Las serranías occidentales del departamento Orán no cesan de arder hace meses. Por un cambio de vientos al caer la tarde de ayer, las llamas que consumen el bosque nativo y la selva de yunga, viraron rumbo al pueblo de Colonia Santa Rosa. Bajaron por el noroeste y se dirigieron rumbo a la Escuela La Trinidad, ubicada sobre la planta rural al oeste del pueblo. Esa localidad agrícola se encuentra al sur de San Ramón de la Nueva Orán.
En esta otra ciudad (cabecera departamental), el martes por la madrugada también se vivieron horas de pánico, cuando se incendió un cañaveral de bambú reseco dentro de un lote propiedad del ingenio El Tabacal, de la multinacional Seabord Corporation, en la ruta nacional 50.
Los focos ígneos que ayer ingresaron a Colonia Santa Rosa, hace semanas se mueven en las serranías próximas a la zona agrícola. El humo anunció que las llamas se acercaban. Alrededor de las 9 de la noche, el fuego apareció cerca de los hogares rurales que se encuentran sobre la banda boscosa al oeste del río Colorado. “Nosotros dimos aviso a la policía bien temprano (por la mañana de ayer) y no vinieron a ayudarnos. Esperaron que tengamos el fuego encima”, se quejó una mujer que vive en esa zona rural. Al borde del llanto, afectada por la densidad del humo, reclamó la presencia del intendente de la localidad, Jorge Guerra.
La Escuela N° 4616 La Trinidad está rodeada por dos fincas propiedad de la familia Ortiz. Un productor de Colonia Santa Rosa que se acercó anoche hasta el lugar para colaborar, relató a Salta/12 que las fincas tienen cortinas de bambú que dividen diferentes lotes. Esas son las cañas que ardieron anoche muy cerca del establecimiento escolar rural. “Llegó a cincuenta metros de la escuela”, contó Carmen, de la Federación Rural de Colonia Santa Rosa. Cuando vieron el fuego tan cerca de la escuela, desesperaron.
La situación vivida anoche se dividió en dos momentos. Los bomberos de Colonia Santa Rosa fueron los primeros en auxiliar a los pobladores en la zona rural serrana al oeste del pueblo. La alarma llegó a la unidad alrededor de las 9 de la noche. Socorrieron a los habitantes que se encontraban pasando el río Colorado, sobre el sector serrano, desde dónde bajó el incendio forestal.
Con una autobomba para frenar las situaciones más críticas, los bomberos evacuaron a los habitantes que, ante la desesperación que provoca ver las llamas tan cerca de sus casas, no sabían qué hacer o cómo actuar. Otros ya habían partido a pie rumbo a la escuela rural. El río Colorado no trae suficiente agua en este momento debido a la falta de lluvias, por lo que esa línea defensiva natural no detuvo el avance del fuego.
El segundo momento crítico se vivió en la Escuela La Trinidad, el punto de reunión de los pobladores rurales que escapando de las llamas bajaban por las serranías próximas a sus casas. Cuando comenzaron a arder los cañaverales, en la propiedad de la familia Ortiz, parecía todo perdido para los pobladores que huían. Los vecinos que habían llegado primero y estaban agrupados fuera de la escuela desesperaban escuchando el estallido de las cañas de bambú cuando las consume el fuego y viendo las chispas volar hacia el cielo. En ese momento llegaron los brigadistas del Servicio Nacional de Manejo del Fuego.
“Es la brigada de Córdoba la que llegó a ayudarnos”, relató anoche Hugo Pérez, Jefe de Bomberos de Colonia Santa Rosa. Los brigadistas cordobeses integran los grupos que arribaron a la provincia para combatir el fuego. Al sur del departamento Orán colaboran en los focos en desarrollo sobre el área que se conoce por Valle Morado, no muy lejos de Colonia Santa Rosa, buena parte en el municipio de Urundel. Allí los bosques arden también hace ya largas semanas.
“Es terrible. No estamos dando abasto. Hemos provisto de alojamiento a los brigadistas que vinieron del Sur y también contratado camiones con agua para cada punto donde sea necesario. Pero entre Orán y el resto de los focos se está haciendo imposible atender todo al mismo tiempo”, contó casi con resignación Fernando Noceti, el propietario de la finca Selva Urundel. Su propiedad está íntegramente en Valle Morado. Realiza un mix entre producción agrícola y conservación de la selva de Yungas de la biósfera a partir del Proyecto Reed+. “Ojalá esto pueda generar un cambio cultural y social. Invertimos todo lo que pudimos en concientización. Pero ya con esto desatado, no hay recursos que alcancen”, dijo.
