Simplificando

Las formas geométricas son el mejor aliado del ilustrador italiano John Battalgazi, que se apaña con círculos, cuadrados, óvalos, rectángulos, triángulos, etcétera, para recrear pinturas famosas, fácilmente reconocibles en la interpretación matemática de este artista que, en el presente, vive y trabaja en Tokio. “El secreto para conseguir que estos diseños minimalistas capturen la esencia de estas piezas icónicas es reproducir los colores tradicionales para no distorsionar las obras. De esta forma, en El beso de Gustav Klimt predomina el amarillo o en Nu Bleu II de Matisse el azul intenso es el protagonista”, ofrecen desde el sitio Cultura Inquieta, donde asimismo se detalla que el hombre hace su inspirada gracia en su iPad y con el programa Procreate. “Hoy en día, con la tecnología digital, es más fácil mezclar y combinar, así que puedo organizar el trabajo y experimentar más. Eso me permite arriesgarme y probar combinaciones de colores y composiciones interesantes”, cuenta el propio Battalgazi, que ha volcado su personal estilo en reversiones de cuadros como La joven de la perla, de Vermeer, El cargador de flores, de Diego Rivera, La Mona Lisa, de Leonardo da Vinci, por mentar algunos casos. Inspirándose, a su decir, “en el arte abstracto, el cubismo y el art decó, que me atraen e influyen en mi obra”. “Hago arte a partir de formas simples y aplico profundidad y textura para hacerlas únicas y estéticamente agradables”, la sucinta descripción de quien, dicho sea de paso, no solo aborda el tema de las pinturas populares con su inclinación geométrica: varias de sus series retratan libremente deportistas de béisbol, básquetbol, futbol americano, además de estrellas de cine con Elizabeth Taylor, Peter Sellers, Joan Crawford, o, por qué no, personajes de films de Kurosawa, entre otros.

La pista es el gato

Una de las pocas contras de convivir con un felino –si no la única– son los benditos pelos que el susodicho va dejando a su paso: en la ropa, en el acolchado o en el sillón de la casa. De cara a un nuevo estudio publicado en Forensic Science International, empero, más que una contra sería una bendición encubierta: puede que sea la clave para atrapar a un eventual asesino. Porque, ok, el gato no puede dar testimonio como testigo de un crimen, pero sí podría ayudar a identificar a los autores del delito, y todo gracias a su pelaje. Así lo aseguran Heidi Monkman y Mariya Goray, investigadoras en ciencias forenses de la Universidad de Flinders, en Australia, que han constatado que sus pelos pueden retener suficiente ADN de una persona que haya estado en las inmediaciones para atestiguar si efectivamente se produjo un encuentro entre víctima y victimario. Para arribar a este veredicto, el equipo de investigación tomó muestras de cabello de 20 mininos de 15 hogares distintos, junto al ADN de sus dueños, preguntando a los humanos, por ejemplo, con qué frecuencia acariciaba al animal. En el 80 % de las muestras se encontró una cantidad significativa de ADN y el 70 % pudo interpretarse adecuadamente para que los científicos generen perfiles. La mayoría de las moléculas provenía de los habitantes de la morada evidentemente, pero en varios micifuces se detectó el ADN de extraños, aunque nadie había estado de visita en –al menos– 48 horas. El trabajo, de los primeros en analizar cómo las mascotas pueden contribuir a la transferencia de ADN, es un gran paso hacia una recopilación de evidencia forense en escenas del crimen más completa en el futuro, acorde a las mentadas especialistas. No han estudiado aún el correlato entre las moléculas presentes y el tiempo transcurrido desde el último contacto humano, tampoco la incidencia de la longitud de la cabellera felina; pero, bueno, por algo se empieza.

