“Nos tenemos a nosotras mismas”, les dice Enola Holmes a sus compañeras en una parte de la película que acaba de estrenarse en Netflix. Y es que, en dos horas, la historia no sólo realza el poder y la inteligencia de la joven detective sino que además cuenta, de forma ficcionalizada, la lucha de las trabajadoras del fósforo en la Inglaterra de fines de siglo XIX, por mejores condiciones salariales y de vida. Enola Holmes 2 está basada en la novela de la escritora estadounidense, Nancy Springer El caso de la dama zurda (Penguin Random House) que cuenta la búsqueda de la hermana menor de Sherlock Holmes, una joven que ha desaparecido sin dejar rastros. A lo largo de 6 tomos, las novelas de Springer narran las investigaciones de Enola en una sociedad machista en los albores del capitalismo inglés.
La huelga de las cerilleras fue muy conocida en la Inglaterra de los años 1880. A finales del siglo XIX, los fósforos se hacían con palos de madera de álamo o pino y se sumergían en una composición de fósforo blanco, clorato de potasio, sulfuro de antimonio, vidrio en polvo y colorante. Según investigaciones históricas, en 1897 había en Inglaterra 25 fábricas de fósforos que empleaban a 4125 personas, de las cuales 2658 eran adultes, 1492 tenían entre 14 y 18 años y había 2 menores de 14 años. En la película es una niña trabajadora de una fábrica de cerillas, quien le encarga el primer trabajo a Enola: encontrar a su hermana desaparecida. De esas 25 fábricas, 23 usaban fósforo blanco y de sus 3134 empleades, casi la mitad eran mujeres.
Durante el transcurso de la película puede verse la organización feminista contra las condiciones laborales, de salubridad y salariales. La manipulación del fósforo generaba una enfermedad ocupacional conocida como la fosfonecrosis que era una alteración del hueso de la mandíbula por la inhalación del vapor del fósforo blanco. Como también causaba síntomas gripales podía confundirse con el tifus y el 20 por ciento de los casos terminaba en la muerte. La mayoría de las mujeres y niñas empleadas era inmigrante, sobre todo de Irlanda. Los salarios eran bajísimos y las trabajadoras tenían que pagar de sus bolsillos sus herramientas de trabajo, pero además se les descontaba por hablar, ir descalzas (muchas veces no tenían dinero para comprar calzado) o tener los pies sucios. Al entrar (esto se ve en la película) les revisaban las bocas y si alguna trabajadora se quejaba de tener dolor de muelas, se les decía que les iban a quitar los dientes o las despedían.
The matchwomen (las cerilleras) se organizaron para reclamar en contra de estas condiciones de trabajo y de vida. Sarah Chapman -como se llama la joven desaparecida en la película- existió en la realidad y fue una de las organizadoras de las medidas de lucha que incluyó una gran huelga en la fábrica, en la que pararon 1400 trabajadoras. En la novela puede verse que la joven desaparecida, a la que Enola le sigue el rastro, era una lectora especializada de El Capital de Karl Marx y que eran esas lecturas las que la habían llevado a luchar por la organización de sus compañeras. Como en la primera película de Enola, en ésta su madre también es muy importante y aunque aparezca poco, sus apariciones son claves tanto en la historia personal de la investigadora, como en el desarrollo de la historia colectiva. Y como su nombre al revés lo indica -Enola es Alone-, su madre le enseñó desde muy chica desde defensa personal hasta física, química, geometría y aritmética: “Hija, sabía que te las arreglarías muy bien sola”, se lee en el libro y se escucha en la película.
La autora de la saga (ya son 6 los libros de Enola Holmes), Nancy Springer nació en 1948 en Estados Unidos. Durante 4 décadas escribió más de 50 libros, todos ellos sobre misterio y ciencia ficción. Es una de las escritoras de literatura juvenil más leídas en el mundo.