“Si el nuevo disco nos permite girar por América del Sur el año próximo, iré a la Patagonia. Siempre tuve interés por conocerla”, confiesa el líder y creador de Public Service Broadcasting, J. Willgoose, quien desde el otro lado del teléfono defiende su nuevo álbum, Every Valley, lanzado la semana pasada. Aunque el laboratorio sonoro londinense comenzó como un proyecto unipersonal de spoken word retrofuturista, ocho años más tarde se transformó en un trío que hizo del registro documental (entre programas de radio, propaganda política y archivos periodísticos) su principal herramienta para componer. Eso los convirtió en bichos raros en la escena musical inglesa, donde su propuesta instrumental, a partir de su eclecticismo, pasó por un crisol de etiquetas: indie, electrónica, art rock e incluso krautrock: “No lo planificamos –avisa el multi-instrumentista– pero estoy feliz de que haya sucedido”. Así que su tercer trabajo de estudio ha sido muy esperado. “Nos gustaría que conecte con mucha gente alrededor del mundo. Es diferente a lo que hicimos antes y estamos excitados con lo que está por venir.”
Mientras que el debut de Public Service Broadcasting estuvo inspirado en la primera expedición al Monte Everest (Inform-Educate-Entertain, 2013) y el segundo en la Carrera Espacial (The Race for Space, 2015), ahora Every Valley se basa en el ocaso de la industria del carbón en Gales. A pesar de que el vínculo más próximo de Willgoose con ese terruño es una abuela medio galesa, el disco es una alegoría para las comunidades abandonadas en todo Occidente, víctimas de la política malévola, cínica y calculadora. “Después de abordar el tema del progreso en discos anteriores, acá quisimos hacer algo más humano y lo delimitamos en una industria, un pueblo y un país”, explica. “Así que Every Valley nos ayuda a pensar en cómo la destrucción de los sindicatos en los ‘80 tiene un legado en las condiciones de trabajo actuales. No sé si esta historia podrá calar fuera del Reino Unido, por su condición localista, pero hay que tomar riesgos. Hicimos una banda porque tenemos algo para decir, no para hacer dinero y tocar en festivales.”
J. Willgoose se toma tan en serio el carácter conceptual de sus discos que Every Valley fue grabado en el sur galés, en la antigua ciudad siderúrgica de Ebbw Vale, que llegó a ser la más importante de Europa. Además, si bien es la primera vez que la banda convocó a un puñado de colaboradores a sus álbumes, tres de los cuatro que participan son galeses, entre los que destaca James Dean Bradfield, cabecilla de Manic Street Preachers. “El caso de James es especial porque es uno de mis héroes. Lo conozco de antes porque le abrimos varios shows”, dilucida el músico inglés, quien también llamó a la cantante de la agrupación escocesa Camera Obscura, Tracyanne Campbell, para este trabajo. “No invitamos cantantes porque sí, lo hacemos porque sabemos que tienen algo importante para aportar.”
Considerando la impronta política de la banda, el nuevo material de la terna aparece luego de que el terrorismo sacudiera Inglaterra. “No tenemos miedo. La historia demostró que nuestra determinación como sociedad nos llevó a seguir adelante.”