Hubo un ministro de relaciones exteriores del gobierno de Jair Bolsonaro que se enorgullecía de que Brasil se había vuelto un paria en el mundo. Aquel gobierno, siguiendo las posiciones de Donald Trump, considerada que había un complot entre las grandes potencias y las instituciones multilaterales, que tenía que ser derrotada. La marginalización era considerada una posición favorable.
Y el gobierno Bolsonaro hizo todo para que Brasil se volviera realmente un paria. Buscó conflictos con los países vecinos, ofendió a mandatarios de otros países, no invitó a ningún mandatario de peso a visitar Brasil, tampoco fue invitado. No participó en ninguna reunión de G20 y canceló una reunión internacional del COP (conferencia mundial sobre el cambio climático) que debía realizarse en Brasil. Y tampoco asistió cuando se hizo en España.
La imagen del gobierno brasileño y la de Bolsonaro eran ridiculizadas en el mundo y en las reuniones de organismos internacionales. Nadie venía a Brasil y el presidente de Brasil no era invitado a ningún lado.
Contraste
No podría haber contraste mas grande con el destaque internacional que tuvo Lula da Silva (foto) en sus gobiernos. Su tercer mandato solo puede representar un cambio radical con respecto a su antecesor. En la misma noche de su victoria en la segunda vuelta, el discurso de Lula ya tenía el tono de una toma de posesión, lo cual contrastaba con el silencio de 48 horas de Bolsonaro, seguido por un pronunciamiento suyo de exactamente dos minutos.
Al día siguiente Lula almorzó con el Presidente de Argentina, Alberto Fernandez, prácticamente ya como nuevo Presidente der Brasil. Lula recibió, enseguida, una invitación del Presiente de Egipto para participar en la reunion de la COP 27, en noviembre, algunas semanas antes de su toma de posesión oficial.
Varios mandatarios han armado citas con Lula, entre ellos Joe Biden y Emmanuel Macron. Países que habían suspendido su apoyo a la preservación de la Amazonia, como Alemania e Noruega, han restablecido ese apoyo.
La participación de Lula en la COP 27 terminó siendo el punto alto de la reunión. Lula recibió pedidos de reunión de nueve mandatarios presentes, pero solo pudo anteder a algunos. Se reunión con John Kerry, encargado de la política ambiental de Estados Unidos y con el correspondiente encargado de China. La solicitud de Volodimir Zelenski proyecta la posibilidad de una nueva intervención de Lula para buscar pacificar el conflicto de Ucrania, al igual que ha hecho ya en el conflicto entre Irán y EE.UU.
El tan aguardado discurso de Lula ha representado el retorno de Brasil al escenario internacional y, en especial, la vuelta de Brasil como gran protagonista de las políticas de protección al medio ambiente. En medio del discurso el público presente empezó a corear “Brasil volvió, Brasil volvió’”.
El discurso buscó cobrar a las grandes potencias los compromisos que no han cumplido, además de articular, en el centro de su intervención, la defensa del medio ambiente con la lucha contra el hambre en el mundo. Brasil vuelve a comprometerse con la defensa de la Amazonia, desembocando en la propuesta de Brasil para realizar la próxima COP en la Amazonia brasileña.
El discurso ha sido la forma de Lula reinsertar a Brasil en el mundo. Lula ya introduce un gran cambio en la política brasileña, que pasa de un paria a gran participante de la política internacional.