El comunicado completo de Ni Una Menos:
¡No aguantamos más!
Como mujeres y como trabajadoras, no aguantamos más que nos repriman cuando reclamamos. La militarización de PepsiCo (con policía bonaerense y Gendarmería) para desalojar a lxs trabajadorxs es intolerable. Se usaron balas de goma, palos y gases lacrimógenos en una escalada de violencia que estamos presenciando frente a cada conflicto social. Reclamamos por la liberación de lxs detenidxs y repudiamos el accionar policial y judicial contra quienes ejercen el derecho social a la protesta.
La violencia contra una planta donde el 70 por ciento son mujeres trabajadoras (y son el 90% de las despedidas), que hace años que entregan su esfuerzo a la empresa a costa de sus propios cuerpos hoy enfermos, que desde hace días sostienen con dignidad la toma de la fábrica porque no quieren dejar de alimentar a sus familias, no podemos soportarla y necesitamos gritar juntas: ¡Ni Una Trabajadora Menos!
Vemos a las mujeres en la primer línea de cada conflicto. Como lo hicieron las conductoras de trolebuses en Córdoba, como lo hacen las que reclaman por los subsidios en los comedores comunitarios y como lo hacen las docentes. Mientras tanto, desde el gobierno recortan presupuestos, intentan que nos dediquemos a ser sumisas y obedientes aceptando los despidos o los trabajos cada vez más precarizados, que acatemos la inflación que nos lleva a ajustar a diario lo que consumimos y a la deuda pública y privada que recae sobre nuestras espaldas.
La herramienta del paro de mujeres nos ha dado visibilidad y fuerza en cada una de nuestras luchas: en las fábricas y en los barrios, en las escuelas y en las casas, en los sindicatos y en las calles. Hemos dicho claro que la violencia contra las mujeres es una trama con la violencia económica, política y social.
Es sobre la base de esta nueva fuerza popular que responsabilizamos a la gobernadora de la provincia de Buenos Aires María Eugenia Vidal y a Jorge Macri, intendente de Vicente López, donde se encuentra la planta.
El cierre ilegal de la fábrica y su traslado a Mar del Plata se hace con el objetivo de flexibilizar las condiciones laborales que las y los trabajadores venían defendiendo a fuerza de organización sindical y busca producir una nueva imagen de disciplinamiento social que propague el miedo y escenifique la represión. Las trabajadoras no quieren indemnización, quieren trabajo. Llamamos a las fuerzas sociales y sindicales a repudiar masivamente esta ofensiva contra la dignidad de las que defienden sus fuentes de trabajo.
¡Ni Una Menos. Vivas Nos Queremos!