En la causa por el atentado contra Cristina Fernández de Kirchner, la jueza María Eugenia Capuchetti rechazó este martes la recusación presentada por los abogados de la vicepresidenta que señalaron, globalmente, que la magistrada no investiga, que todo lo tienen que pedir ellos, y que la norma del expediente es la lentitud, las trabas, esperar sumarios administrativos y no unificar pistas. Es que ya la Cámara Federal porteña -con jueces afines a la oposición- dijo que hay que ceñir el caso a Fernando Sabag Montiel, Brenda Uliarte y Gabriel Carrizo -los acusados que actuaron el 1 de septiembre-, mandarlos a juicio y ponerle un moño nada menos que a la tentativa de asesinato de una vicepresidenta. El rechazo a la recusación pasará ahora a esa misma Cámara Federal, con resultado cantado: definirán los magistrados trasladados a dedo por Mauricio Macri -Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi- y el arquero de la Liverpool, el equipo que jugaba al fúrtbol en la quinta del expresidente -Mariano Llorens-.
El escrito de cuestionamiento a Capuchetti, formulado por los abogados José Manuel Ubeira y Marcos Aldazabal, fue muy detallado. Y las respuestas de Capuchetti exhiben cómo se está manejando el expediente. A continuación, los planteos de la recusación y los argumentos de la jueza:
* Se perdió el contenido del celular de Sabag Montiel.
La jueza, en el rechazo a la recusación, afirma que “se está investigando” cómo se perdió la información. Y agrega: "Algo se recuperó, hubo diálogo con la empresa Celebrite en San Pablo, Brasil, para ver qué más se puede recuperar y se le pidió colaboración al FBI. Además, la Gendarmería está haciendo una pericia". O sea, a 75 días de ocurrido el reseteo del Samsung de Sabag todavía no se sabe qué pasó. Pero lo más importante, el celular se mandó a la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) en un sobre abierto, o sea que se perdió la cadena de custodia. La jueza no dijo nada sobre eso.
* A Brenda Uliarte tardó cuatro días en detenerla y casi se escapa
Capuchetti se justifica afirmando que, de entrada, la Policía Federal no detectó a Uliarte en la esquina de Uruguay y Juncal el día del atentado. Por lo tanto, no se hizo la detención porque no era sospechosa. Cuando finalmente la Federal encontró la imagen, la joven se fue de la vivienda en la que estaba, en Barracas, pero la policía no estaba haciendo el monitoreo como correspondía. De manera que se fue para Retiro a tomarse un tren. En verdad fue la Dirección de Asistencia en Delitos Complejos (Dajudeco) la que estaba escuchando el celular de Uliarte y advirtió que se movía. La jueza afirma que fue ella la que envió a su secretario a buscarla a Retiro y luego terminó parando el tren. Hasta hoy no se tomaron medidas contra quienes casi la dejaron escapar (policías federales) porque se está esperando el sumario interno de la fuerza. Los letrados de CFK ejemplificaron: “Es como si un policía le pega un tiro a un vecino y se espera el resultado del sumario interno de su propia fuerza para tomar alguna decisión”. Todo es así de lento y light.
* El diputado de JxC Gerardo Milman anticipó que iban a matar a CFK.
Los abogados de la vicepresidenta sostuvieron que las dos colaboradoras del diputado, que estaban con él cuando dijo la frase “cuando la maten voy a estar camino a la costa”, mintieron en forma evidente diciendo que no estuvieron en la confitería Casablanca. Mencionaron que pasaron por allí en marzo, pero no en los últimos tiempos. Carolina Gómez Mónaco, la exmiss Argentina, permaneció en la confitería una hora y quince minutos el 30 de agosto. No puede haberse olvidado. Sin embargo, mintió. Y la jueza no hizo nada: no la imputó por falso testimonio. Capuchetti directamente no contestó a ese planteo. Y respecto de que debieron secuestrarse los celulares de ambas colaboradoras de Milman para ver si había algún dato de cómo el diputado sabía del ataque, la magistrada simplemente contestó que lo resolverá la Cámara Federal.
* Hubo un mensaje de una allegada a Gabriel Carrizo, el jefe de los vendedores de copos de azúcar, donde se habló de matar a Máximo Kirchner.
La jueza afirma que el allanamiento a Joana Colman se hizo. Pero justamente, Ubeira-Aldazabal afirman que lo hizo con 12 días de atraso y porque ellos, los abogados querellantes, lo pidieron. La jueza, por sí misma, no investiga. No es lo que requiere un expediente sobre un intento de asesinato a una vicepresidenta.
* Sabag Montiel presentó una nota diciendo que Hernán Carroll, líder de Nueva Centro Derecha (NCD), iba a designar y pagar su abogado.
Se actuó livianamente, creyéndole a Carroll de que no tenía relación con la tentativa de homicidio. Sin embargo, Brenda Uliarte estuvo en un vivo de Twitter con Carroll y la pareja, Sabag-Uliarte, participó de una fiesta de NCD. A su vez, Carroll apareció en decenas y decenas de fotos con Milman. Cuando tardíamente Capuchetti llamó a declarar a Carroll, los querellantes pidieron que se le secuestre el celular. La magistrada aceptó que dejara uno solo de los dos que tenía y afirma que Ubeira-Aldazabal escucharon cuando Carroll dijo que él solía borrar mensajes y posteos. Pero lo ocurrido fue muy distinto: Carroll reseteó el celular el día anterior a visitar el juzgado. Y se llevó el otro aparato, sin problemas.
Lentitud y falta de iniciativa
Estos son sólo algunos de los ejemplos de los cuestionamientos puntuales y las respuestas de la jueza. Existen muchísimos más como ya informó este diario. Pero hay temas más globales. En primer lugar, la lentitud y la falta total de iniciativa. Si las medidas no las pide la querella, no se hacen. Y aunque se hagan, se hacen tarde y en la menor escala posible. No hay un vendaval de medidas desatadas por la jueza sin que nadie se las pida.
En segundo lugar, no se investiga de conjunto. No se buscan las conexiones de Sabag Montiel-Uliarte-Carrizo con Revolución Federal, el dinero de Caputo Hermanos, Hernán Carroll, Gerardo Milman, su colaboradora, exmiss Argentina que tiene como socia a quien por primera vez entrevistó a Uliarte, y así sucesivamente. Ante eso, la defensa de la jueza es que ya lo determinó la Cámara Federal, que las cosas van en expedientes separados. Y cuando se trata de tocar a Milman -es decir a Juntos por el Cambio-, no se profundizó en que, 13 días antes, puso en marcha un proyecto que anticipó la existencia de un falso atentado contra CFK; que pidió que disminuyera la custodia de la vicepresidenta y terminó diciendo que estaría camino a la costa “cuando la maten”. Capuchetti aceptó que las colaboradoras de Milman mientan, no les imputó falso testimonio, pero le pareció razonable mandar a sorteo la denuncia del diputado contra el asesor que lo escuchó en Casablanca. Cancha muy inclinada.
La recusación ahora será resuelta por Bruglia, Bertuzzi y Llorens, el trío macrista. El resumen es que Comodoro Py es una trampa en la que todos se cuidan las espaldas entre sí, encuentran excusas para no avanzar en la investigación y, si hay cuestionamientos, de última resolverá la Cámara Federal, obviamente frenando pelotas como hacía el arquero Llorens en la quinta de Macri.