“Me renovó un poco la ilusión” dice Alejandra Flechner, la actriz que encarna a Silvia, la esposa de Julio Strassera en “Argentina 1985”. Se refiere a lo que sucede con la película que lleva siete semanas en cartel y superó el millón de espectadorxs, una estadística que es mas significativa sabiendo que no formó parte de la programación de las cuatro principales cadenas multipantalla: “Cuando veo lo que le pasa a las personas con la película siento algo de lo común y de lo colectivo, y yo creo fuertemente en lo común, es algo vinculado al optimismo de los cuerpos de decir `cuando nos encontramos en una se arma'”.
Desde su casa en Villa Crespo en esta entrevista para Las12 dice que se siente una privilegiada por ser parte de una película que en las salas produce un efecto entre risa, llanto y dolor; y que más allá de ser una promesa de galardones y reconocimiento artístico internacional, tiene la potencia de reeditar un hecho político de la historia reciente: el juicio a las juntas militares de la última dictadura en Argentina. Su personaje es Silvia, una mujer que acompaña a su marido en uno de los momentos más relevantes de su vida profesional pero que también abre el juego para pensar en torno a la vida cotidiana y la familia en la post dictadura reciente.
¿Te acordás qué sentiste cuando leíste por primera vez el libro de “Argentina 1985”?
--No lo digo como virtud ni como desvirtud, pero yo no soy una persona tan llorona y cuando leí el libro me conmoví profundamente. Sin duda, ya leyendo ese guión podías oler y sentir algo de esa época y claramente de mi propia historia, yo tenía 23 años.
El Juicio a las Juntas fue en el 85´ y “Gambas al ajillo”, un grupo de teatro under muy disruptivo del que formaste parte, comenzó en el 86´ ¿Son dos épocas distintas?
--Si las ves desde el presente parecen dos épocas distintas y en realidad son la misma época, comparten época desde lugares que parece que son opuestos o disímiles y si tejés un poco probablemente no. Yo vengo de esos 80´, de ese lugar que no es solo el destape español de salir en culo, es destapar la boca, descubrir o intentar abrir otros lenguajes. Las gambas eran un grupo de mujeres que hacían humor, era algo que hasta ese momento no existía. Hoy es muy difícil imaginar que eso no existía, como no existía el celular hace 50 años, cuesta imaginarse el mundo así.
Silvia es un personaje que tiene un rol fundamental cuando a Julio Strassera le toca ser el fiscal de un juicio inédito e histórico ¿Cómo la construiste?
--Todo el trabajo de campo y de investigación estaba hecho cuando yo leí el libro por primera vez, ya tenía este trabajo de investigación en muchos órdenes de la película y en el orden familiar que compone el personaje de Silvia también. De algún modo Silvia estaba escrita así, probablemente hay algo que yo sí le pude proporcionar que tiene que ver con el humor y con el horror que van juntos.
Silvia se hace cuerpo de esa temperatura post dictadura pero con mucho humor como bien decís…
--Silvia tiene unas convicciones y entra a relativizar toda una manera más seria o más solemne, sin que esto quiera decir que Strassera fuera solemne, no lo era. Él era un funcionario y ella lo relativiza. Me mata esa escena del balcón que le dice te quiero, tenemos una familia bonita pero orgullosa de vos nunca me sentí hasta ahora. Es muy fuerte decir eso. Hay que poder decir eso sin dramatizar.
¿Hay algo representativo del matrimonio o de las relaciones largas en el tiempo en esa escena?
--Y sí, no solo matrimonios, compañeras o compañeros que atraviesan muchos años de la vida.
¿Tenés o tuviste una relación así?
--Sí, yo tengo una relación larga de más de 20 años y tengo el ejercicio de relativizar y en algunos momentos acompañar es pinchar, como colaborarle al otro es darle un empujón, desafiar, correr algún tipo de límite y amigarse con la fragilidad de la otra persona.
