Luego la reunión del consejo directivo de la Confederación General del Trabajo, la conducción de la central obrera manifestó “todo nuestro repudio” al violento desalojo de la planta de PepsiCo y anunció una movilización para el 22 de agosto en rechazo al modelo económico. El titular de la CATT, Juan Carlos Schmid, inscribió la represión de la jornada en “una cadena de acontecimientos que empezó en el Congreso con la Escuela Itinerante”, y confirmó que durante el Plenario Nacional del próximo 28 de julio presentarán un “documento crítico sobre todo lo que está ocurriendo, cuyas razones son el trazado económico que no compartimos y que fue cuestionado en el último paro general del 6 de abril”.

Más adelante, Schmid aseguró que la CGT había transmitido al Gobierno (al ministro de Trabajo, Jorge Triaca) “toda nuestra preocupación por esta situación, cercana a la tragedia, que se podría haber evitado”. “El diálogo está fracasando”, agregó el titular de Dragado y Balizamiento, quien reclamó el pronunciamiento de todo el espectro político e hizo responsable al Gobierno nacional de una eventual “escalada de violencia”.

Héctor Daer, por su parte, pidió la pronta normalización de los sindicatos intervenidos, solicitó que “lo que tengan que preguntar que lo hagan civilizadamente”, sin aclarar si se refería a la Justicia o al Poder Ejecutivo, y denunció “el intento de desregular los derechos  de los trabajadores y socavar la representación de los dirigentes”.

Carlos Acuna, recordó el veto presidencial a la ley antidespidos aprobada por el Congreso Nacional, denunció que el Gobierno nacional “nos convocó al diálogo pero luego nos dijo que no había Plan B”, advirtió que la alianza gobernante no está cumpliendo “los compromisos electorales” y que las autoridades no solo tienen que escuchar a la CGT  sino también a la sociedad”. “Vamos de mal en peor”, concluyó.