sede penal”, denunció la OA.