A pesar de que el béisbol no es un deporte popular en la Argentina, tiene una regla que puede ayudar a explicar la cancelación in situ de la última fecha del Primavera Sound Buenos Aires. Ante la amenaza de lluvia, si más de la mitad del partido está jugado, es válido. Así que si llueve, y el árbitro decide suspenderlo, el equipo que iba arriba en el marcador se declara como ganador.

Por eso no es fortuito que la organización del evento haya decidido suspender el festival una vez que Lorde se bajó del escenario. La artista neozelandesa era cabeza de cartel del domingo, junto con Arctic Monkeys. Por ende, se cumplía con el compromiso de velar por la presentación de los actos convocantes de la jornada de clausura.

Entonces, la productora se evitaba el dolor de cabeza de tener que devolver el dinero de las entradas. A diferencia de lo que se produjo en la tercera fecha del Lollapalooza Argentina 2018, en el que una versión moderna del diluvio universal le afanó la alegría a los fans de Pearl Jam, David Byrne, LCD Soundsystem y The National, entre otros.

El espíritu del Primavera Sound apela por la minoría de masas. Al menos eso es lo que sucede en Barcelona, hogar del festival, donde sería inadmisible darle de baja abruptamente al show de un icono de la vanguardia musical del calibre de Beach House. Y menos aún cuando está por presentar su mejor disco en una década. A menos que fuese por un hecho irreversible.

De esto puede dar fe El NO, que en 2007 se convirtió en el primer medio argentino en cubrir en la capital catalana esta celebración de la transversalidad musical. Y que durante varias ediciones más, de forma autogestiva, se encargó de instalar la relevancia del evento y de sus programados entre los lectores locales. (Nota del editor: el autor de esta nota también cubrió para El NO las ediciones catalanas de los Primavera Sound de 2011, de 2014 y de 2019).

Los Arctic Monkeys llegaron a tocar, pero tuvieron que acortar su show. Foto: Cecilia Salas

Frente al pronóstico de tormenta que se fue consolidando a medida que avanzaba la semana, los productores de la edición local del festival decidieron llevar a cabo la fecha del domingo hasta que las condiciones climáticas y técnicas lo permitieran. Como el horario estimado de la lluvia se fue retrasando (y en un momento estuvo pautado para la madrugada), ganaron tiempo adelantando los horarios.

El anuncio de que los shows se anticiparían unos 15 minutos se hizo a poco más de una hora de la apertura de puertas. Si bien Nenagenix se vio afectado por la improvisación al ser el primer artista de la grilla (tocó a las 15:10 en el escenario Nobody by Normal), con Juana Molina el predio comenzó a tener color. Eran las 16. Desde ese momento, hasta el recital de Lorde, pasó de todo y pasaron todos los artistas anunciados, salvo el rapero hi tech JPEGMAFIA, previsto para la caída de la tarde en el escenario Primavera, quien primero fue movido para la noche y luego quedó sin show.

Esa ventana la ocuparon los locales Mujercitas Terror, que hasta ese momento no figuraban en ninguna parte pero le sacaron provecho a la ocasión. Mientras la dupla mostraba su post punk a la argentina, en el escenario Samsung la terna Interpol hacía post punk a la neoyorquina. Además, tras sus sucesivas visitas al país, ya jugaban de locales. Y al igual que las otras veces, en esta ocasión vinieron con nuevo disco: el digno The Other Side of Make-Believe (2022). Luego de hacer su hitazo Slow Hands, se largó la garúa.

También zafó Juana Aguirre, cantautora revelación de la movida independiente argentina, quien en el Nobody is Normal (uno de los seis escenarios en funcionamiento) le jugó de tú a tú a Phoebe Bridgers. Mientras la local cruza la inmensidad de Leda Valladares con la manera sueca de experimentar con la música, la estadounidense pareció una versión rococó de Lorde. Un embole.

Phoebe Bridgers juntó gente en su escenario y usó todo tipo de guitarras. Foto: Cecilia Salas

En la última jornada del Primavera Sound Buenos Aires, el sello platense Laptra se hizo notar también. Lo capitaneó Santiago Motorizado, convertido a lo largo de este año en embajador local de la marca. El mató a un policía motorizado es uno de los grupos favoritos del festival, al punto de que es uno de los artistas que más participó en sus ediciones. Eso generó un vínculo estrecho.

