El acuerdo del Gobierno con el FMI se ha convertido en el principal condicionante de la política económica. Con el presupuesto 2023, que acaba de aprobarse en el Parlamento, oficialistas y opositores se dieron la mano para votar las verdaderas "políticas de estado": pagar la deuda que no contrajimos y aplicar para eso un severo plan de ajuste como el que se viene descargando, pero manteniéndolo en el tiempo. Bajar el "déficit" significa ahorrar para pagar la fraudulenta deuda externa.
El presupuesto recorta todas las partidas destinadas a necesidades sociales e impone al Estado ahorrar para pagarle al Fondo la estafa que Macri y sus funcionarios hicieron contra el país, endeudándolo primero y fugando los dólares después. Así, se profundizará la desigualdad social que hará más rico a un pequeño sector y más pobre a la inmensa mayoría.
Con cara de mujer
Y esa desigualdad social también tiene género. El empeoramiento de las condiciones de vida a consecuencia de las restricciones presupuestarias que supone el pago de una deuda de tal magnitud, se ensaña más con las mujeres y disidencias sexuales, porque somos las que estamos insertas en los sectores de menor productividad, las primeras en sufrir el desempleo y la precarización laboral. Actualmente, aunque las mujeres somos alrededor del 50% de la población mundial, somos el 70% de les más pobres, lo que se conoce como feminización de la pobreza.
Con la pandemia del Covid-19, la participación laboral de las mujeres en América Latina y el Caribe tuvo un retroceso de 18 años, cayendo al 50% en 2021, lo que significa que 1 de cada 2 mujeres continúa fuera del mercado laboral. En 2021, además, el desempleo a nivel regional afectó al 11,8% de las mujeres, 3,7 puntos porcentuales por encima de la tasa de desempleo de los hombres (8,1%), según datos de la CEPAL.
La desigual distribución de las tareas de cuidado que el patriarcado nos asigna casi en exclusividad, es una de las causas principales de la feminización de la pobreza y que la pandemia profundizó y permitió visibilizar: 8 de cada 10 mujeres se ocupan de las tareas domésticas, y destinan un 50% más de tiempo que los varones a ellas.
Los hogares con mayor exposición al endeudamiento son aquellos donde recaen más tareas de cuidados. Las mujeres somos las más expuestas a la vulnerabilidad financiera. Estudios recientes de la CEPAL comprueban que las mujeres no solo debemos organizar el cuidado, sino también gestionar el dinero y pagar los gastos asociados al cuidado (como son la alimentación y los servicios públicos). La deuda Con nosotras, se transformó en la deuda De nosotras…
Vivas, libres y desendeudadas
El movimiento feminista en la Argentina hace mucho tiempo viene saliendo a la calle con la consigna “Vivas, libres y desendeudadas nos queremos”. Cada 8 de marzo decimos que nos deben años de tareas domésticas y de cuidado no remunerado; cientos de miles de millones de pesos por salarios más bajos, cobrados por igual tarea que los varones; derechos (que, si se “amplían” en el papel pero no cuentan con presupuesto para hacerlos efectivos, son letra muerta), tiempo de ocio, de desarrollo personal. Existe una deuda social acumulada con las mujeres por el trabajo no pagado que realizamos y que ha permitido el funcionamiento del sistema capitalista patriarcal. En este país, esa riqueza generada por nuestro trabajo no remunerado constituye aproximadamente un 25% del PBI. Somos acreedoras, no solo por lo que no nos dan, sino por lo que damos, por lo que nos quitan.
Esas son las ideas que fuimos a compartir, la pelea que fuimos a dar a San Luis, en este 35° Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Trans, Travestis, Bisexuales, Intersexuales y No Binaries, junto a otras compañeras y compañeres integrantes de la Autoconvocatoria por la suspensión de los pagos y la investigación de la deuda. Fuimos a discutir, como dice Norita Cortiñas, fundadora de la Autoconvocatoria, que no se trata de que la “deuda la paguen los que la fugaron”, sino de que “Las estafas no se pagan”.
A 105 años de esa colosal transformación social que significó la revolución obrera en Rusia, vale recordar que, con todas las limitaciones y desviaciones que tuvo esa experiencia, fue esa revolución la que estableció por primera vez en el mundo el aborto legal, la que reconoció las tareas de cuidado como una responsabilidad colectiva y puso los recursos del Estado al servicio de establecer comedores, lavanderías y espacios de cuidado de las infancias comunitarias. Porque de seguir ese ejemplo hablamos cuando decimos que el capitalismo y el patriarcado caigan juntos.
*Militante de Opinión Socialista e integrante de la Autoconvocatoria por la Suspensión de los pagos e Investigación de la Deuda