Desde Córdoba
“Discutir política, contener a los sectores peronistas no oficialistas provinciales y presentar candidatos". Bajo esa consigna, el Frente Peronista Cordobés plantó bandera y resolvió presentarse en los comicios provinciales de 2023. La decisión ya cobró forma y a futuro parece arrojar claridad y un camino a seguir en el difícil terreno en el que se mueve el kirchnerismo cordobés. Sin presencia 2019, cuando la lista que impulsaba al actual diputado nacional Pablo Carro como gobernador fue bajada a último momento, el kirchnerismo local debió comenzar un largo camino de reinvención bajo la posibilidad de perder la personería en caso de no presentarse a los comicios.
Cancelado por Hacemos por Córdoba y con particular encono por parte del gobernador Juan Schiaretti, el Frente de Todos aceleró tiempos y definiciones a los fines de despejar dudas propias y ajenas. “Amplitud”, “debate” y “proyección provincial” fueron algunas de las palabras que más resonaron en el debate interno. El exsenador Carlos Caserio encabeza la tarea de hacer que el proyecto nacional tome renovados bríos en la provincia.
Aunque todavía no hay nombres, desde el espacio adelantan que “hay dos o tres dirigentes” que cuentan con respaldo y a mediados de febrero ya se conocerán más precisiones. Por otro lado, avisaron que durante el Mundial de Qatar la actividad seguirá firme, con encuentros en distintos puntos de la provincia.
Recuperar la mística
“Llamamos a la unidad de todos los sectores del Frente de Todos, peronistas y militantes del campo popular y sindical de Córdoba para defender nuestras convicciones y no arrodillarnos. Por eso vamos a impulsar una lista de candidatos propios para la gobernación y legislatura”, expresó Caserio días atrás, ante dirigentes sociales, políticos y gremiales en un encuentro realizado en la emblemática Unidad Turística de Embalse, inaugurada en los albores del primer gobierno de Juan Domingo Perón.
El nuevo llamado a la “unidad” tiene varios objetivos y destinatarios a partir de las especiales características del peronismo cordobés, donde es fuerte el antikirchnerismo. No obstante, las respuestas internas a ese rechazo siempre fueron divergentes y ambiguas, más allá de las expresiones públicas que distintos dirigentes esbozan en diferentes espacios de debate. Desde la más pura didáctica, la invitación cursada por el espacio de Caserio busca captar la necesidad de canalizar el debate que existe por fuera del oficialismo local o de los “peronismos mediterráneos”.
“En Córdoba hay ganas de hablar de política y hacer política”, sostuvo Fabián Francioni, intendente de Leones, en diálogo con Página/12. “Hace años que todo se hace a dedo y que no se debate nada”, indicó el también exdiputado nacional. En esa línea debe leerse el pedido de “discutir un modelo de provincia sin pensamientos únicos y personalismos” realizado en el encuentro donde se llamó a “refundar el peronismo cordobés”. “Volvamos a poner en marcha una Córdoba integrada al país, con crecimiento productivo e inclusión social”, planteó Caserio.
“A medida que se acercan las elecciones, Hacemos por Córdoba se desperoniza. Hace rato que vemos eso”, sostuvo por su parte un asistente al encuentro.
Acomodando los melones
Un dato no menor es que Schiaretti se apresta a ingresar a su último año al frente del gobierno cordobés, cerrando el “ciclo fundacional” de Hacemos por Córdoba. La renovación también plantea un nuevo escenario, puesto que el candidato oficialista, Martín Llaryora, se muestra más flexible a la hora de apuntalar la base política para el año que viene. En otras palabras, la puerta no está tan cerrada para los contactos, aunque no se diga en público.
Prueba de ello es que Martín Gill, ex subsecretario de Obras Públicas de la Nación y actual intendente de Villa María, es una de las figuras más apetecidas por el armado de Llaryora, con una estructura propia por el interior provincial. Llamativamente, al encuentro del Frente Peronista en Embalse asistieron representantes del Frente Renovador, la fuerza del ministro de Economía, Sergio Massa, quien tiene un vínculo personal de larga data con Llaryora.
No obstante, las diferentes vertientes que se referencian en el gobierno nacional coinciden en que más temprano que tarde confluirán en un armado provincial. A un encuentro de Caserio con Gill realizado en Villa María se espera que le siga, próximamente, otro con la diputada nacional Gabriela Estevez, principal referente de La Cámpora.
Otra expresión kirchnerista local que tuvo su reunión fue el Frente Grande, que además de pedir candidatos propios en Córdoba, sostuvo que Cristina Fernández de Kirchner debe competir por la Presidencia en 2023.
Rival común
En ese plan de aclarar posturas, Caserio remarcó el doble juego del schiarettismo. “Observamos cómo los dirigentes de Hacemos por Córdoba van a Buenos Aires a criticar a Alberto y Cristina, nada dicen de Macri y Larreta. Y vienen a Córdoba a enfrentarse a dirigentes del Frente de Todos y nada dicen de Luis Juez y Rodrigo De Loredo. Hay que avisarles que Juntos por el Cambio es su rival en la provincia”, sostuvo el ex presidente del PJ cordobés hasta 2019, subrayando no tan implícitamente la armónica convivencia entre Schiaretti y Mauricio Macri entre 2015-2019, cuando el entonces presidente visitó Córdoba casi veinte veces.
En igual sintonía se expresó Olga Riutort, ex diputada nacional y actual directora del PAMI Córdoba, para quien lisa y llanamente el gobernador provincializó el PJ cordobés y “lo hizo trabajar al servicio de Macri”.
Mes complicado
Lejos de desentenderse de estas cuestiones, Schiaretti tiene por estos días otras preocupaciones que dilatan nuevamente su proyecto de instalar su figura a nivel nacional. Hace dos semanas, los encuentros con Roberto Lavagna y Juan Urtubey parecían anticipar que noviembre iba a ser el mes del definitivo despegue. Sin embargo, horas antes de anunciar a Llaryora como candidato, algo que este respondió con un “Juan, te necesitamos de presidente”, el esquema cordobesista que tan bien busca vender el oficialismo sufrió otro golpe. Se trata del siniestro vial protagonizado por el presidente de la Legislatura, Oscar González, donde murió una mujer y dos adolescentes fueron gravemente heridas. Más allá del luctuoso hecho, el escándalo explotó porque González se conducía en una camioneta BMW de alta gama cedida en guarda por la Justicia al Poder Legislativo. Para peor, con el correr de los días, se conoció que el rodado estaba judicializado con una patente melliza y que el legislador tenía para su uso gratuito otros tres vehículos similares. Además, se comprobó que cinco legisladores oficialistas y de parte de la oposición, también gozaban de este beneficio previsto por la ley.
El hecho, puso al descubierto la discrecionalidad con la que se manejan en ámbitos del gobierno provincial, sumando otro impacto a la gestión schiarettista junto a la salida de los ministros de Salud y Seguridad, también en medio de sendos escándalos. Desde esta semana, Schiaretti estará fuera del país hasta el 21 de noviembre, encabezando una misión comercial a Abu Dhabi y Madrid, por lo que el teatro de operaciones quedará lejos. A la vuelta, el Mundial de Qatar hará el resto.