Los animales como aliados, seres a los que pueden unirnos lazos de amistad, empatía, filiación queer, y también como espejos donde descubrir algo más sobre las fuentes del propio comportamiento han sido tema del arte a tal punto de componer un género en sí mismo. Qué es lo que hoy continuamos viendo de nosotros en los animales podría ser una de las preguntas detrás de la serie “Segundas pieles”, en la que el fotógrafo español Miguel Vallinas Prieto da un paso más allá en el objetivo de desdibujar la salvaje línea que separa aguas entre lo humano y más allá. Vallinas Prieto no discrimina entre los compañeros cama adentro y aquellos con los que la humanidad ha perdido vínculo cotidiano y ha reducido a piezas de zoológico: todos aportan sus genes a estos híbridos bestiales. El modo en el que la humanidad piensa en los animales -ajustados a su imagen y semejanza- es una de las patas de lo que los antiespecistas llaman antropocentrismo. En “Segundas pieles”, ese modo de mirar regresa en forma de boomerang burlesco: un flamenco amanerado o un elefante paciente funcionan como condensación de los rasgos de un individuo. “Una foto de mi perro, un Braco alemán vestido con una sobria gabardina negra y con un semblante serio que disfraza la nobleza, la honestidad y la incondicionalidad que le caracteriza -dice Vallinas Prieto- es la primera de las obras de esta serie, que a su modo ilustra la sensibilidad actual con respecto a los animales, en la cual la división entre lo humano y lo animal se desvanece”.
Animal demasiado humano
“Segundas pieles”, fotos de Miguel Vallinas Prieto.
Este artículo fue publicado originalmente el día 14 de julio de 2017