La inflación en productos de la canasta básica, sobre todo en los comercios barriales, sigue dándole golpes fuertes al consumo masivo. La consultora privada Scentia reportó que en octubre las ventas generales en todos los canales (chinos, almacenes, comercios de cercanía e hipermercados) cayeron 4,5 por ciento interanual, segundo mes consecutivo de baja luego de 14 períodos con alzas ininterrumpidas.
El trabajo sirve para mostrar cómo los precios altos derrumban el consumo de manera muy marcada y migran las compras a los canales donde hay acuerdos de precios y valores más controlados por el Estado. Dos números lo explican: en el canal tradicional (chinos, almacenes y cercanía), las ventas cayeron 9,8 por ciento en octubre. En la otra esquina, en los grandes supermercados crecieron 2,5 por ciento. Si bien este último número muestra una desaceleración contra las ventas de este año, es positivo porque comparar con una base alta de igual período del año pasado (5,4 por ciento de alza).
No es tan complejo de ver por qué pasa esto. Si bien los grandes supermercados son solo un tercio del consumo del país, rigen allí acuerdos de precios de todo tipo y desde este fin de semana serán el corazón de Precios Justos, el congelamiento de precios por 120 días. En el resto de los locales, en tanto, compra la mayoría de la gente pero no hay controles de ningún tipo. Ergo, los precios son entre un 30 y un 50 por ciento más caros. Dos ejemplos muy palpables, el valor de productos básicos como la leche (150 pesos en los híper y 300 en los chinos) y los aceites, que se pagan poco menos del doble, dependiendo de la variante.
Esta situación descripta, de hecho, es la que pone a prueba el éxito o fracaso del plan Precios Justos. La secretaría de Comercio firmó, además de con los híper, un acuerdo con la cámara de mayoristas CADAM para que les vendan a precios congelados a los comercios de cercanía. Si eso no ocurre, seguirá la misma dinámica de caída en las compras en los barrios, donde en general acceden ocho de cada diez argentinos.
Otro de los fenómenos que refleja el trabajo de Scentia es que empezó a caer más fuerte el consumo en el Interior del país que en el AMBA. Los números: en el caso de los comercios de cercanía, las ventas en Capital y GBA cayeron 6,1 por ciento, contra un 11,8 del interior. Y en las grandes superficies, la recuperación de las ventas fue menor en el interior que en el AMBA, con un alza de 2,8 versus una de 0,8 por ciento.