“La charla tiene ese nombre, porque hace un tiempo que la Argentina atraviesa una situacion muy dificil, siendo un país que produce un montón de alimentos”, comenzó Matías Strasorier, director del novedoso CEA, un Centro de Estudios Agrarios, que genera debate con información certera y precisa desde redes sociales. En el marco de los 70 años de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Salta (UNSa) expuso sobre un tema escencial para comprender qué pasa cuando vamos al supermercado o al almacén del barrio y nos preguntamos ¿por qué la plata no alcanza?

Nuestra Argentina se ha disputado entre la patria cerealera y la patria productiva”, sentenció al promediar la disertación que brindó en el Anfiteatro de la Facultad de Ciencias Naturales en el campus de la UNSa. “Producimos casi 150 millones de toneladas de cereales y oleaginosas. Alrededor de 6 millones de toneladas de carne, entre carne vacuna, de aves, de cerdos, y caprina”, detalló. “Producimos en nuestra pampa azul, 730 mil toneladas de captura marítima en blanco. Tenemos 10 millones de toneladas de hortalizas, 11 mil millones de huevos, 3 millones de cítricos, poco más de 1 millón de toneladas de peras y manzanas, 11 millones de litros de leche. Eso producimos en Argentina, con un diseño de tránsito y distribución terrestre y fluvial que mira solamente hacia el Océano Atlántico”.

Julio Nasser, decano de Naturales; Diana Guillén, presidenta del SENASA, y Strasoier. 

Al terminar de enumerar, en medio del silencio del auditorio que lo seguía con atención, lanzó: “¿Por qué todo precio es político? Empezás a escarbar, y encontrás qué pasa, por qué aumentan los precios, dónde está la disputa política”. Al cambiar las placas y escucharlo, repasaron las góndolas de un supermercado o las estanterías de los comercios barriales. “Por ejemplo, el 87% de la comercialización de la molienda de harina para pan, la manejan 3 empresas: Molinos Cañuelas con el 35 por ciento, Morixe con el 30 y Molinos Río de la Plata con el 22. En la molienda de harina para fideos, el 92% se concentra en 4 empresas, la principal es, otra vez, Molinos Río de la Plata con el 35%. En la industria de los fideos, el 81% está en manos de 5 empresas, pero solo una maneja el 38%: Molinos Río de la Plata”.

Luego siguió con dos productos muy sensibles para la argentinidad: la yerba mate y el azúcar. “El 50% de la yerba está en manos de 4 empresas y vuelve a aparecer Molinos Río de la Plata. El azúcar, con un actor muy conocido en el norte argentino: el 92 por ciento está concentrada en 4 empresas, con Ledesma que interviene en el 46% y Arcor en el 22%”. Siguieron los aceites. “El 85% está en manos de 4 empresas, otra vez Molinos Río de la Plata con 22%. El durazno en lata, 3 empresas concentran el 76%. El tomate en lata, el 61% en manos de 3 empresas, el 40% en una sola: Arcor. En el caso de la leche, el 75% de la comercialización está en manos de tres empresas”. La Serenísima la más importante de ellas.

Las ganancias de las principales empresas agroalimentarias en la pandemia (Posteo del CEA). 

De una manera muy didáctica y directa, el director de CEA, que además es médico veterinario, profundizó en quienes se enconden tras las marcas como fachadas. “El sector empresarial de produccion de agroalimentos se organiza en la Coordinadora de Productores de Alimentos o COPAL. Cuando empezás a ver la red”, explicó en base a una placa que hizo circular CEA en sus redes sociales, “empezás a encontrar actores que ya nombramos, como Molinos Río de la Plata y Arcor, otros como Cachamai, Cargil, Coca Cola, Nestlé, entre otros. Se vinculan y relacionan”, dijo. “Entonces aparecen los grandes fondos financieros internacionales: Vanguard, Black Rock, Bank of America. Todos, organizados en red, a simple vista parece que no tienen que ver unos con otros. Así disputan la política y los intereses”.

Las disertación se basó en despertar al público que asistió la tarde del miércoles 2 de noviembre al campus de la universidad pública salteña. “Exportamos 14 millones y medio de toneladas de trigo, este año, de la campaña pasada 2021/2022. Encima, por la guerra entre la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte por sus siglas en inglés) con Rusia, nos generó que suba el precio internacional. Ahora, ¿qué paso en la mesa de los argentinos?”. Aunque los datos que expuso estaban actualizados a mayo/junio pasado, bastaron para responder la pregunta. “El pan aumentó el 75%; la harina, el 97%; la harina para fideo, un 102%. Y esto con los datos del INDEC. Con el súper seguro es un poco más. La inflación promedio fue del 66 por ciento, que ya es una locura. Si los precios internacionales del trigo fueron muy favorables, y con lo que cosechamos ¿cómo puede ser que los fideos aumenten el 102%? Uno come fideos cuando no le alcanza para el asado”, dijo sin perder lo coloquial.

Las sombras del agro

El precio de los alimentos en la mesa de los argentinos esconde muchas sombras más. Sin embargo, lo más difícil es generar espacios de debate. Si el medio es el mensaje y los medios de producción de mensajes también están concentrados en muy pocas manos, el CEA busca introducir piezas para el debate en redes sociales. Su objetivo no es sólo despertar a la poblacion en general, apunta también puertas adentro del propio movimiento peronista.

