Los arrayanes, los matos, la pitanga, el horco molle y un sinfín de especies de árboles conocidos pertenecen a la familia de las mirtáceas, que suele caracterizarse principalmente por tener corteza lisa en sus troncos y ramas. En Catamarca tenemos 7 especies de mirtáceas, pero la más desconocida en el mundo de la ciencia es el mato mulato, cuyo nombre científico es Myrcianthes minimifolia y fue descubierta en 1985.

“Se trata de un pequeño arbolito de esta familia tan peculiar, que también tiene corteza lisa, pero se destaca más que nada por la pequeñez de sus hojas y sobre todo por la escasez de su presencia o bien la dificultad de los hábitats en los que crece. En 1985, la especialista en mirtáceas Alicia Rotman descubrió esta especie en un sector de las Yungas de Jujuy y hasta ese entonces solamente había sido citada para Perú, en el departamento Arequipa”, contó a Catamarca/12 el biólogo Gonzalo Martínez.

No solo se trata de una especie muy escasa, sino que crece en hábitats muy especiales, sumamente escarpados. En Catamarca se la encontró hasta el momento en la ladera oriental de la sierra Ambato, en las cuencas de los ríos que descienden hasta las localidades de El Rodeo y Las Juntas.

“En ciertos sectores llega a formar pequeños bosquecillos marginales que cumplen una función esencial en el ecosistema: contener los suelos en las orillas de los ríos de montaña. Se la encuentra como especie acompañante del pino del cerro, árbol nativo que forma grandes extensiones de bosque montano de Yungas al oeste y suroeste de la localidad de Las Juntas, en el departamento Ambato. Hasta el momento, a nivel nacional solo se encontró al mato mulato en Jujuy y Catamarca, mientras que a nivel mundial solo en Argentina y Perú”, resaltó el profesional.

Al tratarse de una especie tan escasa y tan “rara”, el mato mulato ha sido muy poco estudiado, por lo que no se conoce su real distribución y su estado poblacional aún. Lo cierto es que al parecer es un habitante más de los bosques nublados y húmedos de las cadenas montañosas orientales de los Andes. Martínez explicó que “sus funciones en el ecosistema son muy importantes, por lo que se debería considerar crear áreas naturales protegidas. No solo protege las cuencas de los ríos y arroyos principales de los bosques montanos yungueños, sino que su pequeño fruto anaranjado puede ser alimento para aves y otros animales”.

“En Ambato, los dueños de las tierras no permiten la creación de áreas naturales protegidas en esta zona tan primordial de proteger como corresponde. La ganadería extensiva genera una enorme presión de sobrepastoreo y pisoteo de plantas autóctonas, retrasando el correcto proceso de los bosques nativos, trayendo consecuencias negativas sobre las cuencas de los ríos. La protección de los bosques nativos y las especies autóctonas es algo prioritario en la agenda global de hoy. Aquellas familias o personas que se apropian de recursos naturales invaluables deberían considerarlo”, concluyó el biólogo.