El gobernador en Orán
Gustavo Sáenz recorrió ayer buena parte de la zona afectada por los incendios. Visitó distintos lugares devastados o claramente degradados por los incendios forestales. Se interiorizó sobre el amplio operativo integral que se está desplegando para contener el fuego y evitar su propagación. El principal objetivo es resguardar personas y bienes. El mandatario fue acompañado por el ministro de Producción y Desarrollo Sustentable, Martín de los Ríos, y por el intendente de Orán, Pablo González. Recorrieron las Juntas, por ruta provincial 18, al norte de San Ramón de la Nueva Orán. Sin embargo, no llegaron a la comunidad de San Ignacio, donde los esperaban. También recorrieron El Oculto, siempre por la misma autovía provincial, y la comunidad de La Cornisa. Luego la comitiva se dirigió rumbo al sur, a Valle Morado, cerca del límite entre Salta y Jujuy.
En la tarde de ayer, la secretaria de Seguridad, Frida Fonseca, mantuvo una reunión de coordinación con los intendentes de Orán, Pablo González; de Colonia Santa Rosa, Jorge Guerra, y de Urundel, Víctor Coraita. Después del balance y diagnóstico de situación, coordinaron la intervención de los recursos humanos que han llegado al departamento a través de la gestión y coordinación realizada por el gobernador.
Hasta el momento trabajan 130 brigadistas nacionales y la Organización nacional de Bomberos Voluntarios apoya con 87 bomberos. A ellos se sumaron la Brigada Forestal de Defensa Civil, Bomberos Voluntarios de distintos municipios y de la Policía de la provincia. Sin confirmar cantidad, la Secretaría de Seguridad confirmó que llegarán más aeronaves hidrantes gestionadas por la proivncia a través del viceministro de Ambiente de la Nación, Sergio Federovisky.
El incendio forestal en desarrollo hace meses llegó ayer otra vez a la frontera del río Piedras. Esta vez, lo hizo del lado salteño. En setiembre, el fuego cruzó del lado jujeño. Al sur del río Piedras se encuentra la Reserva El Pantanoso, unos kilómetros más en la misma dirección, el Parque Nacional Calilegua. Soledad De Bustos, coordinadora de la reserva privada, informó a Salta/12 que las brigadas forestales jujeñas estaban ayer a la espera de la llegada del fuego al área de conservación, que es propiedad de la Fundación Biodiversidad. También se abrían cortafuegos con topadoras.
Alejandro Cooke, director de Incendios de Vegetación y Emergencias Ambientales del gobierno jujeño, confirmó que el fuego se encontraba ayer sobre el límite interprovincial. “Estamos enfriando con las brigadas todos los sectores en peligro, para no dejar que el fuego salte”, explicó el funcionario.
En Colonia Santa Rosa, San Ramón de la Nueva Orán, La Junta, El Oculto, San Ignacio y en tantos otros rincones del norte salteño, hay pobladores que deben evacuar sus casas debido a la proximidad de los incendios forestales. Pero además, los animales silvestres deben abandonar su hábitat. Hay posteos en redes sociales pidiendo que sean tratados con piedad e intentar contactar a la Policía Rural de las localidades para que sean ellos quienes los socorran en espacios adecuados. También se viralizaron imágenes de animales víctimas de las llamas.
Es una verdadera tragedia ambiental y social la que se vive en el norte alejado de Salta capital. Hace meses que se quema la Reserva de Biósfera de Yungas, se queman los bosques que no fueron protegidos por esa catalogación de UNESCO. En General Ballivián y Embarcación, al norte de la Quena, en la intersección de las rutas nacionales 34 y 50, los focos ígneos se mueven hace meses sobre un área estimada en 75.000 hectáreas. La densa nube de humo que invade todas las ciudades norteñas, de Salta y Jujuy, recuerdan que arden los bosques, pulmones naturales. Las evaluaciones ambientales todavía son especulaciones, la verdadera dimensión de la pérdida de biodiversidad se verá con el paso del tiempo. Por ahora, la lluvia llega a cuentagotas, por ahora insuficiente para apagar el fuego.