“A la hora de discutir la temática del agro, de discutir la zona de la pampa húmeda, la importancia de la región central y la agricultura extensiva, uno se encuentra con compañeros que no entienden el proceso. Así terminan discutiendo que los productores están guardando la soja en un silobolsa que tiene una capacidad de 200 toneladas de acopio. Tenemos que hacer algo en el peronismo, porque si van a salir a hablar, tienen que estudiar un poco”.

Dió como ejemplo reciente el episodio de la liquidación de divisas por parte de productores sojeros. “Nos faltaban dólares, era verdad, pero a la soja no la liquidaban los productores de 100 hectáreas que tienen un silobolsa guardado”, aseguró. “Cuando empezamos a indagar quiénes son los que tienen capacidad de acopio, encontrás que Cargil tiene ocho millones de toneladas, Cofco tiene siete millones, AGD cuatro”, y Viterra, que ahora se está quedando con Vicentín, también participa. “Son los grandes grupos transnacionales que debían liquidar. Y me olvido del primer acopiador, ACA (Asociación de Cooperativas Argentinas), que tiene una capacidad de acopio de 23 millones de toneladas de granos”.

Para el director del CEA, la decisión del actual ministro de Economía, Sergio Massa, fue correcta. “Se sentó a hablar con ellos y le dijeron que sí, pero con un dólar a 200 pesos. Básicamente eso sucedió, porque son cinco empresas las que manejan la exportacion de granos, cereales y oleaginosas, y diez las que manejan más del 90 por ciento de la exportacion”. Detalló quiénes son: “Cargil, Cofco, Viterra, Bunge&Born, ADM, Luis Dreyfuss. Nombré seis”, dijo, “y ninguna es argentina. Massa les diseñó una devaluación segmentada y temporal, un dólar favorable y en un mes, ingresaron 8000 millones de dólares”.

“¿Cómo se controlar el precio de los alimentos en la mesa de los argentinos con la Constitución de 1994?”, preguntó este medio a Strasorier en un momento de la disertación. “La Constitución de 1949 era fantástica. Protegía los recursos naturales, le daba otro rol a la producción argentina”, respondió. Pero actualmente la discusión debe mirar el presente y el futuro. “Más que discutir 1949 o 1994”, prosiguió, “hay que buscar los mecanismos de lucha para generar un cambio. Creo que es una lucha constante, que se basa en una contradicción: el opresor y el oprimido. Estamos en esa situación. El sistema social de producción capitalista esta mediado por el dinero y la ganancia. Todo está alrededor de su valor de cambio, en todas las formas posibles, y posterga el rol social de los alimentos. Lo hace también en la salud, el arte, la recreación, en todas las áreas de la vida. Todo se convierte en mercancía. El tema es que Argentina es un gran productor de alimentos y ha quedado subsumida la justicia social. Que el 51 por ciento de nuestros pibes pasen hambre es inconcebible”.

Durante un tramo de la disertación aparecieron palabras y conceptos claves: cercanía, alimento como bien común. “Eso se logra con comunidad organizada y con protección de la naturaleza, de nuestros recursos naturales. Y tienen que funcionar en pos de la comunidad organizada el INTA, el INTI, CONICET, todas en función del cuidado de la casa común. La Junta Nacional de Granos fue una herramienta fantástica, pero hoy necesitamos otras para que Estado intervenga inteligentemente en la economía, sobre todo en el sector productivo y en la producción de cereales y oleaginosas”.

Habló sobre el modelo francés. “Ellos tienen un Estado presente, intervienen en cada parte de la vida económica. La presión impositiva de Francia es mucho mayor que la Argentina. Es un Estado que interviene inteligentemente para proteger su ciudadanía. En Argentina, debería tener un rol más importante YPF Agro y deberíamos fusionarla con Vicentín. Esa era la posibilidad de incidir en el sector cerealero, oleaginoso, y en el resto de la cadena de valor, por su estructura y potencialidad”.

Punto seguido, en la entrevista con Salta/12 apareció el tema de la hidrovía. “Es increíble que en Argentina no tengamos una flota de marina mercante propia, que no tengamos puertos propios, o una empresa de dragado propio. Con la importancia de la Cuenca del Plata necesitamos tener soberanía sobre el tránsito que se produce en nuestras estructuras”.

Strasoier, que también es asesor en el SENASA, opinó que la producción masiva de alimentos de calidad es la que está en discusión en Argentina, porque en las góndolas de supermercados los alimentos están divididos por calidad: el que tiene mayor poder adquisitivo come mejor y el que tiene menor poder, come peor. “El mercado esta regulando qué comemos y cuándo lo regula hay una gran cantidad de injsuticias. En Argentina se produce el fenómeno de reloj de arena”. Explicó que “en una base hay productores que se funden, y en otra base hay consumidores que no llegan a pagar los alimentos. En el medio hay un puñado de empresas que manejan todo y generan sus ganancias. En materia de alimentación estamos hablando de vivir o no vivir, pasar hambre o no, de desarrollarse o no. Y todo en un país que produce una gran cantidad y calidad de alimentos. Esa es la complejidad de las injusticias que hoy vivimos”.

El director de CEA tiene claro que hace falta regionalizar la producción, crear condiciones de intercambio, entre ellas, subsidiar los diferentes eslabones de la cadena si es necesario, pero con justicia social. El tema es aprovecharla, primero y fundamentalmente, para la mesa de los argentinos.