Cada año sube el porcentaje de personas que solo están cubiertas por el sistema público de salud mientras que bajan las que además poseen cobertura a través de obras sociales, empresas de medicina prepaga, mutuales o servicios de emergencia. El porcentaje de pacientes con obra social o prepaga disminuyó casi cuatro puntos entre el primer semestre del 2018 y 2022. Atribuyen la baja al aumento del empleo informal y del precio de la cuota de las prepagas.
La mayoría, el 66 por ciento, sigue estando cubierta por obra social, prepaga, mutual o servicio de emergencia, mientras que el 33,9 por ciento solo posee cobertura médica a través del sistema público, lo que equivale a 9, 9 millones de personas. Los datos surgen del informe sobre Condiciones de vida de la población que publica semestralmente el Indec.
De acuerdo con el informe en la primera mitad de 2018, el 69,5 por ciento de la población tenía obra social, prepaga, mutual o servicio de emergencia, porcentaje que descendió al 66 por ciento. En cambio, la porción de personas que solo tienen cobertura del sistema público aumentó del 30,2 por ciento al 33,9 por ciento.
Este proceso fue continuo desde el 2018, con un descenso más pronunciado de la cobertura médica de obras sociales o prepagas durante la pandemia, hecho que puso mayor tensión en el sistema público, por el fuerte incremento de la demanda de prestaciones. Con el levantamiento de las restricciones de la cuarentena, descendió al 31,1 por ciento los que sólo se atienden en el hospital público, para crecer al 33,9 por ciento en la primera mitad de 2022 por el avance de la informalidad y el descenso del ingreso de la población en relación con los valores de las cuotas de la medicina privada.
Si se lo analiza por sexo, el porcentaje de mujeres que cuenta únicamente con cobertura pública del sistema de salud es del 32,6 por ciento y del 35,2 por ciento en el caso de los varones. Por grupo de edad, el 44,1 por ciento de los niños, niñas y adolescentes hasta 17 años se encuentra en esa situación, mientras que este porcentaje desciende al 2,9 por ciento en el grupo de adultos mayores de 65 años y más. En este grupo etáreo y gracias a la amplia cobertura jubilatoria el 97 por ciento se encuentra cubierto además con obra social, prepaga, mutual o servicio de emergencia.
Al hacer la comparación con el 2018, el grupo etario más afectado (es decir, el que perdió el beneficio de contar, además de con la cobertura de salud pública como todos los ciudadanos, con una obra social, mutual o prepaga), fue el de los menores de 17 años. Es un fenómeno que se replica en los índices de pobreza e indigencia, donde la franja etária más afectada en general es la de los más jóvenes que pertenecen a hogares pobres. En proporción, en 2018, con el 71 por ciento, las mujeres tenían cobertura de obra social y/o medicina privada. En 2022, descendió al 67,3 por ciento. Entre los varones, se redujo del 67,9 por ciento al 64,6 por ciento.
La estructura de la cobertura de salud presenta una fuerte heterogeneidad según los niveles de ingresos de la población. Al realizar el análisis por hogares, el informe del Indec afirma: "La combinación de tipo cobertura médica entre los miembros del hogar muestra que, en un 53,3 por ciento de la población total, todos los miembros tienen cobertura (obra social, prepaga o servicios de emergencia). Esta proporción asciende a 70,2 por ciento entre los no pobres, es de 30,9 por ciento entre los pobres no indigentes y de 14,3 por ciento entre los pobres indigentes".
Informalidad y precios
Hay dos respuestas inmediatas que explican estas cifras: el aumento del empleo informal, que no cuenta con aportes a una obra social, y la suba del precio de las prepagas autorizadas por el gobierno.
La recuperación económica del 2022 tuvo su correlato en la caída de la tasa de desocupación de 9,6 a 6,9 por ciento en el segundo trimestre 2022-2021- y un aumento de trabajadores formales. Sin embargo, el crecimiento del empleo es traccionado por el asalariado informal. Entre los primeros trimestres de 2021 y 2022 la cantidad de trabajadores formales creció un 2 por ciento mientras que la de asalariados informales lo hizo en 18 por ciento, pasando de 4,4 a 5,2 millones de ocupados. Los datos los analiza el estudio "Informalidad y precariedad en Argentina" que elaboró el Centro de Estudios Metropolitanos desglosando las estadísticas laborales de la Encuesta permanente de hogares (EPH).
De acuerdo al CEM, en Argentina hay 19,8 millones de trabajadores ocupados dentro de los cuales el 44 por ciento se desempeña en condiciones de precariedad laboral. En 2005, en el marco del inicio de la recuperación posterior a la crisis de 2001, más de la mitad de los ocupados eran trabajadores precarios (52 por ciento). Ese porcentaje disminuyó hasta llegar a 39 por ciento en 2015, pero volvió a crecer en 2020. "Como consecuencia de la crisis económica desatada a partir de 2018 se vuelve a retomar una tendencia creciente de precarización que se sostiene durante la salida de la pandemia (2022)", asegura el CEM.
Por la parte de las prepagas, la historia es más conocida. Con una suba autorizada que acumulaba casi el 114 por ciento en el 2022, el aumento se encuentra por encima de las estimaciones de inflación más pesimistas que llegan al 95 por ciento. Actualmente el incremento porcentual en las cuotas de las prepagas está calculado a partir de la ecuación de costos que el Ministerio de Salud reconoce a las empresas a través de la Resolución 1293/2022, del 30 de junio pasado.
Tras una acusación pública vía redes sociales de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, el gobierno desdobló el último aumento del 13,8 por ciento para diciembre que se transformará en dos subas del 6,9 por ciento a aplicarse en dos meses. Con este desdoblamiento, en 2022 en lugar del 113,8 por ciento, el aumento acumulado de las cuotas entre diciembre del año pasado y mismo mes de este año será del 100,9 por ciento. Además a partir del primero de febrero 2023 las cuotas pasarán a ajustarse con un nuevo sistema, segmentado según los ingresos del afiliado.