Cuando fue a prisión en noviembre de 2017, su hija menor Joana tenía dos años y el mayor, Lluc, cuatro. Oriol Junqueras estuvo encarcelado cuatro años, acusado por los tribunales españoles de delitos de sedición y rebelión tras el referéndum independentista de Cataluña, que el Estado consideró ilegal. En junio de 2021, el presidente socialista Pedro Sánchez lo indultó junto a otros ocho líderes catalanistas, pero Junqueras aún no recuperó sus derechos políticos. El presidente de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), el partido de gobierno en esa región, opta por hablar en plural cuando se le pregunta por su propia experiencia. "La pérdida de nuestra libertad individual forma parte de nuestro camino hacia la libertad colectiva", sostiene en entrevista con PáginaI12.
Antes de llegar a Argentina Junqueras estuvo en Colombia. Seguirá camino a Chile, con la idea de comunicar lo que fue el procés soberanista catalán, el lawfare y, sobre todo, para tender puentes con América latina. En Buenos Aires, y después de esta conversación, tenía prevista una visita a Estela Carlotto. "Abuelas de Plaza de Mayo mostró su apoyo a nuestra causa y nuestra situación manifiestamente injusta cuando fuimos encarcelados durante cuatro años", expresaría Junqueras tras el encuentro.
En Colombia, el exvicepresidente catalán tuvo un mano a mano con el presidente Gustavo Petro. A Junqueras le gustaría en un futuro encontrarse con Lula da Silva, con quien comparte haber estado preso por sus ideas políticas.
-- ¿Cómo se encuentra hoy, tras la experiencia bisagra de pasar cuatro años en la cárcel?
-- Somos conscientes de que la pérdida de nuestra libertad individual forma parte de nuestro camino hacia la libertad colectiva y la defensa de los derechos fundamentales, entre los cuales hay uno muy relevante que es el derecho al voto de la ciudadanía. Por tanto, nos sentimos muy orgullosos de haber trabajado para permitir que los ciudadanos pudieran votar y de haberlo hecho en términos democráticos, cívicos y pacíficos, y ése es nuestro compromiso con el futuro.
- ¿En lo personal?
--Somos mucho más fuertes ahora de lo que éramos antes de entrar en la cárcel, porque nuestro encarcelamiento fue profundamente injusto, y así lo han dicho el Grupo de Trabajo sobre la Detención Arbitraria de Naciones Unidas, la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa y el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas. Este encarcelamiento injusto ha contribuido a abrir muchas puertas a nivel internacional y por lo tanto somos mucho más fuertes que antes del 2017.
-Cuando lo encarcelan sus hijos eran muy pequeños..
-Si, una niña de dos años, y un niño de cuatro, a punto de cumplir cinco. Y cuando salí de la cárcel, uno ya tenía nueve, y la otra, seis. Es una experiencia complicada sobre todo para las familias, pero al mismo tiempo también fue ocasión y motivo de una solidaridad inmensa dentro de nuestra sociedad y también afuera de nuestras fronteras. Sentimos solidaridad en muchos ámbitos europeos y nos gustaría haberla sentido más en ámbitos latinoamericanos. Y también por eso estamos aquí, para intentar explicarnos mejor, para establecer puentes más duraderos y amplios por los que seamos capaces de transitar de América latina hacia Europa y a la inversa.
--En la mesa de diálogo que ustedes mantienen con el gobierno de Pedro Sánchez, lo último que se acordó fue bajar el delito de sedición a desórdenes públicos -el delito que le imputaron- que pasaría de una pena de 15 a 5 años. Entonces, ¿avanzó esa mesa de diálogo?
- Hay una mesa de negociación entre el gobierno español y el gobierno catalán que nace del acuerdo de investidura del presidente Pedro Sánchez. Por lo tanto, una de nuestras condiciones para votar su investidura fue el establecimiento de este diálogo, que ha tenido como resultado favorecer la libertad de los presos políticos y trabajar para derogar el delito de sedición que se introdujo en el código penal en 1822. En este momento trabajamos para suprimir este delito y para reducir el delito de desórdenes públicos en términos de penas, casos, y sobre todo reducirlo al poner como exigencia en cualquier condena la existencia de violencia. Se establece una descripción mucho más nítida ahora de lo que es el delito de desórdenes públicos y, en ese sentido, es un avance. También es un avance la derogación del delito de sedición. Esta línea de trabajo la venimos defendiendo hace tiempo y lo han hecho también organismos internacionales. Por ejemplo, el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas dio al estado español 180 días para adaptar su código penal a los códigos penales europeos y de las democracias avanzadas.
