La caída en la producción y la inversión en la industria petrolera tiene, para el especialista de Cambiemos y director de YPF Emilio Apud, dos explicaciones: los precios internacionales del petróleo y los conflictos planteados por la dirigencia gremial en Patagonia Sur. De esa forma, el dirigente radical, cercano a Ricardo López Murphy, deslindó a la política del gobierno nacional y a los empresarios del sector de toda responsabilidad en la caída de la producción que la llevó a su nivel mínimo en 35 años. Con respecto a los problemas de merma de actividad que padece la provincia de Santa Cruz, fue aun más tajante: “técnica y económicamente, esa provincia se ha tornado un lugar inviable en términos de producción”.
“La merma que se está manifestando en la producción es como en toda la industria: una cuestión de precios. Y, en particular en las provincias de Santa Cruz, Chubut y Neuquén, a la inactividad por problemas gremiales”, expresó Apud a la agencia de noticias Télam. El director de YPF subrayó que “no es una novedad que con precios tan bajos, de 42 dólares el barril internacional de petróleo crudo y de 55 el barril criollo, no se pueda pensar que habrá una reactivación rápida”. En la misma línea, el gerente de Relaciones Gubernamentales de Sinopec, José Esteves, señaló a la misma agencia que “la conflictividad gremial, los bajos precios y la falta de previsibilidad hacen que haya una menor producción, sobre todo en petróleo”.
Fue la política energética del actual gobierno la que vinculó directamente a la producción local con los vaivenes de los precios internacionales, al eliminar el mecanismo de compensaciones que establecía un precio fijo cercano a los 70 dólares para el productor, y un plus mayor para el petróleo pesado de Chubut y Santa Cruz (cuenca del golfo San Jorge). En una etapa de depresión de precios internacionales, esta decisión desalentó la inversión en exploraciones y explotación y se reflejó en la fuerte caída en el nivel de perforaciones en las áreas convencionales. En los primeros cinco meses del año, se perforaron en total 326 pozos, contra los 570 que se llegaron a perforar por año entre 2014 y 2015. En ese mismo período, la producción de petróleo cayó 8,1 por ciento con respecto a 2016 y 10,3 por ciento en relación a 2015 (fuente: informe de Oetec).
La reducción del subsidio al crudo pesado, a su vez, prácticamente hundió la producción en el sur. En Santa Cruz, las empresas concesionarias ya informaron que, por este año, no se harán nuevas perforaciones, mientras que se siguen dando de bajas equipos de servicio en los pozos por salida de producción de los de menor rendimiento.
Esta bruta reconversión que está sufriendo el sector petrolero pretende ser acompañado por una flexibilización de los convenios colectivos, tal como ya se hizo en Neuquén con el representante gremial local, Guillermo Pereyra (senador, además, del MPN). En Chubut y Santa Cruz hay mayor resistencia, pese a que la reducción de actividad ya provocó miles de despidos, fundamentalmente entre las empresas contratistas. A pesar de la presión, los petroleros del sur resisten. Es por eso que Apud los responsabiliza de la menor producción.
Desde la perspectiva del ministro del área, Juan José Aranguren, si el petróleo en el mundo está bajo y aquí producirlo sale más caro, lo razonable sería importarlo, tal como explicó a pocas semanas de haberse hecho cargo. De ese modo, se abandonó sin decirlo la meta del autoabastecimiento de la gestión anterior. Pero Emilio Apud fue más allá. Dos semanas atrás, sin demasiadas vueltas, definió a Santa Cruz como “un lugar inviable” en términos de producción. Según el director de YPF, “lo que ocurre en Santa Cruz es el resultado de haber persistido en un modelo de extracción deficitario”. “Lo único que persigue ese modelo es darle perpetuidad a los beneficios obtenidos en tiempos de otra dirección gubernamental”, afirmó en dicha oportunidad (última semana de junio). Apud no sólo está conforme con haber sacado al gobierno kirchnerista: por lo visto, también se quiere sacar a Santa Cruz de encima.