Dos hechos alteraron la paz cambiaria que el Gobierno había logrado mantener durante cien días, el plazo que lleva Sergio Massa como ministro de Economía. El primero fue el desarme de posiciones en pesos por parte de Fondos Comunes de Inversión, bancos y empresas de primera línea, incluidas algunas que firmaron el acuerdo de Precios Justos para moderar la inflación. Aunque no fue inesperado, dado que el escenario en materia cambiaria sigue siendo desafiante, ese movimiento especulativo generó inquietud en el gabinete económico.
La segunda señal en la misma dirección fue la baja renovación de deuda del Tesoro en moneda nacional de la semana pasada. Resultó de solo el 61 por ciento, con escasa participación de inversores privados. En ambos casos, los pesos que salieron fueron a presionar sobre el mercado del dólar, lo que se reflejó en el salto de 25 pesos en la cotización del contado con liquidación y de 10 pesos en el paralelo. Este viernes el Ministerio de Economía logró recomponer un poco la situación con una nueva colocación de títulos públicos, en la que fue a buscar 162 mil millones de pesos y consiguió 172 mil millones, con buena participación de privados.
Más allá de los volúmenes involucrados, la señal de alarma de los últimos días fue que se anticipó el regreso de la pulseada por un ajuste cambiario, que el ministro de Economía sigue descartando tanto en público como en privado. La decisión política que muestre el Gobierno para evitar una devaluación es fundamental. Pero eso debe acompañarlo con explicaciones convincentes sobre cómo logrará incrementar la oferta de divisas y controlar la demanda en los próximos cien días, período que resta hasta la nueva cosecha y entrada significativa de dólares a las reservas del Banco Central.
¿Llega o no llega?
La consultora PxQ, que dirige Emmanuel Alvarez Agis, estimó que si no se logra revertir la dinámica actual, las reservas disponibles serán suficientes para abastecer el mercado hasta principios de febrero. "Con este ritmo de ventas, las reservas netas alcanzarían para 49 ruedas", calculó. Por lo tanto, faltarían casi dos meses hasta cruzar el verano. Bajo esa perspectiva, los riesgos de un incremento abrupto del tipo de cambio se multiplican.
"Desde que se terminó el dólar soja, el BCRA perdió 1400 millones de dólares en el mercado de cambios. Si bien las reservas internacionales netas están muy por encima del nivel de agosto, cuando asumió Massa, la tendencia de las últimas semanas complica el cumplimiento de la meta del cuarto trimestre con el FMI y pone al Gobierno entre la espada y la pared", advirtió Alvarez Agis.
"La sequía afectó la cosecha de trigo y el ingreso de dólares por exportaciones será menor a lo esperado. En este contexto, ¿alcanzan las divisas para llegar hasta la cosecha gruesa, en marzo-abril del año que viene? El cálculo rápido indica que a un promedio de ventas diarias de 80 millones por día, tal como viene sucediendo en noviembre, las reservas internacionales netas alcanzarían hasta los primeros días de febrero de 2023", completó el consultor.
La solución que propone es una devaluación de una sola vez con incremento de retenciones y aumentos salariales por decreto para evitar un nuevo deterioro de los ingresos populares. De lo contrario, analiza, las opciones del Gobierno son elevar la oferta de dólares y/o contraer la demanda para equilibrar las cuentas.
Para bajar las compras, "se podrían seguir demorando los pagos de importaciones de bienes y servicios o un desdoblamiento del mercado de dólares para turistas", estimó. Son medidas que tendrían impacto en el nivel de actividad. "La consecuencia de estas medidas se ve concretamente en un freno a la actividad y en aceleración de los precios. En el ingreso a un año electoral no parece la mejor estrategia para intentar ganar", remarcó.