No obstante, el adalid del indie argentino se presentó esta vez en solitario, revisitando un repertorio y performance ya conocidos. Eso aconteció en el Escenario Heineken. Tras tocar la batería en ese set, Tom Quintans se sacó la remera del Barcelona y se vistió de frontman para actuar con la banda que lidera, Bestia Bebé, en el escenario Nobody is Normal.

Por ahí mismo pasaron los 107 Faunos, otros consentidos del Primavera catalán y el único proyecto del domingo que tuvo sideshow (el viernes, en Vorterix, junto a Los Planetas). Además, otro grupo de la escudería Laptra había estado en la apertura del festival, Road to Primavera, junto a Pixies, Jack White y Cat Power: Las Ligas Menores.

Aunque aún no hay números oficiales, de los cuatros encuentros que se hicieron en Costanera Sur, en torno al evento, el que más público llevó (medido por las filas de recarga cashless, de puestos de comida y de baños) fue el del domingo. A aquel show inaugural celebrado en octubre le sucedió el miércoles el recital comandado por Björk, un sábado a pura electrónica subterránea y mujeres fuertes del nuevo pop; y finalmente el lluvioso domingo.

Pero, en general, no hubo el público esperado: o por la economía del país o por la comunicación. Si bien la ciudad se encontró empapelada a lo largo del año, la inversión y la constancia no se reflejaron en la convocatoria.

A 20 años de su creación, postergado por la pandemia y celebrado finalmente en el pasado verano europeo, Primavera Sound se animó a conquistar el planeta. Algo natural y bienvenido, a partir de su chapa bien ganada de "mejor festival musical del mundo", por partir de una curaduría exquisita y arriesgada que lo convirtió además en un oráculo de tendencias.

Comenzaron por Los Angeles, y meses después siguieron por São Paulo, Santiago de Chile y Buenos Aires. De la megalópolis brasileña se supo, de parte de los mismos artistas que actuaron acá, que el público no entendió la propuesta. Mientras que de Chile llegó la información de que estuvo a punto de suspenderse. Lógico: el vecino país no tiene un buen pasar económico.

Y ahora... la lluvia, parece presentar Alex Turner, con su actual onda adult oriented rock. Foto: Cecilia Salas

Lo que sucedió acá es que vinieron a instalarse con todo, aplicando el ejemplo barcelonés. Y para eso se necesita tiempo. Y el desembarco coincidió además con un inaudito auge de recitales post cuarentena. Ningún bolsillo resiste ya semejante oferta. Eso se notó en la sobredosis de sideshows que se hicieron entre el lunes y el viernes, en un ciclo que llevó por rótulo Primavera en la Ciudad.

El modelo idóneo para implementar hubiese sido el de festival boutique, a la manera del NOS Primavera Sound, que se realiza desde 2012 en la ciudad portuguesa de Oporto. Pero eventos con ese formato parecen inexistentes en Argentina, al menos con artistas internacionales. Eso podría espantar al fantasma del Sónar, otro gran festival barcelonés que se malogró las veces que se hizo acá. No se supo traducir.

Justo esto último se notó en la noche del domingo, tras sacrificar las presentaciones de cuatro artistas que representan a cabalidad lo que es la esencia del Primavera Sound. Encima, apenas apareció en las pantallas del predio el odioso anuncio de que el festival se cancelaba por factores climáticos, la lluvia empezó a ceder.

La ex Ciudad Deportiva de La Boca se había visto peor en algún Pepsi Music, en tanto que los escenarios no parecían tan afectados, pues la fabulosa dupla electrónica Boy Harsher esperaba a un costado para salir a tocar cuando se conoció la noticia. Al igual que Japanese Breakfast, cuya frontwoman, Michelle Zauner, terminó regalándole a sus fans la lista de temas.

Si bien el otro garrón fue que la carpa electrónica Bits by Axion quedó inhabilitada desde temprano, por lo menos en la última jornada se vio el mejor recital de Arctic Monkeys en la capital argentina. Más allá de que modificaron su repertorio por la mezcla de mal clima y exitismo, el grupo usó como excusa la gira de su disco The Car para proponer un nuevo lenguaje dentro del rock.

Sin embargo, amén de la cátedra de rock de Jack White en la jornada inaugural, la primera edición de Primavera Sound Buenos Aires dejó varios polaroids. Como el debut porteño de Arca bajo la lluvia. Tras el grito de "Bruja, bruja", la artista y performática trans venezolana ofreció un live set que, sobre la base de un reggaetón marciano, desarmó dogmas. Algo que pide a gritos esta ciudad.


¿Querés ver más sobre el Primavera Sound Buenos Aires?