La agenda de vacaciones viene repleta, casi no cabe un alfiler, y así parece ser también de cara a la participación infantil. A ellos, protagonistas privilegiados por estas fechas, estarán orientadas estas dos semanas (ver aparte). Pero si de cine se trata, hasta el sábado tendrá lugar el autodenominado "festival más piojoso del mundo". Se trata de la séptima edición del Festival Internacional de Cine Infantil Ojo al Piojo, que organiza la Secretaría de Cultura y Educación de la Municipalidad a través del Centro Audiovisual Rosario.
"Los niños son los espectadores que esperamos, para ellos trabajamos durante todo el año, a partir de una programación pensada exclusivamente para ellos", comenta a Rosario/12 Mariana Sena, subdirectora del CAR, y aclara: "¡desde luego que los adultos también van a disfrutar junto a los niños!".
Con sede excepcional en la sala 2 de Cines Village (Avenida Eva Perón 5856) -debido a las refacciones que El Cairo Cine Público atraviesa‑, los asistentes "van a sorprenderse, a encontrar muchos relatos fantásticos, a partir de la espontaneidad que tiene la infancia y el relato joven; es una invitación para seguir creciendo en el mundo del cine, es por eso que la creemos una invitación adecuada".
En su séptima edición, Ojo al Piojo se propone desde una cantidad de material intenso, conformado por 107 cortometrajes provenientes de 28 países (Albania, Alemania, Argentina, Austria, Bélgica, Brasil, Bulgaria, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador España, Estados Unidos, Francia, Grecia, Hungría, México, Moldavia, Noruega, Países Bajos, Polonia, Reino Unido, Rusia, Rusia, Suiza, Taiwán, Uruguay y Venezuela), que han sido seleccionados entre los 380 trabajos recibidos. No se trata de un aspecto menor sino de algo sustancial, que vale destacar ante la uniformidad a la que obliga la pantalla comercial, sea cinematográfica o televisiva.
"Siempre pensamos esta propuesta como un desafío en sí mismo, que resulte de interés para toda la familia. Desde luego, el festival tiene ciertos esquemas que seguimos sosteniendo y que con cada año se procura mejorar. Al tratarse de un festival internacional, y por recibir muchísimo material de distintas partes del mundo, la competencia tiene la particularidad de ser muy variada. El mismo jurado que mira y evalúa también tiene su particularidad y distinción respecto de otros festivales que se hacen en el mundo. Como el acento está puesto en la mirada de la infancia, es por eso que nuestro jurado está conformado por niños y niñas, junto a adultos. Nos preocupamos por destacar la mirada que la infancia tiene acerca del cine y de las producciones y relatos audiovisuales. Ojo al Piojo se sitúa en un lugar muy especial", agrega Sena.
-‑Creo que es una posibilidad de permitir no sólo la apreciación infantil sobre lo que ven, sino también de escuchar lo que los mismos chicos tienen para decir.
-‑Claramente, la infancia tiene mucha participación en el hecho visual, estos niños y niñas son hijos de una tecnología que ha avanzado mucho, y los chicos poseen una percepción muy crítica cuando el producto o el mensaje es para ellos. Ese nivel es muy genuino, ahí está la parte más interesante, la de mantener este interés y respetar lo genuino de esa mirada. Por eso trabajamos tanto con la programación. Desde lo formal, el público se va a encontrar con dos competencias, una de ellas integrada de cortometrajes realizados por adultos para niños, y otra con producciones realizadas directamente por niños, sea en el marco de una experiencia áulica o de talleres de cine, en donde a veces los chicos participan como actores, guionistas o camarógrafos. De manera tal que en la propuesta conviven realizadores de talla internacional, muchos premiados, con grupos de talleres.
-‑Lo que se suma a la pluralidad estética que aportan las diferentes cinematografías.
-‑Hay 28 países representados en este panorama, es todo un esfuerzo. Pero hay muchos chicos que ya son como militantes, que tienen una mirada muy integral, que asisten siempre. Como en toda edición de este festival, también hay un destacado lugar para la mirada del espectador, dado a través del voto del público; ése es otro espacio al que vamos a seguir atentos, para ver cómo es el pulso de lo que uno va programando, de acuerdo con la mirada de los chicos.
Las funciones se dividen en dos horarios, con programación diferente, a las 10.30 y 12.30. El ingreso para los menores de 18 años es gratuito, los adultos abonan $40. "Hay momentos destacados para los días viernes y sábado, en donde la programación es un poquito más especial. El viernes a las 12.30 vamos a tener una ficción chilena, se trata del largometraje Un caballo llamado Elefante (2016), de Andrés Waissbluth -originada a partir de un relato de Lalo Parra, hermano de Violeta Parra, en donde dos niños tratan de cumplir el pedido de su abuelo moribundo‑, y el sábado, a las 10.30, vamos a contar con una muestra de cortometrajes de otros festivales internaciones, para luego, a las 12.30, asistir a la gran premiación, en donde le veremos las caras a los ganadores y compartiremos la proyección de todos los cortos galardonados", completa Sena.