Más oferta
La respuesta que dan los funcionarios frente al nuevo embate de sectores devaluadores es que una corrección cambiaria abrupta no resolvería las incógnitas sobre acumulación de reservas ni despejaría el panorama, sino que ocurriría lo mismo que sucedió en el gobierno de Mauricio Macri: cada suba del dólar confirmaba los temores del mercado y abría la puerta a un descontrol mayor, con agudización de las expectativas negativas.
El viceministro de Economía, Gabriel Rubinstein, lo planteó en la semana con sensibilidad de consultor de la city y causó revuelo, pero otra vez quedó claro que la decisión del Gobierno es no devaluar para evitar un eventual estallido inflacionario, con el peligro de que desate un nuevo "Rodrigazo".
Devaluación con aumento de derechos de exportación, en tanto, el equipo de Massa lo considera imposible en el actual contexto político, con un Poder Ejecutivo que se lo ve de salida. En 2024, en otro escenario, con un eventual triunfo del Frente de Todos, sería otro cantar, pero no es una alternativa para lo que queda de la gestión de Alberto Fernández.
La clave, entonces, es incrementar la oferta. Massa asegura que la ampliación de los usos del canje de monedas con China le permitirá al Banco Central duplicar el volumen de reservas de libre disponibilidad, al sumar el equivalente a 5000 millones de dólares.
Otra pata de la estrategia es asegurar los desembolsos acordados con organismos de crédito, como el BID, el Banco Mundial, la CAF y el propio FMI. Respecto de este último, Alvarez Agis señaló en su informe que con el aporte de 5900 millones previsto para diciembre, descontando lo que hay que pagarle al propio Fondo Monetario, "el stock de reservas netas se incrementaría en 1100 millones de dólares".
Por otra parte, el Gobierno seguirá insistiendo para bajar los sobrecargos del préstamo con el FMI y buscando una compensación por los costos de la guerra en Europa. Son planteos cuyos resultados se verán en diciembre y, de ser exitosos, resultarían determinantes para llegar hasta marzo con el dólar bajo control. Sin embargo, en este momento aparecen como negociaciones con final incierto y por ahora no mueven el amperímetro de las expectativas del mercado.
El tercer camino para sumar dólares para las reservas es repetir los trajes a medida sectoriales, como fue el dólar soja o la promesa de un dólar diferenciado para las exportaciones de economías regionales.
Con todas esas fuentes, el gabinete económico asegura que puede controlar las presiones para una devaluación y llegar hasta marzo.
Precios
Si el programa Precios Justos permite disminuir el ritmo de suba de la inflación, ayudará a mejorar el panorama porque también el dólar oficial podrá moderar su escalada. En octubre, por primera vez en el año, el incremento de ese segmento de la divisa fue superior al IPC, con 6,5 por ciento contra 6,3, respectivamente.
En este sentido, el gobierno se juega mucho con el cumplimiento de Precios Justos. Varias de las empresas involucradas vienen registrando ganancias extraordinarias este año. El Centro de Economía Política Argentina (CEPA) prepara un informe con los últimos balances de alimenticias y otras industrias. Un adelanto de esa información permite observar que efectivamente compañías líderes no paran de aumentar sus niveles de rentabilidad.
Los estados contables de Arcor, Molinos, Clarín, PAE, Termium y Tecpetrol (las dos últimas del grupo Techint), con datos a septiembre y nueve meses de balance, más Aluar, Ledesma y La Anónima, con datos también a septiembre pero del primer trimestre de su nuevo balance, evidencian que las ganancias subieron más del doble en comparación con el mismo período del año pasado.
En efecto, en 2021 esas empresas habían embolsado en conjunto 685 millones de dólares, en tanto que este año treparon a 1915 millones. La facturación pasó de 7618 millones a 13.717 millones de dólares, en tanto que el resultado operativo se movió de 1377 millones a 2204 millones.
Varias de ellas obtendrían ganancias todavía mayores con una devaluación. El Gobierno tendrá que exhibir músculo para evitarlo.