-Vamos, Papi, hacelo por la Selección. Por Messi y por los otros pibes. Y por todos los argentinos. Vos sabés la alegría que despierta en la gente ganar una Copa del Mundo. ¿Te acordás de aquellos festejos en el Obelisco? Yo era un pibe pero no me los olvido más. En el ‘78 nos pateamos entre 40 y 50 cuadras de ida y vuelta por Corrientes, todavía no tenías el Taunus. Y en el ‘86 sí, ya con el coche, hicimos caravana por todos los barrios. ¿Te acordás la felicidad que teníamos, Viejo?
-Sí, claro, pero…
-Y hacelo también por tus nietos: ni Cami ni Juli ni Diego vieron salir campeón a la Argentina. Y también hacelo por vos, Papi. ¿Me vas a decir que no te vas a jactar ante tus nuevos amigos de que vas a ser el responsable mayor de la obtención de la Copa?
-¿Amigos? Acá donde estoy sólo tengo enemigos
-Es toda una cuestión de cábala, Viejo. Vos nos enseñaste a practicar esa mística. Por una razón o por otra no se pudieron cumplir y siempre la pudrimos. En el Mundial del ‘90 porque Mamá no se había puesto la misma musculosa de Argentina que usó en el ‘78 y en el ‘86…
-No le entraba. Estaba embarazada de Guille.
-En el ‘94 vos no te sentaste en el mismo sillón que usaste en los otros Mundiales…
-Es que había chocado con el Taunus unos días antes y tuve que andar en silla de ruedas durante 3 meses, aunque no creo que haya sido por eso…
-Tampoco la ganamos en el 2006 y ahí no fue por el equipo de Pekerman que andaba fenómeno. Fue porque no le diste bola al viejo televisor Zenith 20 pulgadas de tubo del ‘78.
-Pero hijo, era comprensible. ¿No te acordás lo que me hincharon ustedes para que comprara un plasma de 40? Bueno, con esfuerzo lo hice y, claro, no podíamos ver el Mundial en el viejo televisor blanco y negro.
-Cábalas son cábalas, Viejo, vos nos lo enseñaste.
-Es verdad, pero igual, hijo, yo te agradezco que hayas venido a verme a este horrible lugar que encima te queda tan lejos. Pero tenemos que razonar que no siempre es fácil cumplir con todo. Acordate que tanto en el ‘78 como en el ‘86 alguna de las mujeres de la familia estaba embarazada.
-Justamente, de ese detalle se ocupó Camila. Está de 5 meses.
-¿Cami…mi nieta? ¿Pero estaba en pareja?
-No, pero tiene buenos amigos copados. Cábalas son cábalas, Viejo. Tenemos preparado todo. Los mismos sillones, el mismo TV blanco y negro, las mismas remeras que usaron vos y Mamá.
-Hay algo que nunca les confesé. Tanto en el Mundial de Argentina como en el de México, con tu madre, cada noche previa a que jugaba la Selección, también a modo de cábala, hacíamos el amor. Y esta vez va a ser imposible.
-El Viagra hace maravillas, Papi.
-No lo digo por eso. Lo digo porque el Doctor Edelman, que lleva mi caso, me aseguró que ve difícil que el juez me dé la libertad condicional. No veo posible que pueda salir de acá, de este penal de Batán.
-Olvidate. Vengo de hablar con el juez. Ya firmó tu absolución. Vos nunca chocaste con tu auto al patrullero aquél el día que saliste borracho a festejar la Copa América del año pasado.
-¿Entonces puedo salir? ¿Soy inocente?
-No sos inocente porque esa noche venías de levantar más copas que las que ganó Messi en toda su carrera. Pero sí podés salir de esta cárcel ya mismo porque empieza el Mundial y el juez es futbolero de alma y entendió que…
-¿Qué entendió?
-Lo que nos enseñaste… Cábalas son cábalas.