LA VOZ PROPIA
“Argentina 1985” es la primera película nacional que llena salas a la pavote después de la pandemia. No es un dato menor cuando fueron las salas de cine uno de los espacios más sacudidos por las medidas frente al Covid 19, pero hay otro dato al que hay que prestarle atención: la película no fue estrenada en las cadenas multipantallas de nuestro país porque ya estaba previsto que estuviera a disposición en la plataforma de streaming Amazon. Entonces las grandes cadenas no la quisieron. Sin embargo, a siete semanas de su estreno en las salas de cine tradicionales sigue teniendo cola y es una de las películas postuladas para competir en los Oscar como mejor película extranjera.
Esta película te está dando mucha exposición ¿cómo te llevás con eso?
--Yo creo que me tocaron otros momentos, no como este, porque esta película es un acontecimiento. Pero yo tengo una brújula que es muy propia, no tengo ninguna devoción por los lugares, llámese under o mainstream. Siento que cada lugar tiene sus límites y en ese sentido soy una persona curiosa y todo lo que siento que me empieza a dejar en un lugar demasiado marcado, me hace escapar. Cuando era todo el under quería salir porque si no quedás calcificada en eso, cuando después es el personaje de la amiga graciosa de la protagonista en la tele, lo mismo. Y en el teatro me pasa igual. No me interesa quedarme en lugares fijos.
Preferís fugarte...
--Sí, si no soy yo la que arma el discurso, si no soy mi propia voz y soy la voz de algo siento que me empieza a limitar. Entonces cuando llego a lugares que siento que todo se acomoda tiendo a moverme.
Esa es una práctica bastante feminista, en el sentido de darse cuenta de la incomodidad y hacer algo con eso ¿lo sentís de esa manera?
--Sí, totalmente. Hay lugares de los cuales me voy moviendo al ritmo de mis pensamientos o de mis conexiones con las cosas que yo voy queriendo artísticamente o con las que siento que me demanda el mundo y la época en la que vivo.
¿Eso te pasó con esta película?
--Siento que tengo un montón que ver con esta película porque es un material que me convoca fuertemente por mi historia personal y por la importancia del hecho político que fue el Juicio a las Juntas. Yo había vivido la adolescencia en la dictadura, hay algo de ser adolescente y que te toque una época del terror que te hace incorporar el miedo como algo altamente cotidiano. Mis viejos no eran peronistas pero eran militantes. En mi casa la política estaba muy presente, eran comunistas y después del PCR. Yo sabía lo que pasaba
¿Qué imágenes tenés de esa adolescencia en dictadura?
--Como adolescente viví experiencias de que me pararan en la calle, una vez vinieron Los Jaivas de Chile y tocaron en el Coliseo, y yo fui con una amiga y a la vuelta estábamos esperando el 146 porque yo vivía en Almagro. Se frena un Falcon y aparecen las preguntas ¿de dónde venís? ¿a dónde vas? ¿tenés porro? y ese día zafé. Creo que en todas las etapas de la vida -pero especialmente en esa juventud y en esa época- el impulso de la vida sigue en medio de tanta muerte: en la guerra la gente se enamora y garcha. En una dictadura igual sos apasionada, te enamorás, salís, vas con tus libritos por la calle Corrientes a los barcitos, aunque te pueden parar. De alguna manera bordeamos un peligro que no es el mismo que las personas que fueron secuestradas, torturadas y desaparecidas, pero hay una gran cantidad de personas que zafamos y la palabra “terror” es enorme y está escrita en los cuerpos, incluso de personas que en ese momento no sabían. Yo iba al secundario y tenía mis compañeras que se iban a bailar los fines de semana al boliche, y no la veían ni cuadrada. Yo tampoco veía tan claro como para decir “está pasando esto”
Hay un cuerpo socializado como femenino que tiene una práctica en relación a estar alerta
--Exactamente, y yo creo que además las mujeres tenemos estas alertas por tantas cuestiones y que hay un cuerpo que está acostumbrado a que el mundo es peligroso.
LA FRAGILIDAD DE TODO
Estamos en un momento de complejidad y de rotura ¿qué viene a decir esta película frente a eso?
