La canasta básica alimentaria (CBA) se diparó 9,5 por ciento en octubre respecto del mes anterior, en tanto que la canasta básica total (CBT) también subió con fuerza y tuvo su mayor incremento del año, con 9 por ciento. No se registraban alzas semejantes, para una comparación mensual, desde la salida de la Convertibilidad, en abril de 2002, cuando la primera trepó 17 por ciento y la segunda, 14,2. Los aumentos registrados en octubre también sobrepasan a la dinámica del índice general de precios con el que se mide la inflación agregada, dado que la misma fue de 6,3 por ciento en el mes.
Así, la CBA acumuló en el último año una suba del 100,8 por ciento, mientras la CBT quedó en 93,1 por ciento. Esto muestra la repetida idea de que la inflación es un fenómeno que afecta más a las clases populares, que no pueden acceder a promociones, descuentos o “precios cuidados” en sus almacenes de barrio y que poseen una canasta de consumo más restringida. En el mismo lapso de un año, la inflación general fue algo menor (del 88 por ciento) y todavía no llega a las tres cifras.
En valores absolutos, los datos de Indec enseñan que la CBA promedió los 62.106 pesos para una familia de cuatro integrantes. Dicha canasta contempla el precio de alimentos básicos (fideos, arroz, harina), frescos (papa, batata, huevos), lácteos, carnes populares, yerba, etc. Y su valor determina la “línea de indigencia”, es decir, que una familia tipo debió percibir esa remuneración en el mes para no ser indigente. En tanto, la CBT incluye un abanico más amplio de consumos y en octubre llegó a promediar los 139.783 pesos para una familia tipo. Es decir, ese ingreso debió percibir una familia para no ser considerada pobre.
Los montos de estas canastas representan estándares mínimos de consumo para la población. En el caso de un único integrante en el grupo familiar, el valor de la CBA fue de 20.099 pesos en octubre y el de la CBT, de 45.223. Con esos valores en remuneraciones se accede a lo básico necesario para alimentarse y algún consumo adicional. Estas son cifras representativas para un universo de personas jóvenes, que trabajan por cuenta propia y/o son monotributistas sociales y muchas veces su salario ajusta con el Mínimo Vital y Móvil.
Si se considera que el Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVM), en base al cual negocia buena parte de las y los trabajadores informales, en octubre fue 54.550 pesos. El próximo 22 de noviembre se reunirá el Consejo del SMVM para revisar el ajuste (del 6 por ciento) previsto para noviembre en dicha remuneración y las prestaciones por desempleo.