Los países presentes en la conferencia sobre el cambio climático de la ONU (COP27) seguirán negociando el sábado, más allá de su límite oficial este viernes, ante la falta de acuerdo sobre las finanzas, en particular la creación de un fondo de pérdidas y daños para las naciones más afectadas.
Compensar a los países que menos gases de efecto invernadero emiten pero que sufren las consecuencias de fenómenos meteorológicos extremos es una vieja aspiración de los países del Sur. Por primera vez en 30 años, la propuesta está en ciernes de ser aprobada. Las negociaciones se aceleraron tras la presentación el jueves de una iniciativa de la Unión Europea (UE).
Pero el borrador del texto final de la COP27, de unas 10 páginas, aún contiene demasiados interrogantes, como es habitual en las conferencias del clima de la ONU.
El canciller egipcio y presidente de la COP27, Sameh Shukri, se manifestó "preocupado" por la cantidad de cuestiones pendientes, sobre "financiación, mitigación (de las emisiones de gases de efecto invernadero), pérdidas y daños, todas ellas entrelazadas". "Llamo a las partes a trabajar juntas para resolver estas cuestiones pendientes lo antes posible", enfatizó.
Determinar qué países exactamente pueden aspirar a un fondo que compense por las pérdidas y daños del cambio climático, y quién debe contribuir, es objeto de ásperas negociaciones.
La UE puso sobre la mesa la creación de un "Fondo de Respuesta" para los países más vulnerables. El vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, pidió "ampliar la base de donantes", una clara alusión a China, el principal emisor de gases y la segunda economía del planeta.
El ministro canadiense de Medio Ambiente, Steven Guilbeault, indicó que un acuerdo estaba "cerca" pero que "las contribuciones deberían incluir a todos los grandes emisores, como China, Arabia Saudita o Qatar". El delegado chino en la sesión plenaria, Zhao Yingmin, se limitó a pedir que "no se reescriba" el Acuerdo de París.
Ese acuerdo histórico de 2015 sentó las bases del compromiso actual contra el cambio climático, pero recordó que la responsabilidad es común aunque diferenciada, es decir, que los países desarrollados deben contribuir mucho más en función de su historial de emisiones y uso de recursos naturales.
Timmermans pidió también que, a cambio de ese fondo, todo el mundo endurezca sus objetivos de reducción de emisión de gases. Solo una treintena de países presentaron nuevos objetivos de recorte de emisiones a su llegada a Sharm el Sheij, a pesar de que era uno de los llamados de la anterior COP, el año pasado en Glasgow.
Entre los países en vías de desarrollo existe una considerable desconfianza por las promesas incumplidas. En 2009, los países desarrollados prometieron que a partir de 2020 se desembolsarían 100.000 millones de dólares anuales para ayudar a los países pobres a adaptarse al cambio climático y a disminuir sus emisiones, y al mismo tiempo emprender la transición energética.
Y ese monto de 100.000 millones de dólares, que no ha sido completado, debe ser aumentado en principio a partir de 2025.
Estados Unidos es un decidido partidario de incrementar los compromisos, pero rechazó la creación de un nuevo mecanismo financiero.