El Nano Joan Manuel Serrat canta que: "De vez en cuando la vida nos besa en la boca y a colores se despliega como un atlas, nos pasea por las calles en volanta y nos sentimos en buenas manos".

Ese de vez en cuando es para mÍ hoy, migrando de provincia con mi compañera de la vida y amada mujer al reencuentro con mi hija y mi nieto.

Luego de dos años de distancias forzadas, sobrevivientes de la pandemia de Covid-19 volvemos a los abrazos con seres entrañables.

Toda vida verdadera es encuentro. Hay simulacros de encuentro y también desencuentros. Conversaciones, bromas, risas y miradas. Lo importante no es la cantidad de encuentros sino la intensidad.

Los aprendizajes intergeneracionales, compartir cuentos con historias de sopas letras y leyenda de animales. Compartir la caricia de un perro y percibir su nobleza, aprender jugando que la vida es un juego muy serio y no es siempre a todo nada.

Que existen los grises en más de una ocasión y que también tenemos segundas y terceras oportunidades de crear y recrear vínculos afectivos.

Toda una tregua indispensable para recobrar impulso vital y sobrellevar los avatares en un mundo que se torna muchas veces hostil.

Siempre cultivar la ternura y los nobles afectos es recobrar aire puro.

Carlos A. Solero