Kristalina Georgieva, directora gerente del FMI, lanzó una dura advertencia al participar esta semana en un foro internacional. "Las condiciones financieras se están endureciendo, mientras que los flujos de capital y la volatilidad del tipo de cambio han aumentado drásticamente, y esto es especialmente preocupante para los países de bajos y medianos ingresos, ya que enfrentan todos estos desafíos, junto con las restricciones financieras y el acceso limitado a los mercados".
"La inflación está en máximos de varias décadas, con el aumento de los precios de los alimentos y la energía, las interrupciones persistentes de la cadena de suministro y las crecientes vulnerabilidades de la deuda", destacó la directora del organismo multilateral y se mostró especialmente alerta sobre la situación de los países emergentes.
"El desafío más grande e inmediato para los bancos centrales tanto en las economías avanzadas como en las de mercados emergentes es reducir la inflación", manifestó. Sin embargo, cuestionó el uso exclusivo de la suba de la tasa de interés como herramienta: "Vemos que los bancos centrales endurecen la política monetaria para restaurar la estabilidad de precios. Aunque existe un acuerdo general entre los bancos centrales de que la política monetaria debe mantener el rumbo, los desafíos relacionados con la forma de gestionar el ciclo de ajuste monetario siguen abiertos".
En tal sentido, consideró que "junto a la política monetaria, es necesario formular y calibrar una política fiscal responsable en un entorno de persistentes presiones de precios. Si bien la prioridad debe ser proteger a los hogares vulnerables con medidas específicas para aliviar el impacto del aumento de los precios de los alimentos y los combustibles, no debe hacerlo de manera que alimente aún más la inflación y desvíe los esfuerzos de la política monetaria".