Cristina Fernández de Kirchner parece estar siguiendo, ella misma, el camino marcado por el baqueano del peronismo José Luis Gioja. “Hay que crear las condiciones para que Cristina sea la candidata a Presidenta”, había dicho el sanjuanino. Y hacia ahí caminó CFK en el acto del Estadio Único de La Plata. Aunque marcó objetivos, es difícil decir a esta altura que su discurso haya sido un programa de gobierno. Pero claramente es un plan electoral: Cristina desplegó el sueño de una vida cotidiana con mayor justicia social. La épica de una linda vida cotidiana.
Néstor Kirchner estuvo en su recuerdo (lloró al nombrarlo) y en la iconografía. Cristina conoce bien una frase que Kirchner repetía seguido: “La gente es normal, no vive pensando en la política. Te nombra mucho cuando hacés las cosas mal. Yo quiero que el fin de semana la gente haga un asadito en su casa, tranquilamente porque tiene trabajo y vive cada día un poquito mejor, y ni se acuerde de mí”.
“El orden, para el peronismo, es que la madre y el padre tengan trabajo, que los chicos vayan a la escuela y que no tengan que comer ahí sino que puedan comer en su casa, en familia”, dijo la vicepresidenta en uno de los tramos más aplaudidos.
Por ejemplo estaba eufórico el señor de gorra negra y camiseta con la frase “Militar es hacer que lo imposible sea inevitable”.
Lucía feliz la piba que tenía estampado el DNI de una Cristina que cumplirá 70 en febrero y mencionó varias veces momentos de su propia historia.
La vuelta del Perón proscripto después del golpe de 1955 fue uno de esos instantes. Ella tenía, dijo, 19.
Otra escena del álbum de su vida transcurrió en 1974, cuando “con Néstor nos quedamos junto a Perón”. Una alusión sutil pero muy clara a cuando Montoneros y la Juventud Peronista dejaron Plaza de Mayo el 1° de Mayo de 1974, el día en que Juan Perón desde el balcón de la Casa Rosada los nombró a los gritos como “esos imberbes”.
Aun sin marcha peronista, el discurso de Cristina para conmemorar los 50 años del retorno de Perón intentó ser clásicamente justicialista.
La propia CFK quiso meterse en la historia cuando, mirando al gráfico que se proyectaba en el escenario, pidió constatar que los tres momentos de mayor participación del salario real en el Producto Bruto fueron el del primer peronismo, el de 1974 con José Gelbard ministro de Economía y el de ella en su segundo gobierno, el del mandato 2011-2015.
La redistribución del ingreso como meta apareció esta vez sin ninguna crítica al Presidente Alberto Fernández. Podría decirse que el Presidente fue ignorado, si no fuera porque CFK dijo que dos años atrás, en ese mismo Estadio Único, debió precisar que había que alinear precios, salarios y tarifas.
Hasta ahora la estrategia de Cristina consistía en distanciarse del Gobierno. Decir, inclusive, “el gobierno”, como si fuera ajena a él. Desde ahora tal vez se imponga otra construcción: existieron Perón y Evita, existieron los 12 años de kirchnerismo y existirá el futuro. Es decir, un saltito por sobre el hoy. Y una promesa como la que dijo al final: “Podemos volver a hacer esa Argentina porque alguna vez la hicimos”.
La primera persona del plural por el momento no incluye con nombre y apellido (ni deja de incluir) a CFK. “Todo en su medida y armoniosamente”, decía un famoso general que ella citó al repetir esa frase. No la usó el primer Perón, y tampoco el Perón acosado y finalmente derrocado de 1955, sino el último. El Perón que se autodefinía como “un león herbívoro” y eligió abrazarse con su antiguo enemigo el radical conservador Ricardo Balbín.
En lo que podría llamarse Programa de La Plata otros dos temas ocuparon la energía de Cristina, lo cual quiere decir que la seguirán ocupando porque ése, el de hilar una narrativa política a lo largo del tiempo, es su estilo característico.
Uno, el de la seguridad, el de la “autonomización” de las fuerzas respecto del poder político y el llamado a discutir “en serio y en nombre de todas las víctimas”, incluido Lucas González, el jugador de Barracas Central de 17 años asesinado el 17 de noviembre de 2021 por la Policía de la Ciudad. El juicio oral contra 14 efectivos comenzará en 2023. También vinculado a la seguridad, el pedido de inundar de gendarmes el Conurbano.
El otro tema es el de los recursos naturales: el litio, la hidrovía, el agua, los yacimientos de petróleo y gas no tradicional de Vaca Muerta, un emprendimiento que tuvo su impulso durante la presidencia, tras la nacionalización de Yacimientos Petrolíferos Fiscales. La vicepresidenta no profundizó en estos asuntos pero es posible conjeturar que abrió una línea y la seguirá. Lo mismo podría ocurrir con las referencias latinoamericanas. Allí hay una novedad, porque Luiz Inácio Lula da Silva ya no es solamente la víctima de una persecución judicial y política colosal sino el presidente electo del país más influyente de Sudamérica.
“Hay 2019”, dijo Alberto Rodríguez Saá en 2017. Así llamaba a construir un triunfo peronista para sacar a Mauricio Macri. Como entonces, el plan viene de Cuyo y es el de Gioja. Final abierto, por ahora. Pero como en toda campaña que se precie, ya hay un lema que estuvo omnipresente en el escenario, en las pantallas de los costados y debajo de la oradora: "La fuerza de la esperanza".