En octubre de 2014, Martín Stoianovich fue a cubrir una movilización en barrio Ludueña en reclamo por justicia para Gabriel Aguirre, un niño de 13 años asesinado un año antes. El periodista de Enredando conoció allí a Elsa Godoy, la mamá de Franco Casco. La mujer le contó que su hijo estaba desaparecido, y que algunas organizaciones del barrio la acompañaban. Fue la primera noticia sobre la desaparición forzada que hoy se juzga en los Tribunales Federales de Rosario. Como tantas otras veces, Enredando estuvo allí donde había una movilización popular y develó una noticia oculta.
El jueves, Enredando cumplió 20 años de comunicación popular, autogestiva y comunitaria en la ciudad y fue una fiesta en Pichangú. La tenacidad, la constancia, el oído puesto en los procesos colectivos son una marca de este medio de comunicación que celebró también con la publicación de Lo personal es político. "Recopilamos algunos fragmentos de textos de distintas crónicas y notas que fuimos haciendo en estos años, que además son como microrrelatos, con 15 fotografías de fotógrafos y fotógrafas que colaboran con Enredando. Nos pareció que estaba bueno condensar en alguna publicación en papel", cuenta María Cruz Ciarniello, que se integró en Enredando en 2007, y hoy es el motor de un proyecto que rema contra la corriente.
Enredando nació como un boletín por correo electrónico, una iniciativa surgida del Nodo Tau en 2002. Una de sus marcas fue la sección Buenas Prácticas, donde recogían experiencias comunitarias. "Pasan los años y respetamos a rajatabla seguir generando notas de esa sección. Esto es también lo que marca a la ciudad, cómo las organizaciones sociales construyen resistencias, tramas, vínculos que se generan a partir de la acción común", dice Ciarniello.
Enredando narra con otros tiempos, y otra mirada. Lejos de la inmediatez y el sobrevuelo, les periodistas de este medio popular apuntan a generar otras narrativas. "No podemos estar en la agenda del día a día, porque somos un equipo reducido. Tenemos colaboradoras y colaboradores que aportan en la construcción de la agenda, pero nuestra búsqueda es reflexionar, contar historias que a lo mejor no están tanto en los medios y, con otra temporalidad, aportar narrativas diferentes a las problemáticas que están presentes en la ciudad, damos cuenta de los problemas que atraviesan a las organizaciones sociales", continúa la periodista que subraya, una y otra vez, el sostén de Enredando en "una red de compañeros y compañeras que le ponen el cuerpo al proyecto". Y que hacen del periodismo popular una militancia.
La asignatura pendiente es el apoyo económico. Si bien la pauta nacional se canaliza a través de la Asociación de Revistas Culturales Independientes de la Argentina (Arecia), en los ámbitos provincial y municipal "es más difícil", porque no hay organización que nuclee a los medios autogestivos ni interés en apoyarlos. "Necesitamos leyes a nivel nacional, provincial y una ordenanza municipal que establezca un criterio para la distribución de la pauta", señaló Ciarniello.
Es que los medios como Enredando generan una identidad. Son referencia de los ámbitos militantes y de organizaciones sociales. "Fue así como surgió Enredando en 2002, como espacio de encuentro digital de los movimientos sociales. Nuestra principal fuente de consulta para todos los temas son organizaciones, colectivas, experiencias comunitarias, ponemos el ojo en lo que se construye en los barrios, en las organizaciones, en las construcciones populares", refuerza Ciarniello y apunta que la búsqueda es "hacer periodismo sin perder la ternura".