Desde Brasilia
Luego de la victoria de Luiz Inácio Lula da Silva en las elecciones del domingo pasado no se descarta que el papa Francisco realice una visita Brasil. En la Iglesia católica hay quienes consideran "deseable y hasta probable" que Jorge Mario Bergoglio aterrice por segunda vez en el país con la más numerosa población católica del mundo.
El primer viaje
Su primer viaje al exterior como Papa fue en 2013 para encabezar la Jornada Mundial de la Juventud, durante el gobierno de la presidenta Dilma Rousseff, con quien estableció una relación cordial. Esa gira por Río de Janeiro y San Pablo, que incluyó una recorrida por una favela, fue fruto de negociaciones en las que tomó parte el dirigente del Partido de los Trabajadores (PT) Gilberto Carvalho, exseminarista, hombre de confianza de Lula y con buen tránsito entre los movimientos sociales. En aquella ocasión prometió volver cuatro años más tarde en 2017 para los festejos del tercer centenario de la aparición de la Virgen de Aparecida, la patrona nacional.
Aquella estancia de 2013 puso fin a las poco fluidas relaciones entre el Palacio del Planalto y el anterior jefe de estado Vaticano, Benedicto XVI. "Realmente creo que el Papa podrá visitarnos nuevamente. No es imposible que retorne. Seguramente Lula va a a convidarlo en cuanto tenga oportunidad de verlo", declaró a este diario Antonio Eduardo de Oliveira, secretario del Consejo Indigenista Misionero (CIMI) organismo vinculado a la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB).
"Si Francisco viniera sería una gran alegría para la Iglesia y para los pueblos indígenas, el Papa tiene un especial cariño por Brasil, ha demostrado en los hechos un compromiso verdadero con los pueblos indígenas y con la Amazonia que nosotros le agradecemos. Fue muy importante el Sínodo de la Amazonia de 2019", destaca Oliveira. Y agrega, "sería un gran honor" si el Pontífice visitara la Amazonia, "justo ahora que él acaba de nombrar como cardenal al arzobispo de Manaos Leonardo Seteiner. Don Leonardo es el primer cardenal de la Amazonia. Eso es un gran reconocimiento para nuestra lucha en la floresta".
Voto casi cantado
En los días previos al balotaje de la semana pasada Francisco pidió que Brasil se libere del "odio y las mentiras", expresión seguramente destinada a Jair Bolsonaro. Paralelamente se encontró en Roma con una delegación de obispos de San Pablo que le hicieron llegar un documento donde se consignó que la democracia brasileña está en peligro y fueron citadas medidas golpistas del capitán-presidente. Los religiosos le obsequiaron una imagen del cardenal Paulo Evaristo Arns, el fallecido arzobispo paulista recordado por haber enfrentado a la dictadura y por haber denunciado internacionalmente las violaciones de los derechos humanos.
Consultado sobre si el Papa hubiera votado a Lula o a Bolsonaro el dirigente católico Oliveira responde: " él no puede votar en nuestro país pero sin dudas tiene una clara preferencia por Lula, no hay ninguna afinidad con Bolsonaro". Oliveira agrega que Bergoglio tuvo la "valentía" de ser quien se encontró con Lula en el Vaticano en febrero de 2020, dos meses después de que el líder petista recuperara la libertad tras la prisión de 580 días determinada por el juez fraudulento Sergio Moro, a la postre ministro de Justicia de Bolsonaro y reciente asesor del mandatario en los debates electorales contra Lula.
No al golpe
Francisco no volvió a Brasil en 2017 para las celebraciones de la Virgen de Aparecida debido al golpe que destituyó a Dilma en 2016, y se esmeró en hacer notar su disgusto con el gobierno de excepción encabezado por Michel Temer. Desde 2019 las relaciones entre la Santa Sede y Brasilia entraron en su "peor momento en años, el presidente Bolsonaro ni siquiera fue a la canonización de la Hermana Dulce, escogida como la primera santa brasileña, y atacó al Sínodo de la Amazonia, viéndolo como si fuera amenazante a la soberanía", señala Oliveira.
El nombramiento del arzobispo Leonardo Steiner como cardenal , ocurrido meses atrás "llegó en un momento muy delicado para los pueblos indígenas y para la Amazonia, esto nos dio un respaldo mayor institucionalmente hablando, y sabemos que esto también ayuda al liderazgo de don Leonardo, que es un hombre comprometido, un franciscano igual que el cardenal Claudio Hummes, que fue la mano derecha del Papa en el Sínodo de la Amazonia".
Tras la victoria de Lula en el balotaje hubo más de 900 bloqueos en carreteras de todo el país organizados por activistas enfundados en camisetas amarillas de la selección brasileña, símbolo del bolsonarismo. Los extremistas desconocen el resultado de los comicios alegando un fraude y demandan la intervención de las Fuerzas Armadas. Los bloqueos comenzaron a ser levantados a partir del miércoles cuando Bolsonaro - posible instigador en las sombras de la insurgencia - pidió que sea restablecido el "derecho de ir y venir".
Los últimos cinco bloqueos a cargo de militantes golpistas continuaban este sábado en las provincias de Pará y Mato Grosso, en la región amazónica. "Los estancieros, los madereros, y los garimpeiros ilegales (extractores de oro y otros minerales, además de diamantes) que están con Bolsonaro son muy fuertes en Pará y Mato Grosso, y en otros estados de la Amazonia como Roraima, en la frontera con Venezuela, Rondonia y Acre", reseña Oliveira . La atual crisis ambiental y humanitaria " se parece bastante a lo que sucedía durante la dictadura", señala el dirigente católico y recomienda leer el último libro de Frei Betto, "Tom vermelho no verde", Tono rojo en lo verde, segun una trasducción libre.
Temor a una masacre
En la gigantesca selva de más de 4,5 millones de kilómetros cuadrados, la campaña a favor de la reelección de Bolsonaro fue "clarísima" por parte de los grupos que "atacan a la población indígena, invaden sus tierras, esa gente se benefició mucho con este gobierno," advierte el secretario del CIMI.
"Estuve en Pará me dijeron que estaría habiendo una orden de quemar todo lo que se pueda, invadir al máximo. Tenemos noticia de que hay familias enteras dejando sus comunidades para buscar refugio, hay una rabia incentivada desde el gobierno, previene Oliveira. "Estamos temiendo que haya una masacre".