Militantes de las juventudes del Partido Justicialista (JP) y la Unión Cívica Radical (UCR) porteños realizaron un encuentro con el fin de "rechazar la violencia política y pensar en el futuro", en alusión al intento de magnicidio sufrido por la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.

"Nosotros como generación teníamos que poder lograr un encuentro para rechazar la violencia política pensando en el futuro, aunque estemos en veredas opuestas", analizó la secretaria adjunta de la JP de la Ciudad de Buenos Aires, Amira Al, sobre la reunión que tuvo lugar ayer en CABA y que contó con la presencia de casi 100 militantes de ambos sectores. La referente del JP porteño confió que la convocatoria la empezaron a planificar entre las dos fuerzas políticas "una semana después del atentado a Cristina" con el fin de "repudiar" esos hechos.

En esa línea, señaló que durante la jornada se reflexionó sobre "el rol de los actores políticos", "las causas y consecuencias" del intento de magnicidio, "los consensos que se pueden construir entre peronistas y radicales para tener una mejor convivencia democrática", y sobre "el corrimiento de los límites democráticos" en base a la proliferación de "los discursos de odio" durante el último tiempo.

Asimismo, el presidente de la Juventud Racial de CABA, Agustín Rombolá, afirmó que además de tratar el intento de homicidio a Cristina Fernández, se trabajaron "cuestiones de agenda en común que pueden tener las juventudes peronistas y radical". "Es muy probable que por nuestras diferencias programáticas nunca compartamos un gobierno pero por nuestra visión de la democracia, seguramente vamos a compartir el Estado", agregó.

En un comunicado conjunto, ambas organizaciones resaltaron "la firme decisión de no vivir más episodios de violencia política en la República Argentina", y resaltaron que esos hechos, los alentaron a realizar el encuentro para "confluir en un espacio de diálogo".

"Como generación nacida y criada en Democracia, la violencia política nos conmueve y nos puso en estado de alerta", señalaron y también recordaron el episodio violento de 1991 contra el expresidente radical Raúl Alfonsín.

De esa manera, evaluaron que la democracia "corre peligro" e instaron a "defender y reivindicar las reglas del sano juego democrático". Además consideraron que pese a las divergencias existe "una premisa común: condenar la violencia política".