"Complicado" es la palabra que usan en el ministerio de Economía para describir la inflación del mes de octubre, que dará a conocer el INDEC el martes próximo. Aguardan en el Gobierno un IPC "más cercano al 7 por ciento", número preocupante dado que en septiembre el alza de precios había sido del 6,2 por ciento. Si da más cerca del 7 se quebrará el hilo de dos meses a la baja tras la inflación de julio, la última puramente atribuible a la salida del ex ministro Martín Guzmán y a las otrora turbulentas contiendas por la política económica dentro del Frente de Todos.
Según contaron a Página I12 fuentes muy cercanas al ministro de Economía, Sergio Massa, la moderación de la inflación no se dará hasta dentro de "tres o cuatro meses". Allí se vería la baja consistente y sostenible en torno a los 4 puntos mensuales, algo más de la mitad del volúmen actual. Y el punto de partida, para el funcionario, será la firma de los acuerdos de precios en alimentos y textiles. No son pocos los que especulan, de hecho, que el anuncio de esos pactos de congelamiento se harán antes de que el INDEC anuncia el martes el IPC.
Ya se está trabajando en la parte jurídica de los acuerdos, y en la Secretaría de Comercio aseguran que ya las empresas adhirieron. En concreto: habrá en las próximas horas una Resolución de Massa que instruirá al secretario de Comercio, Matías Tombolini, a firmar con las empresas productoras de alimentos y canastas básica, los grandes supermercados nucleados en ASU y los mayoristas de CADAM, dos acuerdos: el primero, una canasta de casi 1500 productos que tendrán precios congelados hasta marzo del año 2023. Y el segundo, una suba autorizada de sólo 4 puntos para todos aquellos bienes esenciales que no entren dentro del congelamiento, técnicamente llamado Precios Justos. En este contexto, y como el Gobierno viene apurando los trámites, es muy probable que el congelamiento que debía empezar en diciembre, inicie en la última parte de noviembre.
Una App, los textiles y los alimentos
El número del IPC de la Capital Federal, que midió 7 puntos en octubre, casi que adelantó la dinámica que se vendrá en el IPC nacional, dado que el indicador porteño siempre mide por debajo de la inflación nacional. De todas maneras, en el Gobierno entienden que podría haber una desaceleración algo visible en el precio de los alimentos, que contrastará con otros rubros que volverán a dar alza, caso textiles.
De todos modos, el IPC es un promedio y dentro de ese número el Gobierno tiene herramientas para aplacar el promedio. No lo hace por diferentes razones, políticas, de negocios o simple impotencia: la referencia es para los rubros textiles, medicina prepaga, combustibles, y tarifas, cuya quita de subsidios viene planchada desde agosto y justo en la época más caliente del año, parece haber apuro por aplicarla. Cuando además el FMI viene sin exigir que se haga de forma urgente.
Por eso toma valor para Massa el acuerdo de congelamiento en alimentos y textiles, que tendrán valores de los hilados congelados por 60 días. En este escenario, aparece como clave la capacidad de control del Estado. En el caso de los alimentos, información a la que accedió este diario confirma que ya está lista la app de celulares para que los consumidores escaneen código de barras de los productos congelados para ver si se respetan los valores. No será descargable desde Mi Argentina sino será una app aparte, para bajar de los stores de Android y Apple.
Las mesas políticas
Para el Gobierno hay una diferencia sustancial de escenarios que, a priori, le da una base diferente al combate contra la inflación. Aseguran que las mesas de política económica de Massa y sus equipos, con el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, y sus equipos, son un puente de consenso. Kicillof es, por extensión, la participación de la vice, Cristina Kirchner, en una mesa de soluciones en la que no había estado nunca mientras Guzmán era ministro.
Eso no garantiza resultados, pero sí observan que le da un sustento a una pólitica más de largo plazo. Massa observa que la macroeconomía va camino a ordenarse y que aún perdiendo divisas en los últimos dos días (casi 300 millones de dólares vendidos por energía mayormente e importaciones a pagar de julio y agosto; y este miercoles el BCRA perdió 80 millones), el escenario no está igual de tenso que con Guzmán, porque hoy hay herramientas y avales políticos para determinadas medidas. Sin ir más lejos, los acuerdos de precios que se pondrán en vigencia se consensuaron en las mesas con el kirchnerismo, en diferentes reuniones que hubo en las oficinas de Massa en la Avenida del Libertador.
El problema radica es que a esa mesa de debate político económico le falta la institucionalización que le daría la figura del Presidente Alberto Fernández, que parece esquivar ese tipo de convocatorias.