La problemática ya es conocida: el crecimiento de la cantidad de puestos de trabajo, de la actividad, la industria y la capacidad instalada no se traducen en una mejora en los bolsillos de las personas. La inflación crece a un ritmo acelerado con respecto a los salarios e impacta sobre un poder adquisitivo que afecta a un universo laboral muy heterogéneo. Acumula una pérdida de 2,5 puntos por debajo de la inflación desde que asumió el gobierno actual, pero con un encono especial para los y las trabajadoras informales cuyo salario promedio perdió 17 puntos contra la inflación. De cuánto debería ser la suma fija para recuperar el poder adquisitivo.

Los salarios no lograron recuperar aún los niveles de 2015, previo a la pérdida de veinte puntos que sufrieron los y las trabajadoras durante el gobierno de Macri. Segun el Indec, el sector registrado perdió 2,5 puntos desde el 2019. El  empleo privado registrado está 2 puntos encima que en diciembre de 2019 y el sector público registrado 17 puntos por debajo.  Si el mundo de los registrados no muestra buenas señales, el de los no registrados es preocupante: el aumento se encuentra 50 puntos por debajo que la inflación acumulada en el periodo (171 por ciento versus 221,50 por ciento). 

Al complejizar la situación de los asalariados registrados del sector privado, cuyos números muestran que en promedio le ganaron por dos puntos y medio a la inflación del periodo, aparece una nueva problemática: el indicador se calcula en base al promedio de estos salarios, en un universo en el que hay sueldos muy altos y muy bajos y no es representativo de la situación general del sector. 

Técnicamente hay mucha diferencia entre el promedio de los salarios (es decir, la suma de todos los salarios dividido los trabajadores, que no dice nada de la distribución de la masa salarial) y la mediana, que explica el valor de salario por debajo del cual está la mitad de los trabajadores registrados por el SIPA. Es una medida del “techo” de la mitad de los trabajadores que menos gana. Esta problemática es la que podría particularmente abordar la suma fija: permitiría mejorar relativamente a la mediana de los salarios, sobre todo, de los trabajadores de menores ingresos que son los que están más golpeados.

Suma fija

Bajo esta premisa, el Centro CEPA realizó un ejercicio que permiten aproximarnos a escenarios de recuperación de poder adquisitivo. 

* Equivalente a suma fija de febrero de 2020 (4.000 pesos):si se pretende emular la medida anunciada a finales de 2019 por Alberto Fernández, la suma fija debería ser de 13.850 pesos. La mediana salarial sumaría aproximadamente 9,7 por ciento de incremento en términos reales respecto del mismo mes sin suma fija. Implicaría una recuperación de 2,9 por ciento respecto a diciembre de 2019, de 1,4 por ciento respecto del promedio de 2019, pero aún 14,4 por ciento debajo del promedio de 2015.

* Si la suma fija fuera de 18.850 pesos  (un valor 36,1 por ciento superior al equivalente a 4.000 pesos de febrero de 2020), el incremento real de la mediana salarial sería de 13,2 por ciento aproximadamente respecto del mismo mes sin suma fija. Adicionalmente, el guarismo implicaría recuperar 6,2 por ciento respecto a diciembre de 2019, de 4,6 por ciento respecto del promedio de 2019, pero aún 11,7 por ciento debajo del promedio de 2015.

*Si la suma fija fuera de  8.850 pesos  (es decir, 36,1 por ciento inferior al equivalente de 4.000 pesos de febrero de 2020), el incremento real de la mediana salarial alcanzaría 6,2 por ciento aproximadamente respecto del mismo mes sin suma fija. Adicionalmente, el guarismo implicaría valores similares a los de diciembre de 2019 (-0,3 por ciento) respecto a diciembre de 2019, de -1,8 por ciento respecto del promedio de 2019, y aún 17,2 por ciento debajo del promedio de 2015.

* Recuperar lo perdido desde 2015: finalmente, si se pretende recuperar el poder adquisitivo promedio de 2015, entonces la suma fija debería sumar 40.400 pesos . Si se aplicara en octubre (este valor implica superar 191,7 por ciento sobre el equivalente a 4.000 pesos de febrero de 2020), el incremento real de la mediana salarial sería de 28,2 por ciento aproximadamente respecto del monto del mismo mes sin suma fija. El guarismo permitiría volver al promedio salarial equivalente de 2015 e implicaría una recuperación de 20,3 por ciento respecto a diciembre de 2019 y de 18,5 por ciento respecto del promedio de 2019.

Por ahora no hay nada concreto, pero desde hace semanas circulan múltiples versiones: por un lado, una suma fija de entre 20 mil y 40 mil pesos; por el otro, un bono de montos similares pero para fin de año.