El Telescopio Espacial James Webb reveló este miércoles con su Cámara de Infrarrojo Cercano (NIRCam) las características, antes ocultas, de la protoestrella L1527, incrustada dentro de una nube de material que alimenta su crecimiento, lo que proporciona una visión de la formación de una nueva estrella.
A pesar del caos que está provocando, L1527 solo tiene unos 100.000 años, un cuerpo relativamente joven, según lo informado por la Agencia Espacial Europea (ESA) en un comunicado. Asimismo, se detalló que dada su edad y su brillo en luz infrarroja lejana, se considera una protoestrella de clase 0, la etapa más temprana de la formación estelar.
La estrella aún no genera su propia energía
A este tipo de protoestrellas, que todavía están envueltas en una oscura nube de polvo y gas, les queda un largo camino por recorrer antes de convertirse en estrellas de pleno derecho. Y en este caso particular, aún no genera su propia energía mediante la fusión nuclear del hidrógeno, una característica esencial de las estrellas; su forma, aunque mayoritariamente esférica, es también inestable.
A medida que una estrella en formación sigue acumulando masa, su núcleo se comprime gradualmente y se acerca a la fusión nuclear estable. La escena que se muestra en la nueva imagen del Webb revela que L1527 está haciendo precisamente eso.
La nube molecular que la rodea está formada por polvo y gas densos que son atraídos hacia el centro, donde reside la protoestrella. A medida que el material cae, se mueve en espiral alrededor del centro.
Esto crea un denso disco de material, conocido como disco de acreción, que alimenta de material a la nueva estrella. A medida que gane más masa y se comprima, la temperatura del núcleo aumentará, alcanzando finalmente el umbral para que comience la fusión nuclear.
El disco, que se ve en la imagen como una banda oscura delante del centro brillante, tiene un tamaño similar al de nuestro sistema solar. Estas nubes ardientes dentro de la región de formación estelar de Tauro solo son visibles en luz infrarroja, lo que las convierte en un objetivo ideal para el telescopio Webb, según la ESA.
El James Webb habría captado la fusión galáctica más lejana registrada
A fines de octubre, el telescopio espacial James Webb captó imágenes de luz en flexión en el universo distante, y los astrofísicos debaten si lo que se logra ver es una fusión galáctica, que sería la más lejana registrada hasta el presente, informó la Agencia Aeronáutica y del Espacio (NASA).
El espejo del Webb se sirvió de la gravedad de un cúmulo de galaxias para observar una de ellas, pero los expertos advirtieron que, según la investigación preliminar, el telescopio puede estar viendo dos galaxias y no una.
"Estamos discutiendo activamente si se trata de dos galaxias o dos grupos de estrellas dentro de una galaxia", explicó el astrónomo Dan Coe, del Instituto de Ciencias del Telescopio Espacial, que trabaja con los instrumentos para la cámara de infrarrojo cercano de Webb, en un comunicado de la NASA.