Calculando interés

“El número de gente que sabe de la desaparición de una persona influye mucho en sus chances de que sea encontrada. Desafortunadamente, la cobertura mediática que recibe cada caso en los Estados Unidos varía mucho acorde a sus datos demográficos, como su raza, su edad, su sexo e incluso su ubicación geográfica. Aspectos que no debieran incidir pero que acaban determinando si una desaparición domina los titulares durante meses o nunca aparece en las noticias”, señalan desde las filas de Columbia Journalism Review, revista semestral publicada por la Universidad de Columbia. Indignados porque “quién sos y cómo lucís no debería incidir en las probabilidades de que seas encontrado”, periodistas de la mentada publicación lanzaron Are You Press Worthy?, una plataforma que permite calcular cuánta cobertura mediática recibiría el/la usuario/a si despareciera mañana. “Este sitio web calcula cuántos artículos te dedicarían a los fines de exponer los sesgos que pesan sobre la prensa y promover un cambio significativo”, ofrece la flamante plataforma, cuyo obvio propósito es que no existan más estas disparidades. Un problema sistémico en redacciones, a decir de los hacedores de la campaña #EveryoneIsPressWorthy, que diseñaron la calculadora alimentando al algoritmo con más de 3600 noticias recopiladas entre enero y noviembre de 2021. Datos que, una vez procesados, arrojan que: una mujer blanca joven de Nueva York aparecerá potencialmente en 67 historias, mientras que un hombre latino de la misma edad solo figurará en 17. Un hombre negro de mediana edad, mientras tanto, podría ser mencionado cuatro o cinco veces en artículos. “Cuanta más edad, menos interés”, “Los hombres tienen menos chance de ser reportados en la prensa”, otras conclusiones a las que han arribado desde la citada revista, que asimismo cuentan que las personas que viven en áreas urbanas tienen chances mucho más altas de interesar a los medios que gente que reside en zonas rurales.

Queso y medio

Brie noir, camembert de Normandie, reblochon, munster, roquefort, comté, tymsboro; el etcétera es larguísimo: son muchas y muy deliciosas las variedades de quesos que Francia cultiva. Un país de sibaritas que no solo se deleitan comiendo lo que la Real Academia Española define, sin demasiada poesía, como un “producto obtenido por maduración de la cuajada de la leche con características propias para cada uno de los tipos según su origen o método de fabricación”. Además de degustar, la gente gusta saber más sobre quesos cualquiera sea su origen geográfico, sean duros o blancos, tengan corteza lavada o natural. En ese sentido, no extraña que haya cientos y cientos de artículos en la Wikipedia francesa dedicados a sus tantas delicias regionales. Que la popular enciclopedia en línea sea completa en la materia, responde a razones, no es cuestión de azar: se trata de una iniciativa con varios años de andadura que han dado en titular WikiCheese, nacida en 2014 de la contribución coordinada de wikipedistas galos que buscan hacer honor al, sí, sí, queso. Todo empezó con una observación: los artículos sobre quesos ni eran lo suficientemente completos ni tenían buenas fotografías, libres de derechos de autor. Una tropelía que, tras una campaña crowdfunding para hacerse de los bienes necesarios (equipos fotográficos y libros gastronómicos, claro, pero también diferentes quesos), han logrado ir revirtiendo: el objetivo inicial era ampliar e ilustrar al menos 200 entradas sobre variedades de quesos, hito que lograron superar con el correr de los años. “El colectivo se jacta de haber fotografiado 230 quesos franceses de los 403 referenciados, y de haber inspirado proyectos similares en Austria, Quebec, Alemania y Estados Unidos”, cuenta la revista Slatesobre los méritos de WikiCheese, cuyos colaboradores siguen defendiendo lo que entienden como un patrimonio nacional. Con menos ahínco hoy en día, todo sea dicho, conforme admite Noé, un entusiasta del codiciado bocado, voluntario de la propuesta de la primera hora. “Creo que nos cansamos un poco con el tiempo, pero aún no hemos agotado el tema. Todavía quedan muchos quesos más por añadir en Wikipedia”, asegura.