Durante la visita presidencial a Indonesia el ministro de Economía, Sergio Massa, que formó parte de la comitiva, cumplió 100 días en la gestión. El mayor problema económico que transita el Frente de Todos en este momento, y por lo tanto uno de los mayores dolores de cabeza del ministro, sigue siendo la inflación. Si bien el número de este mes fue cercano a lo esperado --mientras el presidente Alberto Fernández y su comitiva estaban en la isla de Bali se conoció que el número de octubre fue de 6,3--, sigue siendo una cifra alta que repercute de forma directa en los salarios y erosiona el poder de compra de los trabajadores. Cerca del ministro señalan que la idea del gobierno es ir bajando un punto de inflación cada dos meses y llegar a la elección de 2023 debajo de tres puntos mensuales. En esa cuenta, dicen, hay que calcular que habrá dos meses de inflación estacional que son marzo y julio.
Más allá de eso, de la gira por Indonesia el Presidente y el ministro traen buenas noticias. Lograron la ampliación de los usos del Swap con China y también acordaron con Kristalina Georgieva comenzar las negociaciones para que el FMI tenga en cuenta las pérdidas que generó en el país la guerra entre Rusia y Ucrania y haga algo al respecto. La titular del FMI incluso dedicó en Bali unos elogios al ministro al decir que "hemos concluido la segunda revisión en un período breve debido a la disciplina que el ministro Massa y su equipo han demostrado”.
Massa dice a sus colaboradores más cercanos que está seguro que podrá llegar a las elecciones con una inflación mensual por debajo de 3 puntos, aunque usa una metáfora para explicarles el desafío que tienen por delante: “Tenemos que correr las últimas ocho vueltas de la carrera con el auto fundido”. Considera que de su éxito en ese objetivo dependerá también su futuro político y que, de no lograr bajar la inflación, el Frente de Todos "tendrá que buscar otro mejor".
Con esa meta que se puso el ministro, en Casa Rosada destacan el programa de precios que se anunció la semana pasada y dicen que es muy importante porque, más allá de los productos que fueron congelados, ordena y pone un sendero de reducción de la inflación por un mecanismo que denominan de 4x4. Eso implica que los otros productos, que no están en la lista de congelamiento, no podrán aumentar más del cuatro por ciento en los próximos cuatro meses. “Los supermercados no podrán recibir listas de precios que superen los cuatro puntos, es decir, en cuatro meses el 16 por ciento será el tope”, explican.
Una lectura posible es que la suerte del Frente de Todos en 2023 dependerá, en gran medida, de lo que suceda con la inflación. Sin embargo, desde el oficialismo, creen que ese factor es importante, pero no definitorio. Consideran que si logran llegar a octubre con una inflación del 3 por ciento mensual “se puede dar la pelea”, pero de todos modos creen que no es lo único: para graficarlo recuerdan que en Brasil Jair Bolsonaro logró bajar la inflación al 5 por ciento anual antes de las elecciones, pero que eso no le sirvió de nada porque perdió frente a Lula da Silva.
Massa, ¿candidato?
El ministro de Economía dijo hace unas semanas que no tenía intenciones de ser candidato a Presidente el año que viene porque su familia no quiere. Sin embargo, en su entorno aseguran que nunca dijo que no jugaría a la política. “A la política va a jugar”, aclaran y creen que está en una posición privilegiada porque tanto Alberto Fernández como Cristina Fernández de Kirchner “lo toleran”. Sin embargo, ese tolerar no se traduce necesariamente en “apoyo”, por eso Massa se encuentra haciendo malabares de forma constante para conversar y consensuar con ambos espacios dentro del Frente de Todos. Estuvo tres días con el Presidente en Bali, pero también pidió, en línea con el kirchnerismo, la conformación de una mesa política a nivel nacional para poder discutir ciertas políticas al interior del FdT.
En línea con el kirchnerismo: Ley de blanqueo
Además de eso, el ministro viene trabajando con su equipo para impulsar la Ley de blanqueo, un proyecto del senador y hombre de confianza de CFK, Oscar Parrilli. El proyecto consiste en que aquellos que fugaron dinero durante el macrismo tengan que blanquearlo. “Eso ya está hablado”, dicen desde el Gobierno y cerca de Massa aseguran que impulsarán la ley de blanqueo que propuso Parrilli porque ya tiene media sanción en el Senado. Massa, cuentan, viene trabajando en un acuerdo entre la AFIP y el Servicio Interno de Impuestos --en inglés: Internal Revenue Service, IRS--. Se trata de la instancia federal del Gobierno de los Estados Unidos encargada de la recaudación fiscal y del cumplimiento de las leyes tributarias.
La idea del titular de la cartera es que la ley salga antes de fin de año y que pueda ser implementada el año que viene. "Es necesario que las personas puedan declarar la plata que tienen en el exterior porque al hacerlo pasaría a formar parte de la base tributaria argentina", explican en el entorno del tigrense.
Cada vez que Massa tiene reuniones en Estados Unidos --dicen en su entorno-- habla de este tema con la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, y también con los miembros de la Casa Blanca como el asesor de Biden para América Latina, Juan González. Él les dice que "no puede ser que Estados Unidos sea la guarida fiscal de la Argentina". "Hay allí casi medio PBI no declarado", según los cálculos del gobierno. Si la ley sale, el país duplicaría la base imponible tributaria y tendría más recursos. "Lo del blanqueo de Macri y todos los bienes que no tienen declarados van a saltar con este acuerdo porque en Estados Unidos sí está declarado", dicen desde el Ejecutivo y aclaran que los datos se cruzarían de manera automática.