“Si 1 de cada 5 niñeces es abusada, si tan solo se denuncian 100 de las 1.000 situaciones, y de esas 100 solo una llega a sentencia firme, lo que hay es una sociedad y estructura institucional que ponen en peligro la vida y salud integral de les niñes.” Gaviota Stivala contabiliza los números para volver a certificar que el silencio patriarcal y la complicidad adultocéntrica lastiman, estigmatizan, discriminan y revictimizan a las infancias. Con perversidad. “Las estadísticas son terribles y reflejan la deuda que hay en relación a esta problemática”, lamenta. Que las niñeces no mienten es horizonte en la vida de Gaviota, integrante del Colectivo en Lucha Contra el Abuso Sexual en la Infancia, pero este 18N también es lema del Grito Global Contra el Abuso Sexual en las niñeces y adolescencias, el noveno año consecutivo de una acción masiva, transversal y situada que fue enredando lucha amorosa y federal de madres/xadres protectorxs, sobrevivientes de abuso sexual en la niñez, organizaciones feministas, transfeministas, de derechos humanos, educadorxs populares, promotorxs de género, trabajadoras de programas y dispositivos estatales.
Los reclamos de este nuevo Grito Global caracterizan las revinculaciones forzadas como secuestros institucionales y plantean el cese inmediato de la criminalización de madres/xadres protectorxs, y de la persecución y denuncia a les profesionales que acompañan. “Les niñes no mienten. ´Yo sí te creo, Nosotres te creemos´”, declara el documento leído hoy, busca “poner fin al sistemático descreimiento y revictimización de quienes padecen este flagelo”.
A lo largo de estos años, relata Gaviota, “una de las consignas que levantamos es que las niñeces y adolescencias no pueden inventar ni fabular situaciones abusivas que no hayan transitado. Es muy dificil imaginar cómo une niñe puede procesar estas situaciones cuando se enfrenta al silencio y a la conspiración adulta para el descreimiento”. Le imprime politicidad a palabras que aprendió a enhebrar desde la vivencia de situaciones de abuso y de reconocerlas en las voces de otras y otrxs sobrevivientes. Guerrera contra las violencias sexuales infantiles y una interlocutora territorial amorosa, dice que “aquelles niñes que han podido ser alojades por sus madres/xadres protectoras o referentes afectivos y han logrado denunciar estos hechos, se enfrentan constantemente a un poder cómplice basado en lógicas patriarcales y discursos adultocéntricos que demuestran la impunidad con la que cuenta este delito”.
Las cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) confirman lo que Gaviota describe: 1 de cada 5 niñas y 1 de cada 13 niños sufren o han sufrido abuso sexual, mientras que informes mundiales de Unicef sobre la infancia, señalan que 1 de cada 10 personas adultas sufrieron abuso sexual en su niñez. Romper con los pactos de secretismo hegemónicos y la demanda de “políticas públicas para la prevención, detección temprana y abordaje integral de las situaciones de abuso” son dos de los ejes centrales del documento, que alerta sobre el “desmantelamiento del sistema integral de protección de derechos de niñas, niños, niñes y adolescentes”, para reclamar “equipos interdisciplinarios especializados en los distintos ámbitos que transitan las niñeces y adolescencias, escuelas, centros comunitarios y centros de salud”.
Hace tiempo que las colectivas refieren con preocupación la escasez de espacios terapéuticos especializados en abuso sexual para las niñeces y sus referentes afectivxs. Instan con urgencia la capacitación docente en abuso sexual para que sea contenido de la ESI y se aplique realmente en todas las escuelas, proponen incorporar la temática a las capacitaciones de la Ley Micaela, y la implementación efectiva de la Ley 27.610 de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), porque “son niñas, no madres”, y por las estadísticas alarmantes de embarazos forzados en la franja de 10 a 14 años, producto de abuso sexual intrafamiliar.
En la jornada de hoy frente al Congreso se exigirá el cese de la criminalización y patologización a madres/xadres protectorxs, y de la persecución a les profesionales que acompañan. “Tenemos un gran escollo en el Poder Judicial”, asegura la diputada nacional por el Frente de Todxs y presidenta de la Comisión de Mujeres y Diversidad, Mónica Macha, una de las gestoras centrales de la Mesa Nacional Contra los Abusos en Infancias y Adolescencias.
