Conscientes de que el apoyo de la institución a las disidencias sexuales no podía reducirse a meras solicitadas de adhesión, los responsables de la Agenda Cultural de la Fundación SAGAI (Sociedad Argentina de Gestión de Actores Intérpretes), Natalia De Cicco y Hernán Muñoa idearon un Ciclo de Cine del orgullo argentino. El propio Muñoa seleccionó las películas: “Traté de incluir a una gama amplia del colectivo. A la comunidad LBTBIQ+ no le es ajena el paradigma de la dominación masculina y patriarcal y eso explica que haya más cine de temática gay de varones que películas de temática lésbica o transexual. Por eso, quise abrir el abanico a la diversidad dándole más espacios a lesbianas, trans y queer. Con este punto de partida, intenté buscar históricas y tópicos amables y diferentes a los que estamos acostumbrados. Mostrar el lesbianismo, un poco más luminoso, más feliz, la transexualidad no contada de forma directa o desde la sordidez sino en este caso en una historia articulada con la ciencia ficción y que los discursos de reivindicación y orgullo llegué a la gente a través de historias tiernas y distintas”.
Con estos criterios, las tres películas seleccionadas resultan ejemplares y paradigmáticas y merecen ser revalorizadas porque, por diferentes motivos, ocupan un lugar de excepcionalidad en la historia del cine LTBIQ+ local. Lengua Materna (Liliana Paolinelli, 2010), destaca por inscribir una historia de amor y desamor lésbica en el género de la comedia. En un cine de género proclive a la tragedia, a los finales infelices sin remedio o al subgénero de las “cárceles femeninas” como condición para mostrar el amor entre mujeres, Lengua materna constituye una disrupción absoluta.
En la ficción, las mujeres viven su erotismo con las dificultades propias de las relaciones de pareja y específicamente de las relaciones lésbicas, pero no se suicidan, no se matan entre ellas, ni terminan en prisión. Sin soslayar la doble discriminación, por ser mujeres y por ser lesbianas, la película opta por el humor y la ternura para narrar las circunstancias más dramáticas como la salida del clóset, la homofobia o la infidelidad. El film empieza con Ruth (Virginia Inoccenti) confesándole a su madre (Claudia Lapacó) que está en pareja hace más de dos décadas en una escena desopilante que le hace revelar también abortos de su propia hermana. Es decir, no han transcurrido cinco minutos de la proyección y ya la directora pone en agenda el matrimonio lésbico (antes de la sanción de la ley de matrimonio igualitario) y el aborto. Si eso constituye en sí mismo un subversivo presagio, no lo es menos que, de manera inédita se trata de una película de mujeres sin varones y que las tiernas comunidades femeninas que retrata la película parecen anticipar la época de la sororidad.
Breve Historia del planeta verde (Santiago Loza, 2019) conjuga de manera preciosista el cine clase “B”, una versión aggiornada del E.T. de Spielberg y el mundo trans. Protagonizado por un adorable trío de amigos que tienen bastante de extraterrestres y mucho más de queer (deslumbrantes interpretaciones de Romina Escobar, Paula Grinszpan y Luis Soda), Loza crea con lirismo un verdadero canto a la amistad, a las comunidades familiares alternativas a la heterosexualidad, al encanto y las vidas breves de las trans atravesadas por la alegría y la violencia y a la fragilidad de toda existencia.
Finalmente, Fin de Siglo (Lucio Castro, 2019) tiene un punto de partida aparentemente simple: dos jóvenes bellos, uno argentino apodado Ocho (Juan Barberini) y otro español llamado Javier (Ramón Pujol) se encuentran en la sensual Barcelona y aquellos versos de un poeta argentino: se gustan, se presienten, se desean y finalmente se chupan, se muerden y se entregan a unas horas de sexo que los hace volar.
Sin embargo, el relato se desestabiliza cuando uno de ellos recuerda que ya se habían conocido y rendido a la misma y distinta cópula loca de esperanza y esfuerzo veinte años atrás. Entonces se sucede un juego surrealista y una yuxtaposición nunca explicada de tiempos y espacios que hacen entrar al relato en el terreno de la ambigüedad y lo adentran en los géneros de terror de lo cotidiano y al fantástico al estilo del inefable Julio Cortázar. Poética y erótica, la obra se presenta como una nueva manera de encarar las visibilidades sexuales en un marco de reflexión mucho mayor que interpela a los espectadores a darle diferentes sentidos a la narración cinematográfica.
El ciclo se complementa con una charla post-proyección con las participaciones de Liliana Paolinelli, Virginia Innocenti, Romina Escobar y Juan Barberini representando respectivamente a sus películas coordinadas por quien suscribe esta nota.
El ciclo de Cine del Orgullo argentino se presenta el jueves 17 de noviembre a las 18 hs en Fundación Sagai. 25 de mayo 586.