En el año 2013 se estableció el día 8 de noviembre como el “Día Nacional de los y las afroargentinos/as y de la cultura afro” a través de la Ley 26.852, en conmemoración de María Remedios del Valle Rosas. Mujer afrodescendiente, quien combatiera bajo el mando del General Manuel Belgrano en el Ejército del Norte y que por su valor y arrojo en el campo de batalla sus hermanos de armas la proclamaron la Madre de la Patria.
Este día es un reconocimiento a las personas de la comunidad afroargentina, como parte fundamental de la construcción de nuestro país, siendo una efeméride que según los términos de la mencionada Ley en su Artículo 3° encomienda “al Ministerio de Educación de la Nación, a través del Consejo Federal de Educación y las autoridades educativas de las distintas jurisdicciones, acordar la incorporación a los contenidos curriculares del sistema educativo, en sus distintos niveles y modalidades, la conmemoración de dicho día y la promoción de la cultura afro”
La reivindicación de esta heroína nacional logró una importante visibilización de una comunidad históricamente invisibilizada, negada y extranjerizada. Si bien la Ley es un avance y en la actualidad la persona y el símbolo que representa María Remedios del Valle Rosas tomó una importante relevancia, queda mucho trabajo por hacer respecto del racismo que atraviesa a las instituciones educativas. En este sentido, para revertir la negación y la invisibilización de la comunidad afroargentina en nuestro territorio, estos temas deben tratarse con continuidad a lo largo del ciclo lectivo.
Si bien son contenidos curriculares que deben dictarse al menos el 8 de noviembre, en la mayoría de las instituciones sucede que quedan sujetos a la voluntad individual de cada docente, que motivado o motivada por algún interés decide trabajarlos en el aula a su cargo. No sucede lo mismo cuando se trabaja sobre el Padre de la Patria, que además la fecha de su fallecimiento es feriado nacional.
Es evidente que es necesario seguir combatiendo el racismo estructural que perdura en prácticas y contenidos pedagógicos con mirada eurocéntrica, para poder recuperar los orígenes de nuestra identidad nacional, aquella que le pertenece a los olvidados. Es necesario y urgente pensar en una educación con perspectiva etnico-racial que funcione de manera transversal, en la que se pongan en valor las distintas cosmovisiones y construcciones socioculturales de las diferentes comunidades que conforman nuestro territorio.