El derecho al cuidado “tiene que ser considerado como un derecho humano” desde una doble exigencia: los Estados “deben garantizarlo” y a la vez “reconocer su importancia y su injusta distribución” al recaer mayoritariamente sobre las mujeres, adolescentes y niñas porque esa “sobrecarga” de trabajo “profundiza y agrava desigualdades, impidiéndonos determinar el uso del tiempo o disponer de tiempo libre”. Con esta demanda a los gobiernos latinoamericanos y del Caribe y la exigencia de políticas y programas integrales de cuidado, “con suficiente presupuesto”, cerró este lunes en el Espacio de la Memoria de la exEsma el Foro Feminista previo a la apertura de la XV Conferencia Regional sobre la Mujer que se inaugura este martes en el Hotel Sheraton con la presencia del presidente Alberto Fernández y delegaciones gubernamentales con las máximas autoridades en materia de género de cada país, y finaliza el viernes.
Organizada por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de la ONU (Cepal) con apoyo de ONU Mujeres y otros organismos de la ONU, la XV Conferencia Regional sobre la Mujer tiene como eje convocante: “La sociedad del cuidado: horizonte para una recuperación”. Con el telón de fondo de la profundización de las desigualdades estructurales en la región durante la pandemia de covid 19, la Cepal propone para revertirla “transitar hacia la sociedad del cuidado como horizonte y camino para una recuperación transformadora, sostenible y con igualdad”.
En mayo, el presidente Alberto Fernández envió a la Cámara de Diputados el proyecto de ley para crear un sistema nacional integral de cuidados y ampliar las licencias por maternidad y paternidad pero todavía no empezó a tratarse.
El documento final que salió del Foro Feminista y que este martes se leerá ante las delegaciones oficiales critica el impacto de la deuda externa y el extractivismo financiero y ambiental sobre la vida de las mujeres y exige la profundización de los derechos sexuales y reproductivos en toda la región, además de una equitativa distribución de tareas de cuidados, entre otras demandas.
“Uno de los ejes que es central debatir entre los transfeminismos es cómo los procesos de endeudamiento de los países condicionan el acceso a derechos. En este caso, cómo repercuten en la pauperización de los servicios y las estructuras de cuidados, y la carga extra sobre las femenidades. Esta sobrecarga de tareas sin reconocimiento económico está en la base de la feminización de la pobreza”, destacó en diálogo con Página 12 Vanina Escales, coordinadora del trabajo transversal de género del CELS y parte de la Comisión Organizadora del Foro.
“Nada muestra tanto la injusticia de género, como la división sexual del trabajo, premisa sobre la que se monta la idea de que el trabajo de cuidado no remunerado es nuestra responsabilidad exclusiva, producto del “amor” e históricamente feminizado”, advierte el documento final.
En el Foro Feminista participaron unas dos mil activistas e integrantes de la sociedad civil de toda la región, la más alta concurrencia en la historia de estas conferencias que se vienen replicando --cada tres años-- desde hace 45 años, cuando se hizo la primera en La Habana, Cuba. En la Conferencia se esperan unas 1500 personas más.
Por la mañana, en la apertura del Foro, lideresas indígenas con sus trajes típicos realizaron en los jardines de la exEsma una ceremonia ancestral y reivindicaron su rol como defensoras de los derechos humanos y el medio ambiente.
Fueron invitadas a saludar desde el escenario, montado en uno de los salones del predio, Ayelén Mazzina, ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad; Marita Perceval, secretaria de Políticas de Igualdad y Diversidad; Ana Güemez, directora de la división de género de la Cepal y María Noel Vaeza, directora regional de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe. “La lucha no es individual. Es colectiva. Y no nos vamos a callar más”, arengó la ministra.
La inauguración estuvo a cargo de la activista colla de Salta Irene Cari, la joven trans de Neuquén Tatiana Breve y la abogada ecofeminista María José Lubertino, como parte de la Comisión Organizadora. “El reclamo feminista histórico de políticas de cuidado como eje central para desarmar la desigualdad de género y reactivar la economía en tiempos de crisis finalmente llegó al centro de la agenda política”, destacó Lubertino.