-- Usted todavía está inhabilitado para ejercer cargos públicos.
- Es una inhabilitación absoluta, hasta 2031, que no sólo es para ejercer cargos públicos, sino también para dar clases en la universidad. Yo soy profesor de Historia y la represión prohíbe que de clases ante el temor, según el tribunal, de que pueda contagiar un espíritu sedicioso a los universitarios.
- ¿Cómo está la relación con el expresidente catalán Carles Puigdemont, de la sector independentista de centroderecha agrupado en Junts per Catalunya?
- Pues es la relación de compañeros en la voluntad de construir una república catalana e independiente respecto al reino de España y en el marco de la Unión Europea. Nosotros somos independentistas respecto del reino de España, somos republicanos en términos de régimen político, y profundamente federalistas en términos europeos.
- Puigdemont se fue al exilio en Bélgica y su partido abandonó el gobierno catalán. ¿En qué medida Esquerra puede gobernar en soledad?
- El gobierno de Cataluña es un gobierno de Esquerra Republicana, formado por militantes del partido y algunos independientes. Hay algunos aspectos que nos hermanan con la derecha de Cataluña y otros que nos alejan. Lo que nos hermana es la voluntad republicana, y lo que nos aleja son cuestiones de carácter ideológico y nuestro compromiso en la lucha contra la corrupción. Nosotros defendemos el crecimiento económico de nuestro país y también un estado de bienestar muy ambicioso y firme. A veces en América latina parece que crecimiento económico y estado de bienestar fueran antónimos, mientras que en Europa está muy claro que son dos elementos que se entrelazan, que uno depende del otro. Es imposible un crecimiento económico sostenible si no hay un estado de bienestar que garantice la igualdad de oportunidades, educación y salud públicas. El ejemplo de Alemania, Noruega, Dinamarca, Holanda, Suecia, allí ambos elementos se dan la mano.
--¿La independencia está cada vez más lejos en Cataluña?. ¿Necesariamente deberá haber un referéndum pactado con el gobieron central de Madrid?
--Estamos cada vez más cerca de una república catalana porque nuestra estrategia consiste en acumular fuerza democrática y apoyo popular. Y al mismo tiempo, limitar las herramientas antidemocráticas que han utilizado una parte de los aparatos represivos del Estado y la mejor manera de conseguir limitarlo es precisamente a través del apoyo internacional como Naciones Unidas, también en el ambito judicial en una futura setencia en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
Puentes con América latina
- ¿Cuál es el objetivo de esta visita a Colombia, Argentina y Chile?
-- Tenemos voluntad de entendernos mejor, explicar mejor la realidad de Cataluña. En muchos países latinoamericanos y europeos hay una parte del poder judicial que ha utilizado sus herramientas para expulsar a presidentes electos o para impedir que fueran candidatos a elecciones. Y esto ha sucedido en Brasil con la presidenta Dilma Rousseff y con Lula; ha sucedido con Rafael Correa y con Gustavo Petro cuando era alcalde de Bogotá, entre otros. Esto también ha pasado en Europa: nosotros habíamos ganado unas elecciones con mayoría absoluta en nuestro parlamento, y que en aplicación del programa electoral convocamos un referéndum que también ganamos con participación masiva y por esta razón fuimos condenados.
-- ¿Cree que lo que sucede con la vicepresidenta Cristina Fernández es parte de esa enumeración de casos de lawfare?
- A nosotros nos toca ser muy respetuosos con cada experiencia interna, pero también nos parece evidente que no se puede apartar de la política a quien ha merecido un apoyo relevante por parte de su sociedad y que nadie debería intentar ganar fuera de las urnas lo que no pudo ganar en las urnas. Tenemos un compromiso muy firme en la lucha contra la corrupción, por eso me enorgullece presidir un partido con 92 años de historia y sin ningún caso de corrupción y al mismo tiempo, un compromiso con la democracia.
-- Existe una mirada peyorativa desde espacios políticos europeos sobre las experiencias progresistas latinoamericanas. Por caso, del PP español.
--Hay una parte de la sociedad española y de los medios españoles que ve con mucha desconfianza y animadversión que podamos establecer puentes sólidos con las sociedades latinoamericanas, incluida la argentina.