El Mundial de Qatar 2022 está próximo a comenzar, y la historia de las Copas del Mundo está repleta de situaciones curiosas. Inclusive, muchas de ellas se terminaron transformaron en fábulas.
Los periodistas Juan José Panno y Oscar Barnade llevaron adelante un trabajo formidable en ese sentido, para conocer con detalle cada una de esos testimonios que quedaron en los anales. Ambos publicaron el libro Mitos y Leyendas en la historia de los Mundiales, editado por Octubre, y con ilustraciones de Miguel Rep.
"Básicamente es un libro de historias cortas y entretenidas. Salvando los abismos es como Las Mil y una Noches de los Mundiales. El libro está lleno de mitos, leyendas, curiosidades, anécdotas, biografías, perfiles, datos comparativos, detalles útiles e inútiles, surgidos en algún caso de nuestras propias vivencias, o de la curiosidad periodística para ponernos a hurgar en la historia", explica Panno, uno de los autores.
Y agrega: "Es una especie de viaje compartido de Montevideo a lo que puede ser Qatar, pero sin estructura cronológica. Uno puede agarrar el libro en cualquier tramo y da lo mismo. Recreamos algunos hechos conocidos, las hazañas como el Maracanazo, las trampas como la de Alemania y Austria, los grandes equipos como Hungría del '54 y Holanda del '74 y, entre otras cosas, trazamos líneas paralelas entre Maradona y Messi".
El aporte de Barnade, un fenomenal estadígrafo, es fundamental. Al igual que el prólogo de Carlos Ulanovsky. Precisamente, en un fragmento de su texto, Ulanovisky dice: "Es posible que el fútbol que se practica actualmente sea, en esencia y salvando las distancias, las tácticas, los tatuajes de los jugadores, el dinero que este deporte genera y el VAR, bastante similar al que se practicaba en la segunda década del siglo 20. Hoy y entonces 22 atletas se esforzaban, corrían detrás de una pelota y buscaban el triunfo y la gloria de sus colores. Eso es lo que se trasunta leyendo Mitos y Leyendas en la Historia de los Mundiales".
Entre los relatos que se encuentran en el libro, hay dos que sirven para introducirse en lo que llegará a partir del 20 de noviembre próximo.
Vinicius y Vinicius
Hasta hace pocos años la mención de Vinicius, en Brasil remitía a Vinicius de Moraes, el mítico poeta y compositor, autor, junto a Toquinho, de la célebre Garota de Ipanema. En 1970, poco después del Mundial de México vinieron a la Argentina ellos dos junto a la cantante María Creuza. Actuaron en el famoso café concert La Fusa, y entre los muchos temas figuraba en el repertorio “La taça del mundo e nossa” (La copa del Mundo es nuestra). Dice la letra: “La copa del Mundo es nuestra/con los brasileños no hay quien pueda/ Sí, ese es el equipo de oro/ es bueno en samba, es bueno en cuero”. Al final de la canción agradecieron a los hinchas argentinos “porque hincharon por nosotros”. Era verdad, Argentina había perdido la eliminatoria ante Perú y se quedó afuera del Mundial y los hinchas argentinos, pese a la rivalidad histórica a medida que transcurría el campeonato, se fueron enamorando de aquel extraordinario equipo.
La mención de Vinicius remite hoy a José Paixao de Olivera, el futbolista del Real Madrid y la Selección Brasileña de mayor proyección. Vinicius junior le dicen a este, no para diferenciarlo del poeta sino de su padre que también jugaba al fútbol, aunque no llegó muy lejos. Con visión de futuro, Vinicius padre llevó a su hijo al club San Gonzalo, donde el pibe estuvo hasta que lo vieron los cazadores de talentos del Flamengo y se lo llevaron.
Delantero rapidísimo, encarador, de gambeta indescifrable, pronto fue ganando espacios en las selecciones juveniles y en el 2017, a los 17 años, ya había debutado en la Selección mayor. En España, después de un paso por el Castilla, filial del Real Madrid, se fue adaptando de a poco y explotó en el 2022. Será una de las figuras del Mundial, dicen todos en Brasil.
Juan Pablo Sorin y Silvio Marzolini
Juan Pablo Sorin y Silvio Marzolini tienen mucho en común: eran cracks, jugaban como laterales izquierdos, empezaron en clubes chicos, fueron idolatrados en los dos clubes más grandes de la Argentina, jugaron dos mundiales con la camiseta de la Selección nacional y cerraron sus campañas muy jóvenes. Sorin se inició en Argentinos Juniors y pasó por River, Lazio, Barcelona, Villarreal, París Saint Germain y Hamburgo, hasta concluir su carrera en Cruzeiro. Marzolini empezó en Ferro y, junto con Antonio Roma, fue transferido a Boca, club en el que desarrolló casi toda su carrera. Fue también director técnico de Boca y como tal se consagró campeón en el '81, con Diego Maradona en el equipo.
Sorin jugó dos Copas del Mundo, las de 2002 y 2006, ganó en el mismo año un Mundial sub 20 y la medalla de oro en los Juegos Panamericanos. Completó 56 partidos con la Selección Argentina, muchos de ellos como capitán. Convirtió 11 goles.
Marzolini jugó los mundiales de 1962 y 1966 y en este último integró la Selección ideal votada por el periodismo deportivo. Con la camiseta argentina jugó 28 partidos y marcó un gol. Como futbolista, Sorin, que era zurdo, siempre se destacó por su entrega física y su vocación ofensiva. Marzolini, que era derecho, sobresalió por su clase y su depurada técnica.
Sorin anunció su retiro a los 33 años, debido a la seguidilla de lesiones y a los problemas físicos que lo venían acompañando durante los últimos años de su carrera futbolística.
La carrera de Marzolini terminó mal. El presidente de Boca, Alberto J. Armando, aún resentido por la participación activa de Marzolini en la huelga de 1971, puso trabas a su continuidad, rechazó una venta a Francia y, más tarde, le dio el pase libre con la condición de solamente jugar en el interior del país. Ante este panorama, a los 32 años, Marzolini decidió colgar los botines.
Sorin nació el 5 de mayo de 1976. Marzolini, que había nacido el 4 de octubre de 1940, murió el 17 de julio del 2020.