SHARM EL SHEIKH, Egipto. Al calor del calentamiento global, cada vez son más las investigaciones que vinculan las causas de la crisis climática con sus causantes. No hay sorpresas al respecto, pero si mayor claridad: un pequeño puñado de seres humanos está poniendo en jaque el clima del planeta, son los supermillonarios, verdaderos barones del carbono que se acumula tanto en la atmósfera como sus riquezas en sus cuentas bancarias.
Una de las investigaciones más claras y recientes es el informe de Oxfam titulado "Multimillonarios de carbono", el cual da cuenta de la relación entre la fortuna de los hombres más ricos del planeta y la huella de carbono que sus inversiones tienen en sus distintas carteras de negocios. No se trata así, solo de su banal y bochornoso estilo de vida, altamente consumidor y contaminante, sino de las implicancias de sus decisiones en las múltiples compañías que dirige o tienen parte del paquete accionario.
Siguiendo el informe de Oxfam, los números de los Barones del Carbono son elocuentes: En total, el grupo de los 125 más súper ricos del mundo emite al año 393 millones de toneladas de CO2eq. En promedio, cada multimillonario emite 3,1 millones de toneladas de CO2eq. Muy cercano al promedio de la Argentina que es 4,02 en promedio de toneladas por año por persona de gases efecto invernadero (GEI). Con la diferencia de que en nuestro país somos 47 millones de personas.
De esta forma la inequidad e injusticia climática se corporiza en los verdaderos grandes responsables de la crisis actual, que si bien no son responsables del total de crisis climática histórica, son quienes continúan ganando dinero y acumulando enormes riquezas a costa del clima mundial y las consecuencias negativas que su modificación están produciendo para las inmensas mayorías del planeta.
En este marco desde Avaaz creemos que los trabajadores de las distintas empresas y sectores que pertenecen a estos multimillonarios no pueden ser rehenes de esta situación.
La forma en que transformamos nuestras sociedades para enfrentar el cambio climático amplificará o reducirá las desigualdades existentes. Para tener éxito en la transición, debemos apoyar a los millones de trabajadores en la industria de los combustibles fósiles a medida que dejan atrás las industrias contaminantes del pasado para asegurarnos de que lo hagan. así con dignidad y esperanza. Si nos tomamos en serio la eliminación gradual de sectores completos, entonces debemos tomar muy en serio las implicaciones para las personas que todavía dependen de ellos. La Declaración de Transición Justa de Silesia, acordada en Polonia en 2018, fue adoptada para abordar precisamente este desafío.
Para que los super ricos no estén por fuera de las regulaciones de todos los mortales, los gobiernos del mundo deben establecer mecanismos innovadores y valientes que sometan a todos a lo acordado en París en 2016. Es decir, mantenernos dentro del aumento máximo de 1,5 grados centígrados, en comparación con los niveles preindustriales. Esto incluye sin lugar a dudas a los super ricos y sus inversiones. Ninguna inversión tendrá más riesgo que el que afrontamos con la desestabilización del clima y sus graves consecuencias. Según el IPCC ya casi la mitad de la población mundial, entre 3.300 y 3.600 millones de personas viven en contextos altamente vulnerables al cambio climático.
Si el mundo se calienta 2°C, es probable que perdamos entre el 0,2% y el 2,0% del dinero mundial. Parece poco, pero el 2% del PIB mundial actual es más de un trillón de dólares. Si el calentamiento aumenta más allá de los 2° C, los costos serán aún mayores, aunque no podemos estar seguros de los números exactos. Se ha calculado que la adaptación a un mundo 2° C más cálido cuesta al menos 100 mil millones de dólares al año.
Salvar el clima es un gran negocio incluso para la economía, no solo para el bienestar de la mayor parte de la humanidad: pero es responsabilidad de los gobiernos encausar a los super ricos, para que su destrucción no sea la consecuencia de un negocio de unos pocos. En definitiva, es la capacidad de los Estados de generar reglas, impuestos y marcos económicos con énfasis en la justicia social y ambiental, lo que determinará el futuro del clima, del planeta y la humanidad.
Necesitamos una economía que deje de ser funcional a los millonarios y que funcione para todos nosotros, los miles de millones. Nuestra región sabe como hacerlo, tiene un largo historial de cambio del status quo en favor de las grandes mayorías populares, y esto es precisamente lo que el mundo está necesitando de forma urgente y dramática.
* Director de Avaaz