Durante la estadía del presidente Alberto Fernández en París, el Gobierno anunció que Cecilia Todesca Bocco será la candidata de la Argentina para la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Ella va a competir para reemplazar al actual titular, Mauricio Claver Carone, un presidente puesto por el exmandatario de Estados Unidos, Donald Trump, que fue desplazado del cargo porque mantuvo una relación amorosa con una empleada a la que benefició económicamente. Ahora bien, el camino de aquí al 20 de noviembre -- cuando la Cumbre de Gobernadores a realizarse en la ciudad de Washington defina el nuevo presidente-- es sinuoso. El gobierno argentino debe convencer al resto de los países de la región para que apoyen a su candidata y, entre vuelo y vuelo, la comitiva presidencial que este lunes llegó a Bali, está trabajando en eso.
Los dos días de G20, entre otras cosas, serán clave para lograr el objetivo, o por lo menos avanzar una buena cantidad de casilleros: la idea es que el canciller Santiago Cafiero, converse durante la cumbre con su par mexicano, Marcelo Ebrard, para que el presidente de ese país –y amigo personal de Fernández—baje su candidato. La definición final para la elección del nuevo titular del BID se define por votos y por cantidad de países. La Argentina tiene el once por ciento del capital y México el ocho. Es decir, entre los dos representan el 19 por ciento. Por eso, en el gobierno argentino, consideran que la batalla para convencer a AMLO será central. Aunque también aclaran que hace más de un mes se viene trabajando en el tema, todavía sin certezas.
El candidato ganador deberá tener una mayoría en función de los derechos de voto de los países miembro, que varían según el número de acciones en el banco. Además, deberá contar con el respaldo de, al menos, 15 de los 28 países americanos. Según comentaron algunos miembros de la comitiva, el presidente Fernández tendría el compromiso de su par mexicano de que bajaría a su candidato. El BID fue creado en 1959 y nunca fue presidido por un argentino o argentina. Sin embargo, eso aún no ocurrió, no está confirmado y los días corren. El gobierno, primero, deberá ver qué postura tiene Ebrard.
El candidato que presentó México es Gerardo Esquivel, doctor en economía por la universidad de Harvard, miembro de la junta de gobierno del banco central, exfuncionario del FMI y un hombre cercano al Tesoro de Estados Unidos. El de Brasil, el economista Ilan Goldfajn, es expresidente del Banco Central de Brasil y director del Fondo Monetario Internacional (FMI) para América. Él representa intereses similares al mexicano, vinculados al Tesoro y sería el segundo "obstáculo". Su candidatura fue propulsada por el presidente Jair Bolsonaro, que recientemente fue derrotado en las urnas por Lula da Silva. En ese caso, la situación del brasileño es compleja. Sería raro que Da Silva haga campaña en contra del candidato de su país, pero tampoco se espera que le de gran apoyo. Todavía no se pronunció al respecto. Si México se corre y apoya a la Argentina, en el gobierno confían que estarán “en la pelea" por buscar los votos de los países que tienen menos influencia, pero que el panorama sería exponencialmente mejor.
Para el gobierno argentino lo que quedará al desnudo en los próximos días que restan hasta el 20 de noviembre será el juego de Latinoamérica. Para ellos, EEUU se va a correr si México se baja y luego Lula "tendrá que hacer también su trabajo", dicen miembros de la comitiva que siguen de cerca las negociaciones. Esa sería la segunda escala. Todesca Bocco, mientras tanto, ya se encuentra en Washington, donde viajó luego de acompañar a Fernández a París, y al terminar el G20 irá a esa ciudad el ministro de Economía, Sergio Massa.