La Ley de Envases volvió para conseguir su revancha en la Cámara de Diputados. Luego de haber sido freezada el año pasado ante la presión de un fuerte lobby empresarial, la iniciativa que busca hacer responsables a los productores por la gestión de los envases que introducen en el mercado comenzó nuevamente su tratamiento en la comisión de Recursos Naturales. Impulsada por la diputada Natalia Zaracho, la Ley de Envases tuvo un nuevo primer round en una reunión informativa en la misma comisión que, la semana pasada, había dictaminado la Ley de Humedales. En este caso, sin embargo, el Frente de Todos se entusiasma con poder realizar algunas modificaciones al proyecto original que permitan sortear las objeciones de Juntos por el Cambio y lograr avanzar en un proyecto de consenso. "Hoy dimos el primer paso, ahora hay que construir los acuerdos políticos", aseguró a Página/12 el presidente de la comisión, Leonardo Grosso.

No fue la renta inesperada ni la suspensión de las PASO: la primera consecuencia directa de la prórroga de las sesiones ordinarias fue la reactivación de la Ley de Envases. Empujado por las cooperativas cartoneras de todo el país, el proyecto había tenido un auspicioso tratamiento el año pasado, avanzando ágilmente por las distintas comisiones con la expectativa de conseguir una media sanción en diciembre. A último momento, sin embargo, el proyecto terminó siendo bloqueado por el rechazo de las cámaras empresarias y, en consecuencia, de Juntos por el Cambio. Ahora, a un mes que termine el año, el FdT vuelva a la carga, esperando dar vuelta la suerte del pasado con una serie de cambios. 

El encargado de precisar esas modificaciones fue el viceministro de Ambiente, Sergio Federovisky, quien fue el primer en tomar la palabra en la reunión de comisión. "La Argentina tiene un serio problema de derivación de residuos hacia basurales de cielo abierto y, a su vez, de una creciente importación de residuos para que las industrias puedan usarlo como insumos. Una paradoja insólita: tenemos un país tapado de residuos y al mismo tiempo los estamos importando", resumió Federovisky, quien insistió en la necesidad de aprobar una ley de Envases para resolver ambos problemas. Conciente de los resquemores que había generado la iniciativa el año pasado, el funcionario hizo tres propuestas. La primera, referida al punto más conflictivo del proyecto - la tasa ambiental del 3 por ciento -, sostenía la posibilidad de que "coexistan dos sistemas": uno privado, permitiéndole a la empresa desarrollar su propio sistema de gestión de envases si así lo quisiera, y otro público, que sería el que se financiaría con la tasa que se aplicaría sobre las empresas que no se hicieran cargo del proceso de reciclado. De este modo, se le daba una opción a la empresa para no pagar la tasa, buscando así darle la vuelta al reclamo de JxC que denunciaba que el proyecto incluía un "nuevo impuesto" que tendría consecuencias inflacionarias. 

La segunda propuesta estaba vinculada a la administración de los fondos recaudados y sugería que el consejo a cargo de su control incluyera también representantes de las cooperativas y las cámaras empresariales. Por último, Federovisky propuso también incluir un criterio de distribución de los fondos "más federal", incluyendo a los municipios y provincias en la toma de decisión de que proyectos de gestión de residuos serían financiados con lo recaudado por la tasa ambiental. Un guiño a las provincias luego de la experiencia de la Ley de Humedales (la cual había sido parcialmente bloqueada por la oposición de los gobernadores del Norte Grande).

Además de la pata ambiental - que busca reducir el impacto de los envases post consumo a través del principio de Responsabilidad Extendida del Productor -, el proyecto incluye una serie de beneficios laborales para les recuperadores urbanos. "Hablar de economía circular sin hablar de los principales actores que se agachan a recoger esa botella no funciona. A mi me tocó abrir una bolsa de basura de otra persona para sacar algo y darle de comer a mis hijos, pero no entendía la importancia y el rol fundamental que nosotros hacíamos respecto al cuidado del medio ambiente", insistió Natalia Zaracho, legisladora de Patria Grande y la primera diputada cartonera de la historia. 

A unos metros, Matías Capoblanco, de la Cooperativa de Cartoneros de La Matanza, resaltó que la ley era imprescindible "para cambiar el día a día de nuestros compañeros" y defendió la tasa ambiental frente a la críticas de algunos sectores empresariales: "Hoy ya hay un costo ambiental que lo pagan nuestros compañeros que viven en la periferia, donde están los basurales, en donde nuestros pibes nacen con plomo en la sangre, tuberculosis y ampollas. Hoy la tasa ambiental ya la estamos pagando con la vida de los que menos tienen", afirmó.

A pesar del rechazo que el proyecto del oficialismo había generado en algunos sectores empresariales, la reunión de comisión contó con la presencia de numerosos representantes de cámaras industriales. "La Unión Industrial Argentina apoya una ley de Envases", se apresuró en destacar Claudio Terres, presidente de Comisión de Ambiente de la UIA, aunque insistió en que se debería avanzar con algunos cambios. El oficialismo, mientras tanto, se muestra optimista: la reunión del martes fue un primer round y se espera volver a convocar un nuevo encuentro la semana que viene. En el mientras tanto se buscará avanzar en consensos que permitan sortear las trabas del año pasado.