Durante la jornada se realizaron dos conversatorios y varios talleres que abordaron el tema de la XV Conferencia desde distintas perspectivas.
¿Qué dice el documento?
Como cierre del Foro Feminista se aprobó el documento con las demandas de la sociedad civil que este martes se leerá en la inauguración oficial, en el que se señala que los Estados “tienen la obligación de adoptar e implementar políticas y programas con suficiente presupuesto” dirigidos a la creación de sistemas integrales de cuidado que desarrollen infraestructuras y servicios accesibles y de calidad y que “incorporen una perspectiva de género, de interseccionalidad y con pertinencia cultural, con un enfoque feminista que analice y comprenda el impacto del cuidado en las vidas de las mujeres en toda su diversidad”.
Además, se subraya que el trabajo de cuidados “aumenta el empleo de las mujeres” ya que las ocupaciones que se relacionan con la economía del cuidado están fuertemente feminizadas --el sector de la salud, la educación, el trabajo doméstico remunerado--. Pero se advierte que estas ocupaciones en general reciben los salarios “más bajos” de la economía y suelen generar empleo en el “sector informal”, sin beneficios en cuanto a la cobertura sanitaria y de protección social, y “con mayores riesgos de enfrentar formas múltiples e interseccionales de discriminación, violencias y marginación”.
El documento del Foro Feminista hace hincapié también en que el trabajo de los cuidados realizados por las mujeres indígenas --sanadoras, curanderas, hierberas, cuidadoras de la madre tierra-- no es reconocido. De igual manera --apunta el texto-- continúa siendo invisibilizado el trabajo de cuidados que se realiza “a través de las organizaciones comunitarias en muchos de nuestros países, que ha permitido a los sectores más vulnerables afrontar los impactos de pobreza estructural y de las crisis socioeconómicas de los últimos años”.
Por otra parte, se advierte que “los desalojos y otros procesos de expulsión producto de la voracidad inmobiliaria y extractivista --tanto sobre los territorios ancestrales como los urbanos-- amenazan la vida de las comunidades y son causa de migraciones forzadas y mayores niveles de pobreza y vulnerabilidad”. Por esa razón, se reclama a los Estados “mayores esfuerzos para garantizar el acceso de las comunidades campesinas y de pueblos originarios y afrodescendientes al agua y a la tierra, como aspectos clave que permiten el sostenimiento de experiencias de cuidados comunitarios”. También se pide que se garantice “el uso social de la tierra” en los territorios urbanos, y el acceso “a una vivienda digna y a infraestructuras y servicios” que permitan la “colectivización” de los trabajos de cuidado.
También se pide a los Gobiernos la implementación de “medidas preventivas, de protección y atención que contribuyan a la erradicación de todas las formas de violencia basadas en el género”, incluyendo las violencias y vulneraciones a los derechos humanos de las que son víctimas “las mujeres que ejercen el trabajo sexual” y “todas las formas de violencia sexual, así como los feminicidios y transfeminicidios”.
El manifiesto del foro feminista exige a los Estados además la implementación de educación integral en sexualidad y llama la atención en forma especial sobre la región centroamericana en donde la penalización del aborto es absoluta; y en particular además, sobre el caso de Honduras, único país en el continente que niega la posibilidad de acceder a pastillas anticonceptivas de emergencia (PAE). También denuncia “la dictadura en Nicaragua que violenta de manera sistemática a las defensoras de derechos humanos, que reprime la movilización social y que expulsa o encarcela a la disidencia”.
En el texto consensuado se considera que los sistemas de cuidado deben asumirse como una inversión, no como un gasto y deben contemplar la corresponsabilidad involucrando “al Estado, las comunidades, las familias y el mercado”.
A la par de la Conferencia, se harán a lo largo de la semana alrededor de cuarenta eventos paralelos en distintos lugares de la ciudad con el eje puesto en “los cuidados”, y un foro de parlamentarias, donde se analizarán las leyes y proyectos que abordan el tema. La cumbre cerrará el viernes con un documento consensuado por las delegaciones oficiales, en el que los Estados asumirán compromisos para avanzar en la agenda de cuidados en la región.