Hubo un disco que fue hermoso, allá por fines de los noventa. Se llamó Tren de fugitivos, y era como un buen efecto colateral de lo que entonces representaban Los Redonditos de Ricota. Su autor, cuyo apodo ya era El Soldado, venía de ser plomo de la banda, y de ahí la posibilidad. Fue su primer disco y, como todo lo bueno, envejeció bien. Tan bien que hasta se banca –y le sobra— una gira aniversario, cuyo mojón cero será este sábado a las 22.45 en el Marquee de Scalabrini Ortiz 666. “En principio, voy a tocar todas las canciones de ese disco, algo que nunca hice anteriormente. Trataré de darles el carácter primigenio, de acercarlas a su originalidad. Creo que va a ser un lindo desafío”, informa Rodolfo Luis González a PáginaI12.
Significa esto que se podrá acceder, de una y en una sola noche, a esa lista increíble, irrepetible que, además del tema epónimo, contiene piezas de alucinada factura en su entraña folk-rock, casos “Angel de los perdedores” y “Trago Especial” –ambos con la intervención del Indio Solari--; caso “La Fiera”, grabado con Skay y Sergio Dawi; caso “Veneno sabor miel”, caso casi todos los temas que lo pueblan. “La verdad es que uno se entrena y se prepara toda una vida para ese primer disco. Pone todas sus fantasías, todas sus lucubraciones y todo el desconocimiento de un primerizo, quizás por eso los primeros discos estén cargados de frescura e inocencia”, vuelve González sobre el trabajo publicado en 1997.
--¿Es tu disco preferido?
--No tengo un disco preferido ¡pero le debo tanto…! Me representa, contiene fuertemente mis rasgos.
Por matizar el debe, es que el guitarrista, cantante y compositor se tomó muy en serio eso de volver sobre aquellas gemas, y limarles asperezas. Saneó malas acentuaciones en ciertas palabras –cosa endémica en la historia del rock argentino--, remendó también algún pifie, y reencausó ciertos males sonoros. “Pude sacarme algunas espinas atravesadas”, refuerza el músico, pronto y presto –además-- a editar Haiku Blues, décimo disco de un ya dilatado devenir. “Tren de fugitivos tiene canciones logradas para mí. Hablo de `Veneno sabor miel`, `Puerto sin ley` o `Ángel de los perdedores´ que, además de tener la presencia del Indio, es una canción redonda en su hechura. Otra cosa es el gusto personal, y en este sentido, las que más me gustan son las que casi nunca toco en vivo… `Misterio de la vida´, `Balada para un hambre buscado’ y `Puerto sin ley`”.
--En una de las primeras notas que se te hizo para este medio, dijiste que ni los Redondos ni vos “habían sido culpables de esto”, en referencia a lo tanto que había pegado Tren de Fugitivos entre las huestes ricoteras. ¿Qué sentido le darías a esa frase, hoy?
--Si bien la frase estuvo y está cargada de ironía, no deja de ser una metáfora sobre el azar, sobre la suerte que le toco al disco y a mi carrera como músico. De hecho, puedo contestar esta pregunta veinte años después. También debo reconocer que, aunque el disco se podría defender solo, la presencia de los Redondos generó lo que generó, y creo que ellos tampoco imaginaron en ese momento lo que generaría. Puedo decir hoy que aquella frase no es tan desacertada.
El homenaje a Tren de fugitivos incluye una gira con paradas intermedias en San Juan y Mendoza; un final en La Plata (el viernes 25 de noviembre, en Psiquika, 45 y 8), y una edición luxe en vinilo. “Al pasar del formato original de grabación a la digitalización, encontramos que algunas pistas habían desaparecido y obviamente las tuvimos que hacer de nuevo”, cuenta El Soldado. “Y todo esto fue posible gracias a una tecnología impensada antes. También se mejoró todo el audio de las canciones, cosa que a mí entender hizo que el disco crezca en todo sentido”.
--Seguramente, también habrán cambiado muchas otras cosas en vos, en esta década y media de haceres y andares.
--La vida nos va dando y quitando cosas, claro… es el inevitable paso del tiempo. Creo que uno va madurando y trata de que también lo hagan sus quehaceres. Respecto a la música, fui tratando de hacer mejores canciones y de crecer como músico, y algo de eso pasó, porque el aprendizaje es un camino que transcurriremos hasta el final de nuestros días.
--¿Gravita en este paso la nostalgia?
--Siempre pensé que el “mañana es mejor” de Spinetta --metafísica pura-- se centraba en el presente constante. Y yo trabajo en ese presente, con metas a muy corto plazo que no dejan de ser un presente. Tren de Fugitivos, en este sentido, es un compendio de canciones atemporales porque, como toda música está en el aire, la podemos corporizar en cualquier momento.
--El Indio, Skay, Dawi… ¿te seguís viendo con ellos, o el tiempo también hizo mella en este punto?
--A Skay hace rato que no me lo cruzo. Creo que ni él ni yo andamos por los bares como antes. A Semilla –Bucciarelli--, a Sergio y Walter –Sidotti-- los veo más seguido por participar en sus proyectos y mantener la amistad y el cariño hacia ellos. Y el Indio, aunque me mandó en algún momento un mensaje de augurio, bueno, sabemos lo difícil que es llegar a él.
--Acorde al recordatorio de Tren de fugitivos, estás por publicar Haiku Blues, tu nuevo disco.
--Son nueve canciones bastante diferentes a lo que se identifica con mi estilo de canción. Creo que es un disco con canciones más abiertas en melodías, y al tipo de orquestación y estructuras estándar. De todos modos, siempre está presente el rasgo de uno, claro. Y también creo que hay un giro en lo que tiene que ver con la lírica, dado que traté de contar historias más cortas, y esto hizo que las canciones sean más cortas en su duración. En suma, creo que es un disco con canciones muy logradas, del cual voy a estar muy orgulloso de mostrarlas.