--Venimos con unas decepciones fuertes y me parece que reeditar un momento de esta sociedad y de nuestra historia para mí es un ejemplo de transversalidad. Este es un juicio que hizo una gran parte de esta sociedad, en distintas velocidades y en distintos momentos se fueron recopilando y armando una acumulación de cosas para que esto se pueda dar. Las madres, los organismos de derechos humanos y todas las personas que hicieron el trabajo de recolectar y recopilar la gran cantidad de información que en el 85´ no hubiera estado si no hubiera habido una parte de esa sociedad que hizo toda esa tarea y la siguió haciendo.
Y en esta transversalidad que decís, estaba la parte de la sociedad que se enteraba de mucho de lo que había pasado en la dictadura durante el juicio.
--Está toda esa historia de las grabaciones de los juicios que después llevaron en bolsas de residuos a Suecia porque se tenía miedo de que todo eso pudiera desaparecer. Así como hay un archivo de la dictadura que no se abre al día de hoy, ese material era pasible de ser desaparecido también.
Había una gran fragilidad, de hecho al poco tiempo estuvo la Ley de Obediencia Debida y Punto Final.
--Es que es una sociedad que puede generar cosas increíbles y a la vez está claro la fragilidad de todo: los indultos o la desaparición de Julio López en democracia. Yo creo que las señales son siempre muy contradictorias
En la película esas contradicciones aparecen todo el tiempo...
--Creo que en la película también están marcadas estas contradicciones de época que siguen sucediendo, que siempre acontecen porque no hay momentos planos en la historia.
¿Crees que la película dialoga con el presente?
--Muchísimo, y creo que tiene que ver con la supresión del otro. Hoy hay otros modos de suprimir al otro, en aquel momento fue la tortura, la desaparición de personas y suprimir a un grupo que piensa diferente. Esto se ve muy claramente en Brasil con los rebrotes de las ultraderechas donde al otro hay que cancelarlo. Yo creo que por eso la película también entra como una daga en la carne
¿Cómo sería?
--Es como si el hoy iluminara ese pasado y ves que hay otros modos de violencia y de terror. Hoy tenés el avance en materia de derechos pero hay cosas que retroceden fuertemente y aparece mucho la contradicción.
Pero al principio hablabas de una ilusión…
--La ilusión de cambiar el mundo es algo que es de otra generación que a la vez no es tan lejana, de una generación que está en la película testificando. Ese juicio fue también una construcción colectiva, con sus tensiones, pero sin esa forma que fue de muchos y muchas eso no podría haber sucedido. Y ni hablar de los sobrevivientes y familiares que testificaron con todos los milicos afuera, o sea había que ir a poner el cuerpo por segunda vez, te lo habían roto, te habían torturado y lo ponés dos veces. Hoy tal vez la juventudes no piensan que pueden cambiar el mundo, como que no hay forma de entrarle. Ojo, yo tampoco, no sé con qué herramientas, todes nos estamos preguntando cómo entrarle a este mundo y que carajo hacer.
¿Los feminismos podrían ser un camino?
--Los feminismos vinieron a cambiar muchas cosas, pero yo creo que los cambios tienen muchas velocidades diferentes, a veces usamos la lógica de que el cambio es una velocidad y todo a la vez. Vos podés decir que se ganó la lucha por el aborto con la ley, pero no es una cosa saldada ni tampoco lo es, por ejemplo, la educación sexual integral o que el poder judicial tenga una perspectiva de género. Hay una cantidad de cosas que parece que no se mueven, pero a la vez me parece que siempre hay que mirar con la línea de tiempo para ubicarse. Con esto no quiero decir que una no patalee o no sea insurrecta contra el mundo porque me parece que también es el modo de mover las paredes, empujar un poquito los límites de las cosas y expandir los imaginarios.
El Senado de la provincia de Mendoza aprobó hace unos días un proyecto de Ley para que la película se proyecte en los colegios secundarios como forma de ponerle en valor este momento histórico
--Eso me parece espectacular, si esta película es parte de la currícula educativa de este país, para mí cartón lleno.
¿Crees entonces que podríamos estar hablando de un acontecimiento social o colectivo?
--Yo creo que se arma un acontecimiento social y colectivo con esta película, más allá de lo maravillosa que es artísticamente, no es común que esto pase con una película. Y para mí es ese privilegio de ser parte de esto que sentís que te pasa una sola vez en la vida.