“Es uno de esos poderes, además de patriarcal y misógino, adultocéntrico. Así como hay sectores del Poder Judicial que están en esta pelea por la Justicia y acompañan a las madres protectoras, hay un gran porcentaje de esos operadores judiciales que terminan criminalizando y culpabilizando a las madres, y dejando en una situación de profunda impunidad a las niñeces”, explica Macha.
¿Qué encierra esa característica adultocéntrica?
-Significa no tomar los testimonios de las niñeces cuando pueden hablar o expresar lo que les está pasando, relativizarlos, plantear que son mentiras. Creo que todo esto responde a una ideología de la familia, donde de algún modo hay una imposición de sostener esos lazos familiares como sea, y lo que nosotras planteamos es que cuando hay abuso, violencia, esos lazos familiares se rompen. Ya no se puede seguir intentando sostener esa situación si la base de su sostenimiento es la impunidad y el encubrimiento de situaciones de abuso a las niñeces.
¿El planteo es un marco político vinculado con el trabajo que realizan desde la Mesa Nacional?
-Sí, y teniendo en cuenta que es una problemática mucho más extendida de lo que nos imaginamos, que es de algún modo el núcleo de la violencia patriarcal, ésa que se ejerce sobre los cuerpos de las niñeces y adolescencias, muchas veces como una señal hacia las violencias a las madres. ´Te voy a pegar donde más te duele´, ´No lo vas a ver más´, son algunas situaciones en las que incorporamos fuertemente el concepto de violencia vicaria, ese desplazamiento de las violencias desde las mujeres hacia les niñes. Aunque también ubicamos esa situación no necesariamente en el marco de la violencia vicaria, porque el abuso sexual en las infancias y las adolescencias tiene otras características, por las estadísticas que vamos construyendo.
¿Faltan herramientas institucionales?
-Son índices que construimos de manera bastante artesanal, como fue en algún momento aborto, porque no hay hoy un lugar donde tengamos un observatorio sobre esta situación a nivel del Estado, donde podamos contar con estadísticas oficiales necesarias. Encontramos que en un porcentaje altísimo la situación de abuso sexual en infancias y adolescencias ocurren en el marco intrafamiliar y donde la mayoría de las veces los progenitores, abuelos o varones cercanos a la familia son quienes causan esos daños. Subrayo esto porque nos parece un tema central poder ubicarlo como el nudo o la base del patriarcado: hay ahí nuevamente una forma más perversa de esa dueñidad que algunos varones sienten sobre el cuerpo de muchas mujeres, de parejas, y lo sienten más crudamente sobre los cuerpos de les niñes y adolescentes.
#GritoGlobal 18N, sostiene Macha, es poder darle visibilidad a una situación arrasadora en términos mundiales y avanzar en la búsqueda concreta de políticas públicas preventivas, reparadoras y de patrocinio efectivo. “Nos sumamos a este 18N porque creemos que es un tema profundamente importante para desmantelar, para darle visibilidad, transformar, y que es parte de la agenda feminista y transfeminista.”
Al calor de las demandas de “juicio y castigo a los curas y pastores abusadores”, de respuestas del Poder Judicial, incluido patrocinio jurídico y querellas gratuitas para los casos de abuso sexual, se suma el pedido de abolición y sanción del “chineo”, una práctica denigrante del abuso sexual colonial, enmascarada de culturalidad blanca. “Ni la tierra ni las cuerpas son territorio de conquista”, será alarido furioso de ese grito global, que insta a brindar “garantías de los derechos de las niñeces trans y travestis, expuestas a transitar situaciones de violencias, abusos y explotación sexual”.
Mientras esta nota transcurre, Gaviota recita algunos nombres queridos: Arcoiris, Luna, Cielo, Lluvia, Sabidudia, Martín. No los elige al azar, se trata de pequeñxs grandes resistentes. “Son niñes que viven en la constante amenaza de que se les revincule con quienes han producido semejante flagelo. Por eso decimos que las revinculaciones forzadas son tortura institucional”, concluye. “Los mensajes que deja la injusticia patriarcal en el cuerpo social, es que las niñeces pueden ser objeto de la sexualidad adulta y son objeto de tutela, a pesar de los cambios de paradigmas vigentes. Ante eso salimos, ante eso nos organizamos y exigimos basta de abusos sexuales y basta de abusos institucionales.”